El Asesinato De Evander

SOY LO QUE CREASTE.

Las tonalidades de la mansión eran de colores pasteles, la entrada estaba completamente despejada, la habían preparado para el ataque final.

—¿Dónde está Lizsy? —cuestionó la señora Hudson con los ojos cristalizados.

Así que Alexa era el monstruo que Lizsy había visto.

—Hola mamá—habló la morena, sin borra la sonrisa gélida de su rostro que disfrutaba cada instante desde que entramos al lugar—probablemente viva o muerta, quien sabe—. Veo que también volviste, primor—se dirigió a mi hermano, intrigada.

—Detente, sé...—comencé hablar pero su carcajada sonora resonó por el lugar, en tanto negaba irónicamente.

—¡No sabes nada, Isla, no tienes ni la maldita idea de lo que estoy sintiendo!

—Por favor, detén esto, vámonos de aquí.

—Ay, que aburrida eres—frunció los labios haciéndome callar por completo, por un instante sus ojos reflejaron esperanza.

Adam evaluó mi expresión, dio un paso y se detuvo. Hyo Min lo miró incrédulo, él no, Adam no podía hacernos esto, caminó hacía ella con rectitud y la frente en alto.

—¿Adam? —cuestioné esperando que dijera que era una broma de mal gusto.

Hyo Min tomó del hombro a la señora Hudson quien estaba tan consternada como nosotros.

—Ahora soy parte de esto, chicos—murmuró.

—Tu error, cariño, es ser tan crédula—completó Alexa con un dejo sínico en sus palabras.

—Lo siento mucho, Isla—se dirigió hasta donde se encontraba la morena, con su ayuda y la de Ames bajó las escaleras.

Lágrimas llenaron los ojos de la señora Hudson y formaron un nudo en mi garganta, porque la situación era un asco. Eleanor intentó acercarse con cautela a su hija, pero, Alexa negó rotundamente.

—Vamos hacer un juego—aplaudió haciendo que un hombre encapuchado entrara en el lugar con un arma—Si ustedes escuchan, él, no les dispara...por ahora.

Mi mente divagaba entre planes estúpidos que me ayudaran a triunfar. Hyo Min negó con diversión y dio un paso que impresionó a la morena. Dada la complexión intimidante del encapuchado cualquier plan sería un fiasco en su totalidad. Mis nervios aumentaron aún más cuando el asiático ya iba a la mitad del camino.

—¿Por qué mataste a Asher y a todas esas personas que no tenían nada que ver con tu familia?

—¿Por qué matabas tú? —Hyo Min pareció entender la respuesta porque asintió—vamos a jugar a la casita—escuché claramente como Ames reía por lo bajo—acompáñenos a comer.

La expresión de desconcertó creció en mi interior, la ira de Eleanor agudizó y entonces estalló porque era muy confuso los movimientos de Alexa Hawk.

—¡¿QUÉ ES LO QUE INTENTAS HACER?! ERES UNA MALDITA ENFERMA—gritó la rubia quebrándose por estar frente a frente con su primogénita.

—Soy lo que creaste—pausó y dio un paso más—soy un monstruo, porque nunca, jamás me rescataste—pude ver una pizca de dolor en sus ojos cuando habló—esperé mucho tiempo por ser rescatada y nunca llegaste por mí.

Eleanor abrió los ojos de par en par como si las palabras de Alexa la alentaran a que todo saldría bien.

—Pero ahora estoy aquí.

—¿Qué se siente creerte buena cuando eres igual de demente que nosotros? Al menos Ames, Hyo Min, hasta yo sabemos que somos despreciables, pero, tú, nos superas.

—Me sentí ofendido—murmuró el asiático a mi lado—de verdad.

Asher le regaló una mirada divertida, no sabía cómo Hyo se las arreglaba para decir estupideces en momentos así. Ensanchó una sonrisa y retomó la postura encaminándose a un largo pasillo, en tanto todos estábamos obligados a seguirla, las armas nos habían sido arrebatadas, un movimiento en falso y probablemente nos reventaban la cabeza.

Siempre había sido buena fingiendo, ocultando, pero, en estos momentos las piernas me temblaban y mi corazón latía con rapidez, Asher venía tras de mí y el asiático en frente. Hyo Min me apretó la mano por lo bajo, la idea de estar encerrados a expensas a los refuerzos que probablemente no llegarían agudizó mi paranoia.

Entramos al lugar, un elegante comedor se extendió en el lugar, doce lugares y en uno de ellos estaba la pequeña Elizabeth con un vestido igual al que llevaba la morena, su hermana, esta vez no llevaba coletas sino una sola que hacían que su cara fuera más larga, un candelabro colgaba del fino techo con 12 velas alrededor.

En la mesa había múltiples comidas, un festín para celebrar las muertes justas según ella, el olor que desprendía era tan exquisito que fue nauseabundo a mi estómago.

—Hola, mami—dijo la pequeña haciendo que su madre sorbiera, al ver que estaba bien, la rubia dio un paso en falso queriendo con todas sus fuerzas correr para tomar en sus brazos a su pequeña.

—Ni se te ocurra acercarte—siseó con hastió, alejándola por completo de su pequeña, su expresión fue del todo repugnante.

Los asientos tenían nuestros nombres. Alexa estaba en el frente, a lado mío y de Adam, en el final Ames quien custodiaba la entrada por si alguno se le ocurría escapar, había planeado esto por semanas enteras y a lado de Adam estaba Asher frente a Lizsy.

—Sírvanse, por favor—extendió la mano para que comiéramos, pero, todos la miramos extrañados y desconfiados, tomó una parte del alimento y lo introdujo en su boca—no los envenenaría, no es divertido.

—¿Qué se supone que intentas hacer? —cuestionó la rubia hecha un manojo de nervios, todos vestían elegantemente, a excepción del encapuchado.

—Platicar mis razones, para que no haya malos entendidos—comenzó—Hyo Min asesinaba y yo necesitaba una motivación para manchar mis manos de sangre por primera vez, así es, el idiota de mi hermano—Evander—jamás ha matado una persona. Asher Kerr pues me gustaba, no me hizo caso y sabía que veía a Ames los fines de semana—giré a ver a Asher que tenía los puños apretados por la ira de tener a su agresor frente a él, discerní el sufrimiento de los presentes al tener a quien habían buscado por años—. Después Evander, era la persona perfecta para que mamá muriera en vida.




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