Alemania 21 de Agosto 1914
Adeline se encontraba recostada en su cama cuando escuchó un ruido que provenía de su ventana. Debido a que su cuerpo estaba en sentido contrario a está se giro un poco para observar, luego se acomodo y abrazó su almohada, pero el sonido no se detuvó.
-Adeline, ¡Adeline!- gritaba y al mismo tiempo trataba de susurrar una voz masculina por lo que la joven saltó de su cama y corrió hacía la ventana y al abrirla mirando hacía el balcon contesto:
-¿Baldric? ¿Qué haces aquí? Mi padre te verá. ¡Vete de aquí!-
Él negó con la cabeza -No me iré, no lo haré, mañana a esta hora estaré en Francia, no te puedo dar detalles hasta que bajes- le ordenó él a la joven Adeline haciendole señas para que bajara.
Adeline observo a los lados, para luego negarse -No puedo hacerlo, ¡Si nos descubren nos matara mi padre!-
-Entonces iré yo a ti-
-¡Ni siquiera lo intentes!- Se apresuró ella pero era demasiado tarde, el joven se hallaba subiendo el muro de la blanca mansión. Se había aferrado de los diferentes rosales que estaban alrededor del balcon de la bella joven. Después de lo que para ella había sido una eternidad, Baldric ya se encontraba enfrente de ella y, con sus grandes y serios ojos azules la observó, la tomó de los brazos y agregó: -cásate conmigo-
Adeline se quedo perpleja. -¿Perdón?- preguntó casi gritando pero logró calmarse, nunca pensó que Baldric podría proponerle una locura como tal.
-¡Si!- exclamó él, -Vamonos de aquí, olvidemos la Guerra, olvidemos a todos y hagamos nuestras vidas juntos.-
El joven rubio de ojos azules era un soldado en sus veintitres años. Se había enlistado en el ejercito Aleman y ahora se arrepentía pues temía por su vida. Había sido un gran amigo de Adeline y Jennifer desde que eran pequeñas. Ahora estaba enamorado de Adeline y ella de él, pero, para la mala suerte de ambos, Jennifer se había enamorado de él (mala suerte sobre todo la pobre joven Brigitte.) Está había sido la causa del distanciamiento de los tres, pues ya no eran los mismos amigos de la niñez, si no tres jovenes adultos que vivían un triangulo amoroso.
Adeline se encontraba observando a Baldric, quien tenía sus blancas manos en su pecho contra las de él. La bata larga y blanca con holanez que llevaba Adeline se mecía con el viento y cuando iba a dar una respuesta se escucho que tocaron a la puerta. Era Jennifer que había escuchado ruidos y se encontraba llamando a su amiga.
Jennifer se preparaba para dormir, traía su largo cabello suelto y una bata amarilla que llegaba hasta sus tobillos, con un moño en su pecho, y algunos holanez. A penas iba a dormir, ya se había cobijado cuando le dio sed; un par de maldiciones salieron de su boca, destapó sus pies y se dirigía a la cocina cuando escucho voces en el cuarto de Adeline. La voz de ella y la de un hombre, -¿Baldric?- se preguntó para ella misma cuando alcanzo a escuchar la propuesta de matrimonio que este le hacía a su amiga. Su cara se pusó palida, sus labios, cubiertos con ambas manos, temblaban y, sin pensarlo mucho, toco la puerta de Adeline.
-Adeline- Llamó ella a la puerta -¿Estás ahí?- pero no obtuvó ninguna respuesta. Por lo que volvió a llamar, -Adeline, ¡Adeline!- exclamó cuando se abrió la puerta de golpe, dejando el puño de Jennifer en el aire, interrumpiendo el último toquido que iba a dar.
-Oh Jennifer- dijo Adeline con desden, -Eres tú...-
-Ummm si, soy yo, ¿puedo pasar?- preguntó Jennifer acercandose.
-¡No!- exclamó Adeline, -No puedes pasar, no te doy permiso para pasar-
-Adeline- Jennifer pasó saliva. -Escuche la voz de un hombre, dime que Baldric no está aqui por favor-
-¿Pero que cosas dices?- se giró la joven Awilda dandole la espalda a Jennifer y cruzando los brazos. -No hay nadie aquí, ¿Cómo se te occurre algo como eso?-
-Escuche su voz. ¡Se que esta aquí!-
-¡No lo esta!-
Jennifer, que era dulce pero un poco testaruda, se molesto y abriendo por completo la blanca puerta entró -Entonces no te molestara si entro ¿O si?-
-¿Qué haces?- se quejó Adeline, -Primero quieres apoderarte de mi novio, luego mi hogar y ¿Ahora de mi cuarto? ¿No quieres a mi padre también?-
Jennifer se detuvó en secó, y sin decir nada conenzó a temblar. Dandose cuenta del error que había cometido, Adeline se acerco a ella. -Jennifer... yo... perdona, no era mi intención. Yo...- Trato de tocar su hombro pero Jennifer se giró, y con lagrimas en los ojos pero una sonrisa contesto: -Tienes razón, estoy siendo egoista.-
Apenas se dirigía a la puerta cuando Baldric salió de su escondite en el balcón. -Adeline eso es demasiado cruel.- Esto hizo que ella se llevara ambas manos a sus labios y que Jennifer se girara rápidamente.
-Baldric...- susurró ella y corrió a abrazarlo, pero él no correspondió. Ella subió la mirada para encontrarse con los ojos azules de su amigo, pero no estaban fijos en ella sino en su amiga.
-¿Es cierto?- preguntó Jennifer -¿Te casaras con Adeline?- luego se giró a ver a esta.
Adeline aparto la vista y Baldric comentó sonriendo. --Si ella acepta, si-