El Asesino De Dioses

Capítulo 14: Pandemónium.

En la cámara de control de la corveta rebelde, los tripulantes se ocupan de operar la nave desde sus respectivos puestos en los monitores y teclados, atentos a la próxima orden de uno de los acólitos, quien se halla sentada en la silla de mando sobre una plataforma, ubicada en el centro de dicha área, delante de un alto mueble en forma de copa, y en el que descansa una esfera de cristal segmentada en rombos, de los que se proyectan pantallas holográficas alrededor como una vaga esfera traslucida azulada. Cada una de esas reproducciones muestran diferentes flancos de batalla en la superficie en tiempo real.

La operadora es una mujer de apariencia joven, de complexión delgada y de una estatura baja. Su piel es pálida como algodón, en las que resaltan un par de orejas largas y puntiagudas, características comunes de la raza de los elfos. Tiene el pelo corto bien arreglado de color verde ébano alcanzando la base de la nuca, y algunos mechones derramados sobre su frente. Uno de sus ojos está cubierto por un parche negro, mientras que el otro sigue expuesto y es de iris purpura. Viste una capa con capucha color hoja decorada por unas segmentaciones, que la hacen ver como si estuviese hecha del follaje de la naturaleza. Lleva una placa pectoral aprueba de balas, con una falda de varios pliegues; bajo la ligera coraza se denota una camisa negra acolchada de manga larga, en el que lleva dos guantes de cuero con unas muñequeras de armadura. Lleva unos pantalones a juego, con unas botas color café y un bolso colgando en un hombro.

Responde por el nombre Risha Spriggan, y carga el puesto de capitana de la fragata hoja rapaz. Sus manos están casi rosando la esfera de cristal, y con una orden de sus dedos, las pantallas se mueven de una en una para llegar al mejor rango de visión del lugar a donde quiere observar, gracias a un conjuro implementado en los ojos de algunos de los ciclopes.

La suerte fue echada con la señal de Alpiel, se han destruido la mitad de las torres y hace poco se confirmó una última edificación destruida, por lo que podrían navegar en el cielo visible, mientras no lleguen al rango de los antiaéreos.

Risha observa en cada una de las pantallas la imagen de los seis guardianes, desatados entre las legiones Templarías y las hordas barbáricas. En faz de seriedad mueve su único ojo atenta a las pantallas, su corazón bambolea por el peligro latente que corre su vida al dar la orden de mover la nave a la zona de guerra, pero prefiere este trabajo que su labor anterior de cuidar a la hija de sus patrones, por primera vez desde que perdió su ojo siente que puede realizar la diferencia en esta guerra.

La mujer elfo presiona la esfera y con un movimiento rápido forma la letra "D" lo que enciende una nueva pantalla holográfica, en la que se ve el rostro de otro de los acólitos tripulantes de la fragata.

—Estamos listos y esperando, Risha. La cuestión es que tu des la orden para proceder. —El hombre atrás de la pantalla, se nota entusiasta a pesar de permanecer en un semblante que trastrabilla entre la seriedad y la euforia, se nota que desea estar en el campo de batalla.

­­­­­­­­­­—Tendrás que esperar un poco, Dimitri. Primero quiero un resumen rápido de todos los acontecimientos sucedidos... —solicita la mujer, en voz templada pero firme como acero recién forjado.

­—Han eliminado a la meseta izquierda, y parte de la ofensiva frontal fue repelida demasiado rápido —explica Dimitri, cual valiente soldado a punto de salir a batallar—, la caída de cinco de las fortalezas móviles ha sido confirmada... aunque si seguimos avanzando, entraremos en el rango de los antiaéreos restantes.

—Aún quedan suficientes torres para que nos derriben, si llamamos a la caballería alada ahora... nos masacraran en el aire... —responde la druidesa, al apretar con una de sus manos el brazo del asiento en el que reside; en ella carga la frustración de años de esclavitud, y la libertad está muy cerca como para perderla en un mísero error. Deben derrotar a los templarios en esta precisa guerrilla—. No podemos prescindir de tanto material en una jugada de bajas esperanzas, tenemos que proteger las otras ciudades y tomar Grifia lo antes posible. No podemos seguir perdiendo el tiempo con los Templarios. Necesitamos prepararnos... la diosa está cerca... y ellos pronto vendrán por ella.

Las últimas palabras de Risha son cargadas de un miedo asesino al futuro cercano, peor del que estar en la primera línea del conflicto.

—Risha... envíanos a nosotros... somos la elite de su majestad por una razón, nos escogieron para esta misión... una mucho más grande de lo que alguna vez llegamos a imaginar. —Insiste Dimitri en voz tenue, con esperanza de poder convencer a su compañera—. Estoy preparado para morir de ser necesario. Podemos ocuparnos de los guardianes. Los ciclopes acabaran con las torres, de esa manera haremos la llamada a la fuerza área y aniquilaremos a lo que quede de esos hijos de perra.

—Los acólitos serán necesarios en la verdadera batalla que está por venir, no vale la pena el riesgo cuando puedo aplastar al enemigo fácilmente, usando mi propio poder con el menor número de bajas posibles. —Risha es contundente al ser firme en esa convicción fuerte cual fortaleza—. Ya perdimos a muchos en el primer asalto. Para estas alturas el seguir esta confrontación nos llevará a la destrucción, es tiempo de la segunda parte del plan... voy a utilizarlo.

El rostro de la druidesa se torna oscurecido, al tocar con su mano el parche en su ojo. Los recuerdos la atormentan, y su único consuelo es el pensar que ha valido la pena el sacrificio, con tal de tener la oportunidad de ser libres.

—¡No perdí mi ojo por nada! ¡Nuestros camaradas no se sacrificaron como para que no usáramos este poder! ¡No permitiré que estos desgraciados, manchen más esta sagrada tierra que nos pertenece por derecho! —vocifera la druidesa en alto ahínco, en ella no hay duda alguna y no aceptará ninguna otra objeción. Saca del bolso una piedra en forma de huevo color jade—. Créeme que voy a dar todo de mi para que el plan funcione, mejor dicho, no hay manera que fracasemos, meramente tendré que evitar el querer disfrutarlo demasiado. —Una sonrisa espeluznante se plasma en su hermoso rostro, al desatar esa última sentencia.

—Si esa es tu voluntad... enviare la orden a las tropas de refugiarse en las mesetas. Buena suerte. —Derrotado, el soldado corta la transmisión al culminar ese último mensaje.

Al apagarse la primera pantalla, le precedieron todas las demás y Risha se pone de pie encaminándose fuera de la cámara de comando. Tras bajar varias escaleras, recorrer los amplios corredores y ser saludada de forma respetuosa por los guardias en posición de firmes, la druidesa sale a la cubierta de la nave al aire libre.

Los cortinajes de la capa y los largos cabellos castaños, remolinean ante el aluvión de los fuertes vientos de las alturas. Risha camina hasta llegar al mástil, desde donde avizora a la distancia a los dos ejércitos masacrándose los unos a los otros, viéndose como un océano sangriento de miles de hormigas de diferentes colores corriendo de un lado al otro, y mucho más lejos las torres restantes la observan al regresarle la mirada, portándose agrietadas y humeantes, pero a la vez en un aire de imponencia como si dijeran: "acércate a mí y te haré caer de los cielos, en una lluvia de fuego".

Aquel destino, para la druidesa suena a un mejor consuelo que el ser capturada, y probablemente violada por múltiples soldados templarios hasta que se aburran de ella o terminen plantando alguna semilla en su interior dando a luz a un bastardo hibrido, de ahí el destino augura la ejecución o ser llevada a los campos de concentración donde la domesticarían para ser esclava, tal como lo intentaron cuando era una niña pequeña, hace muchos años atrás.

—Prefiero morir de pie antes que vivir arrodillada... —pronuncia la hechicera asqueada, el ver esas torres y a los Templarios, causa en ella un odio profundo, uno que ha resguardado durante años—. Cinco torres... cinco torres que volverán a la tierra... todos volverán a ser parte de la madre tierra.

Besa aquella joya, y levanta la manga derecha lo que expone un negro tatuaje de oscuros símbolos arcanos que rallan en lo demoniaco, en una lengua arcaica y muerta. Una energía verde se disuelve del cuerpo de la bruja, y materializa un círculo mágico bajo los pies.




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