El Asesino De Dioses

Capítulo 23: Alas de redención.

Atrás de los Rhodantianos, son divisibles torrentes humeantes de espesa negrura cual alquitrán, en pleno arribo a las alturas sobresalientes de un panorama de flamas crepitantes por los estragos de la guerra sobrevoladas por las aeronaves templarías.

Los cincuenta ángeles de alas cristalinas yacen suspendidos en el aire, de tal manera que lucen como una pared defensiva, y en medio de todos están los dos guerreros alados principales, en el que resalta el auto proclamado caballero de la tormenta, de unos azules ojos posados en los guardianes exhaustos, en específico en el guerrero carmesí, quien devuelve una mirada furibunda, tal cual fuerzas opuestas en plena colisión, como el cielo y el infierno.

Drake traga saliva al ser abordado por un hormigueo de alerta al ver los puños del caballero blanco, encharcados de sangre fresca hasta los codos.

Sudor helado corre por la piel tostada del guerrero carmesí, al tratar de mantener la compostura en una posición defensiva con todos los bellos de la nuca erizados, ante la presencia aplastante de ese ser celestial, como si fuese un sapo sin esperanzas frente a una serpiente hambrienta.

El aura eléctrica desprendida por Clint es terriblemente violenta, y poderosa que se cierne en un gran peso en los guardianes, en un ambiente pesado de latente peligro inminente, a pesar de ser supuestos aliados.

En las memorias del guerrero carmesí, vienen rumores sobre el supuesto caballero de la tormenta, escuchados a lo largo de sus viajes por las tierras templarías, lo que lleva a su mente la definición de la palabra "obsceno" como la única definición que puede dar a esos actos desdeñables.

De algo está seguro el guardián; detrás de esta fachada de guerrero angelical y porte justiciero, se oculta un monstruo abominable. Es bien sabido lo que hacen los nephilim a los malditos, inclusive a los que todavía eran niños.

«No lo entiendo ¿Qué mierda hace un bastardo como Clint aquí? Se supone que fue ejecutado o debería estar pudriéndose en una celda, de preferencia fuera de esta dimensión», escruta el guerrero carmesí, en un mar de dudas, y entonces fija la mirada en el segundo caballero.

Una luz pura irradia la blanca armadura inmaculada, carente de toda abolladura en una protección completa. Posee una hombrera en forma de la cabeza de un dragón, como protección en la extremidad derecha, mientras que en el izquierdo es la cabeza de un halcón. Las coderas son escudos de un conjunto de alas que forman un semicírculo. La coraza del peto tiene el símbolo del fénix, con relieves negros. Un faldón gris que llega hasta los muslos envueltos por placas protectoras, conectados a las botas. El casco tiene dos cuernos que apuntan hacia atrás, y el visor no deja ver otra cosa que pura oscuridad, como si no hubiese nadie usándolo por lo que debía ser alguna magia de camuflaje. Un par de alas de plumaje blanco aletean atrás de su espalda.

La llamativa armadura estigma sorprendentemente no resulta familiar en Drake, no cree haber escuchado o visto algún caballero que porte ese tipo coraza.

—Dichoso por fin el conocernos las caras, guardianes. Mi nombre es Kairos Ikaros. Perdonen nuestra rudeza, son ordenes de arriba. En vez de pelear entre nosotros podemos beneficiarnos mutuamente. —Se presenta el segundo nephilim, en una voz profunda y grave, en un porte fantasmagórico—. Todos tenemos el mismo objetivo; joder a los rebeldes, por lo que sería prudente colaborar.

—¿Qué significan esas naves?

Demanda el guerrero carmesí, en resplandeciente mirada de flamas verdes que destilan rudeza. Si algo recuerda muy bien de las enseñanzas de su mentor Rhaizak, fue la ferviente advertencia de nunca meterse y mucho menos confiar en los nephilim.

—¿Eso es todo? ¿así es como va a ser? ¿simplemente venimos a salvarlos y comienzas a exigir? —Clint dispara una lluvia de retórica descarada sobre Drake—, pudieron ser útiles en nuestra ausencia, las cosas han cambiado y no por derrotar a ese monstruo les da el derecho de no conocer su lugar. Podemos hacer esto llevadero, no querrán agregar otros enemigos a la lista. Nuestra paciencia tiene un limite

Se supone que venían a rescatarlos, pero la forma en la que los guardianes han sido rodeados, parece que los tratan como si ellos fuesen acólitos de la bruja, en lugar de ser los salvadores tras matar a ese dios elemental.

—¡Bien, no eres el único! Vienen aquí a amenazar a mi equipo, después de que dimos hasta el último aliento por ustedes.

En un ladito de corazón, Drake contempla la idea de una pelea masiva entre ambos bandos, y en como culminaría. Antes de atacar, decide sabiamente dar marcha atrás a sus impulsos, siempre y cuando el grupo contrario no tome la iniciativa.

—¡Drake, basta! ¡No queremos ninguna pelea si no es necesario! Tenemos cuentas pendientes aquí, y no las podremos resolver si le disparamos al avispero como si no hubiésemos salido a duras penas de otro —exclama Alice poniéndose delante del grupo.

—La sabiduría de chica se deja entrever... apuesto que ella es la líder —dice el segundo nephilim.

—Pueden resistirse si ese es su deseo. —Los ojos de Clint brillan en desbordante fulgor azul—, de ser ese el caso, será tomado como alta traición, anula todo tratado sobre la protección de Trisary y prometo que no sobrevivirán. Nunca he fracasado en subyugar a un maldito o cualquier estirpe en la guerra de los credos. Están advertidos.

—¡¿Qué se supone que son estos tipos?! Jamás había visto caballeros templarios de esas características —vocifera Tonatiuh en alto ímpetu. La mano enguantada tiembla por tomar la empuñadura de Titán.

Lance cubre parcialmente el rostro en protección a los ojos; imprime un gesto de aversión por lo dañina que puede resultar esa exagerada luz, desprendida del enjambre de ángeles.

—He escuchado de estos familiares... pero nunca había visto uno en el pasado —afirma el asesino oscuro recuperando la compostura, en la apreciación de esas silentes máquinas. Un vago conocimiento adquirido en el clan del eclipse, sobre esa clase de contratos refiriéndose a los ángeles de alas cristalinas—. No tienen personalidad o algún tipo de voluntad propia. Son golems en forma de armaduras vivientes... meras maquinas... los llaman Zelatos, mientras que ese tal Clint, y su compañero son una versión evolucionada del mismo proyecto; los nephilim son súper soldados vinculados con un ente modificado, por la inquisición para lucir como seres de porte angelical.

—En efecto. Muy bien, guardián. —Kairos aplaude la sabiduría de Lance, y se deja caer de forma contundente al suelo, liberándose una estela de polvo. Las alas blancas en su espalda se doblan y se transforman en una capa emplumada—. Tenemos alrededor de 1000 de estos golems, todos bajo el control de la señorita Flora.

—Somos los nuevos celestiales, la creación del gran Arthur Rhodantis en su esfuerzo por traer a las verdaderas huestes de dios, devuelta a la tierra —se vanagloria Clint, mirando por debajo a los guardianes—. Somos el fruto de la ingeniería genética de la inquisición.

—¿Me están diciendo que estos tipos son portadores como tú, Drake? —pregunta el guerrero del hacha.

—No son realmente portadores, Tonatiuh. Nosotros nos unimos a una entidad de forma permanente, tanto cuerpo y alma por muchos factores debido al grado de compatibilidad —corrige Drake—, estos tipos son diferentes. Como habíamos dicho, se pueden crear objetos o químicos en base a la esencia de criaturas y cristales, en un proceso alquímico.

—Por eso muchas veces, vendemos partes de los monstruos que llegamos a cazar —agrega Lance.

—Cuida tus palabras... —indica Clint en una rabia helada, ante la pregunta de Tonatiuh.

—María ponte atrás de mi...

Tonatiuh no espera a que su novia haga caso, y camina hacia adelante, lo que pone en mayor alerta a los guerreros alados, al apuntar sus espadas hacia la pareja; tal acto sube las alarmas en los guardianes, lo que los lleva a ponerse en posición de pelea con manos a las armas preparados para que se haga el primer movimiento.

La colisión de ambos bandos es evitada, ya que el segundo nephilim ordena que los autómatas se mantengan en una posición de espera.

—Estos autómatas son llamados Zealots, son otro tipo de artilugio —complementa—, usando la esencia de distintas criaturas, crean un núcleo activado por la energía de los cristales. y luego lo colocan en la armadura de marcas rúnicas, complexionada en la apariencia popular de los celestiales. No son el epitome en poder, lo que es compensando en un ascenso en la moral de nuestras tropas el tener seres divinos en nuestras filas. Estos golems son meros peones, prototipos anteriores a nosotros.

El caballero habla jovial, al mostrar una estrategia más enfocada en animar a los soldados ya abatidos en espíritu que en servir en el combate.

—Si la inquisidora Flora tiene estas armas vivientes, lo que me hace preguntar por qué el señor Bast no usaba esos golems. —Lance halla esa incongruencia.

Bast es un usuario de magia de un nivel lo suficientemente elevado, como para crear un hechizo único y a la vez simple con la capacidad de devolver cualquier ataque con el doble del poder.

—Bast no se especializa en la creación de golems, umbra... —contesta Clint de forma seca—, nuestra señorita a pesar de su apariencia joven, tiene muchas capacidades que destacan sobre otros inquisidores.

—Nos ha enviado como un equipo de extracción, y llevarlos a la nave presagio para una audiencia, para reportar de primera mano lo sucedido en este lugar. —A diferencia de su compañero, Kairos permanece relajado y hasta accesible—. Con ella podrán aclarar sus dudas, ya que nosotros no estamos autorizados para revelar cierta información.

—Para ser un equipo de rescate, creo que el amenazar con un enjambre de golems asesinos, no se consideraría muy amable.

Drake no pierde una oportunidad de ser sarcástico, al esbozar una desafiante sonrisa ladina en que muestra la blanca dentadura, en la que se oculta un ferviente enojo mezclado con nerviosismo, al resbalar gotas de sudor por la frente.

—Ordenes de la inquisidora... es un seguro por lo problemáticos que son los de su estirpe, considerándose el estar en medio de una rebelión inhumana, prevemos cualquier escenario posible y estamos autorizados para usar la fuerza. Nos dieron su reporte y nos han enviado con estos lineamientos —contesta Clint en un despliegue oratorio que se rige entre un jefe militar, y la inteligencia fría de una máquina, que de a poco dicta en tono despectivo—: una medio elfa, una niña medio demonio, un ciborg del libre pensamiento, un umbra, un salvaje y un maldito. No son la mezcla que genere mayor confianza para los templarios. Sumado que fueron capaces de destruir a esta monstruosidad. Sería prudente que se rindan ante nosotros, y nos acompañen a la nave presagio.

—Tenían razón sobre los nephilim... todos son unos...

Drake estaba por dejarse llevar por el incordio, pero rápidamente Alice pone su mano en señal de que guarde silencio. En eso el guerrero rojo se percata de como en su armadura surgen espinas, algo ha molestado a la entidad con la que se ha fusionado.

—Déjenme esto a mí —inquiere Alice inclinando levemente rostro por encima del hombro.

—Primero información que no nos dan, y ahora parece que nos van arrestar por hacer nuestro trabajo. La línea de saber quién es el enemigo, se ha vuelto bastante difusa. —Sheila rompe su silencio, al pronunciar en voz áspera esas palabras dedicadas a sus compañeros.

—Tranquila... —susurra en voz seca la líder del equipo, sin apartar contacto visual del enjambre de golems.

—Estoy tranquila... —dice Sheila al estar al lado de Alice.

—Hablaba conmigo misma... —responde sin aliento, en un estado de alta tensión y bombardeada por confusión, se esfuerza por mantener la compostura.

El sonido de cadenas moviéndose llama la atención de los guardianes; de la espalda de Drake son materializados de forma automática tentáculos como eslabones de falso metal, los cuales apuntan a los dos caballeros, y llevan consigo una sensación de peligro inclusive mayor al que lo abordó en el arribo del dios elemental.

—¡¿Pero qué carajos?! —pregunta Drake, confundido viéndose las manos convertidas en afiladas garras monstruosas. Parece ser que la armadura ha entrado en modo de autodefensa.

—¡Drake calma a esa cosa! —exclama Tonatiuh.

—Lo diré de nuevo, guardianes... que esas tres monstruosidades, bajen su nivel de agresividad o responderemos con una tormenta de rayos y sangre. —De forma totalmente despectiva, Clint apunta tanto a Drake como a Sheila y Valkiria, agregándolas en el mismo saco—. Aunque puedo sentir un enorme poder en cada uno de ellos, a diferencia del rojo, la yegua o de estos Zelatos; mi armadura, y la de mi compañero son de una aleación mejorada hecha de estigma y magnamis refinado por magia santa. Incluso si encontraran un punto débil en el diseño, no podrían enfrentarnos a todos al mismo tiempo. Solo retrasarían mínimamente lo inevitable.

—No deberías subestímanos... farsante...

En una total osadía, la dragona no duda en atreverse en insultar de forma garrafal al caballero de la tormenta, quien estaba por responder la agresión al alzar su mano con intención de liberar un rayo eléctrico, pero rápidamente es tomado de la muñeca por el segundo nephilim, lo que lleva ambos a verse directamente a los ojos y en silencio deciden mantener la diplomacia.

En el momento que sintió elevarse el aura asesina de Clint, los puños de la dragona se encendieron en fuego.

—Bajen las armas... —indica Kairos de forma cortante—, no es ninguna negociación y no lo volveré a repetir.

—Por favor... hagan lo que dicen... —ruega María a sus compañeros en voz pasiva.

Valkiria no tiene reparos en obedecedor a su ama, Sheila duda por segundo, pero decide finalmente apagar el fuego en sus puños y los deja caer hasta la altura de sus caderas.

Drake usa todo el autocontrol que tiene, lo que lleva a la armadura a relajarse, y la regresa a su estado normal, lo que no retira esa sensación de miedo y peligro. No se lo dice con palabras, el guerrero puede sentirlo en sus propias carnes por medio de sensaciones conectadas a su cerebro y alma.

Los demás guardianes bajan sus armas, lo que no los vuelve menos peligrosos, y siguen alerta de cualquier movimiento en falso de los Rhodantianos.

—Excelente... —dice Kairos aliviado y complacido—, es un progreso.

—¿A qué se debe este trato, caballero? hemos cumplido nuestro encargo. —La presencia poderosa de los nephilim no detiene a la lideresa, y los confronta de forma directa en total diplomacia por proteger a sus compañeros, quienes brindaron la confianza en ella para que los dirija—. Arriesgamos tanto nuestras vidas, como almas al desafiar, y derrotar a un dios. Ahora nos encontramos con legiones de naves que desconocíamos, y nos vienen a amenazar con golems y dos nephilims. ¿Qué significa esto?

—No existe otro dios que no sea el omnipotente. —Clint es contundente, y habla de forma despectiva, casi parece hasta ofendido en la proclamación de un dios ajeno al de su religión—. Los que se atreven a pensar en ser algo más allá de lo que les corresponde, no son otra cosa más que abominaciones y asquerosos herejes.

En María no cala bien ese comentario, su corazón bambolea en mayor fuerza en el pecho, al ritmo del latir punzante en la cabeza, siendo el reflejo de un ferviente estrés.

Tonatiuh aprieta los dientes, muy cerca de tomar el hacha, en un actuar rápidamente detectado por el asesino oscuro, en una negación rápida con la cabeza, ambos acuerdan en silencio de mantener una posición plenamente defensiva.

—Eso no responde mi pregunta, caballero —demanda Alicia, en mayor fiereza—, estamos en el mismo bando, he escuchado que los nephilim son una versión de portadores creadas por Arthur Rhodantis, con el fin de traer a los verdaderos celestiales de nuevo en un proyecto de súper soldado. Así como ustedes son la herencia de Arthur, nosotros somos la de Munraimund, y ambos caballeros pertenecieron a la corte del viajero, el hijo y enviado del creador al que tanto adoramos. Por nuestros antecesores, debemos llegar a un buen trato en el que todos estemos de acuerdo.

En un relato de historia resumida, Alicia toma la medida de usar las buenas relaciones que hubo entre su fundador, y el de los caballeros nephilim, con tal de ganar algo de tiempo al igual que lograr bajar las tensiones, en su búsqueda de conocer lo que estaba pasando.

—También uno de sus fundadores fue el gran traidor y el hijo de Munraimund asesinó a su majestad Arthur para lograr la independencia de Trisary. —Clint es rápido y afilado como una espada envenenada. En lugar de calmar la agresividad del templario, ha incrementado en sobremanera—. No quisiera agregar de nuevo la amalgama extraña de los miembros de este equipo. Ustedes no están en la posición como para exigir respuestas, van a venir conmigo. Nuestra inquisidora quiere hablar con ustedes o al menos la líder del equipo, el resto será escoltado por mis golems a un área médica de la nave presagio.

—Fuimos contratados por Sir Dante y el inquisidor Bast en el nombre de su majestad Salomón Lazaurs; por lo que servimos solamente a Lazarus... no a Rhodantis —expone Alicia firme en su posición en una mirada de acero—, queremos hablar con ellos primero, antes de cualquier audiencia con esa inquisidora llamada Flora.

Alicia no confía para nada en los nephilim. Una de las razones que dio ese relato a sabiendas de ese lado oscuro de la historia, fue para conocer la naturaleza de ese caballero, mostrándolo como un ser prepotente muy arraigado a los antiguos rencores de la historia.

—Los llevaré ante nuestra ama y en el concilio verán a sus patrones... —Clint ofrece su mano, como si fuese una señal de paz, que suena cínicamente falsa para los guardianes por todo lo atestiguado anteriormente.

—No, mi equipo necesita atención médica inmediatamente y serán llevados a instalaciones Lazarianas. —Alicia sube el tono de su voz, lo que aparta toda accesibilidad—, luego de unos días, iré acompañada por oficiales de mis patrones a reunirme con tu jefa

El sudor cae cuesta abajo en el rostro de la guardiana, cubierto por el yelmo verde de la guerrera de ojos azules. En su lengua de plata se definirá lo que sucederá a continuación. Necesita ganar tiempo.

—¿Están jugando con mi paciencia? — Las estelas eléctricas de sus ojos elevan su potencia, en un reflejo de una rabia helada que es entonada en una leve carcajada bajo el casco, que desata la sensación de peligro en los guardianes—, dudo que sepan con quien están tratando.

«¡Con un asqueroso monstruo!», piensa Drake a punto de decir ese improperio en voz alta. Aun cuando es su trabajo el subyugar monstruos, no puede cazar a ese tipo de monstruosidad que tiene enfrente, debido al código del guardián.

La incertidumbre sube en potencia en el instante que los siete héroes, son alcanzados por un mensaje telepático completamente repentino, venidero de la persona que menos podrían llegar a imaginar.

«Escuchen... no hagan movimientos en falsos y, sobre todo, aguanten un poco. El verdadero equipo de rescate está por llegar... no traten de razonar y mucho menos jodan con este sujeto, es un completo psicópata. Créanme, estoy de su lado. No sé las verdaderas intenciones de mi patrona, pero será mejor que se mantengan alejados de mi compañero y no aborden al presagio. Estoy seguro que hay algo verdaderamente maligno detrás de toda esta operación», el precursor de este contacto mental vino del segundo caballero, mostrándose como un inesperado benefactor para los guardianes, llevándolos a elevar el número de preguntas; ¿Qué es realmente esta rebelión?

«¿Cómo podemos confiar en ti?», María responde dudosa en uso de telepatía.

«No esperaba que lo hicieran y por el momento no puedo darles muchos detalles, lo que sí puedo asegurar es que van a necesitar un aliado entre los Rhodantianos, si es que quieren sobrevivir. Esas naves pertenecían al frente de la guerra santa, y a causa de un suceso inesperado fueron retiradas por órdenes de su santidad en Elysium, todo bajo el mando de mi inquisidora», la información dicha por el templario, aunque poca, deja perplejos a los guerreros de Trisary, en especial a la chica de cabellos violeta.

«Quiero que me respondas algo... a la que llaman ama ¿se llama Flora Lunaris? La dama fantasma», María corta la conexión mental con sus amigos, por lo que en esta línea solo está ella y el caballero.

El caballero guarda silencio por unos segundos eternos para la hechicera, hasta que recibe la pesarosa respuesta, llevándola a ser abatida por los oscuros espectros de su pasado:

«En efecto...».

El silencio parece ser perpetuo en ese concilio de Rhodantianos yguardianes, hasta ser llenado por el rugir de múltiples propulsores, los cualesse acercan desde la profundidad de los matorrales, y a la reunión llega unabrigada de soldados templarios de tecnológicas armaduras con franjas amarillas,complementadas con una mochila cohete, que al dar un salto se elevan por doscañones, y bajan de forma tenue al suelo, por lo que acortan la distancia a lospocos segundos.

En el pecho de las armaduras se alza el fénix dorado, identificándolos como parte de la facción de Lazarus, los cuales sostienen rifles de asalto.

—¡Que el viajero los bendiga a todos! ¡Llegaron los Lazarianos! —señala Lance en euforia. Ese es verdadero equipo de rescate tal como lo auguró Ikaros.




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