El Casero
El tiempo seguía pasando y la fiscalía permanecía sin conseguir nada nuevo, al igual que Clara. Si bien había localizado a los hermanos de Lucía y había podido dialogar abiertamente con ellos, era poco lo que habían agregado a la historia de su hermana.
Jorge, el mayor, en sus cuarenta años, Escribano de profesión, casado y padre de 2 hijos, la había recibido en su casa. Su versión de los hechos no variaba mucho de la de su hermana. Distanciados hacía años, no tenía dialogo con su madre y no la veía hacía mucho tiempo. Se mostraba un poco arrepentido de ese distanciamiento, y demostraba mayor interés por encontrarla que sus hermanos. Era el que más se comunicaba con la Fiscal del caso y el que mayor insistencia ponía en solucionarlo cuanto antes. Hasta había propuesto la contratación de una vidente para que les ayudara a encontrar más indicios para resolver el asunto. Claro que sus hermanos estuvieron de acuerdo pero a la Fiscal no le pareció muy oportuno. Jorge tenía sus diferencias con ella desde el principio, había algo que no le convencía y no le agradaba la Dra. Fernández. En varias oportunidades había conversado con sus hermanos para solicitar el cambio de Fiscal, pero no se habían puesto de acuerdo, pensaban que sería volver a foja cero. Todavía tenían la esperanza de encontrar algo que llevara al desenlace del caso.
Matías por su parte, el menor, en sus treinta años, se desempeñaba como empleado público en una oficina del gobierno. Si bien no había cortado el diálogo con su madre, desde que le había confesado que era gay, ella no lo había aceptado como a él le hubiese gustado. Hablaban por teléfono de vez en cuando, si él la llamaba para saber cómo estaba. A pesar de eso, no guardaba ningún resentimiento por la actitud de su madre, y aseguraba que comprendía muy bien su postura.
Con la autorización de los tres hijos de Ana para ingresar a la casa de su madre y continuar indagando en sus cosas personales, Clara volvió a Green Beach. Si bien el área de la cabaña estaba acordonada y custodiada por la policía, contaba con el apoyo del Comisario para ingresar a la finca con la condición de no modificar nada. Lo primero que notó al ingresar a la casa fue el típico olor a encierro de mucho tiempo, un desorden importante entre las cosas de Ana, muebles fuera de lugar, cosas rotas y era evidente que faltaban otras.
Se detuvo un momento a observar unas fotos colgadas en la pared, eran fotos de Ana en distintos países, que parecían postales, cuando fue distraída por el ladrido de un perro. Se asomó a la ventana en el segundo piso, y vio que era el perro de Ana que se encontraba en la casa del vecino, parado ladrando contra la cerca de la cabaña. Sin dudas que seguía protegiendo la casa de su dueña, y Clara creía que también podía extrañarla.
Vio que el vecino salía para calmarlo y aprovechó para bajar a hablar con él.
- González, cómo anda, ¿se acuerda de mí? Clara la reportera, estuvimos hablando de Ana la otra vez.
- Bien, claro que me acuerdo, ¿tuvo alguna novedad?
- Seguimos indagando, quería hacerle algunas preguntas si tiene tiempo…
- Soy jubilado, tengo todo el tiempo del mundo, y más cuando se trata de mi amiga Ana, dígame.
- ¿Recuerda que me comentó que hubo una pareja joven viviendo en la cabaña de Ana por un tiempo después de su desaparición?
- Así es, el muchacho que estuvo haciendo unos arreglos en el apartamento de abajo y su mujer…
- ¿Recuerda nombres o algún otro dato de ellos?
- Creo que el apellido del muchacho es Soria pero el nombre no lo sé… y de su mujer tampoco, lamento no poder ayudarle más.
- Está bien no se preocupe, ¿se acuerda adónde se fueron cuando los hijos de Ana los desalojaron de la cabaña?
- Por lo que pude oír, están viviendo en Oven Beach en la casa de una amiga suya.
- ¿Alguna idea de quién puede ser o dónde vive?
- Sí, claro, ella era amiga de Ana también, creo que fue ella quien los presentó. Ya te traigo anotada la dirección y el nombre.
Clara no podía creer que el nombre de Oven Beach volviera a aparecer en la historia, ¿qué tendría que ver esa playa con todo esto?
Tomó el papel con los datos que le dio el vecino, se despidió agradecida y volvió a la ruta rumbo a Oven.
Mientras iba conduciendo, recibió una llamada en su celular, cuando mira la pantalla para ver el número vio que era el comisario de Green Beach, se detuvo enseguida a un costado de la carretera para poder hablar tranquila ya que podría ser importante.
- Señorita Cardozo, le habla el comisario de Green Beach, ¿puede hablar ahora?
- Comisario, puedo hablar sí, dígame.
- Era para avisarle que la Fiscal resolvió indagar los movimientos financieros de la desaparecida.
- Estaba enterada Comisario, ¿hubo alguna otra novedad?
- Si, la llamaba para notificarle que el resultado de esa investigación arrojó como resultado que hubo movimiento en las cuentas de la señora en fechas posteriores a la denuncia.
- Bien, del resultado no estaba en conocimiento, muchas gracias Comisario por mantenerme al tanto.
- No tiene nada que agradecer, la mantendré informada, hasta luego.
Esta noticia cambiaba el rumbo de las cosas, movimiento en las cuentas de Ana sólo podía significar dos cosas: o no estaba desaparecida o alguien tenía sus tarjetas bancarias. Clara se inclinaba por la segunda…
Llegó a Oven y como era de noche, se fue directo a un hotel. Al otro día se levantaría temprano para buscar la dirección que le había dado el vecino de Ana y poder conversar directamente con los involucrados.
O al menos eso creía. Cuando llegó a la dirección indicada, la atendió Patricia la dueña de casa. Le explicó por qué estaba allí y la hizo pasar. Se sentaron en la sala, donde también estaba otra muchacha, a quien presentó como amiga de la familia.
- Patricia, tengo entendido que eras amiga de Ana en Green Beach, ¿es cierto?
- Sí, así es, yo vivía allí hace algunos años cuando ella se mudó para la zona.
- ¿Cómo era tu relación con Ana?
- Cuando la conocí, nos hicimos amigas prácticamente enseguida. Íbamos a caminar por la playa o compartíamos tiempo juntas, a veces le hacía las compras o le ayudaba con el jardín en su casa… luego hace un par de años me casé y me mudé para Oven.
- ¿Dejaron de verse cuando te mudaste?
- No, de vez en cuando iba a Green Beach por algún trámite y pasaba por su casa a visitarla.
- Me comentaron que tú le presentaste a John, ¿cómo fue? –al pronunciar ese nombre la otra muchacha se alteró y disculpándose salió de la casa.
- Bueno, un día que pasé a saludarla por su casa, me comentó que estaba preocupada porque quería terminar de arreglar el apartamento de abajo, para poder alquilarlo en verano a mayor precio, entonces le recomendé a John que sabía que realizaba ese tipo de trabajos.
- ¿Hacía mucho que lo conocías?
- En realidad lo conocí cuando me mudé, era vecino y me ayudó con el arreglo de algunas cosas acá en casa, ya que mi marido es camionero y viene cada 15 días…
- También me comentaron que estaba viviendo acá con su esposa, ¿esto es así?
- Sí, Rosana, la muchacha que se retiró recién es su esposa, no sé si estás enterada pero a John lo arrestaron anoche…
- No, nadie me comentó eso… justamente vine para ver si podía hablar algo con él… ¿sabes por qué causal fue?
- Sólo dijeron por sospechas en la desaparición de Ana, pero no pudimos averiguar más nada, por eso Rosana está angustiada…
- Bien, voy a ver qué otra cosa puedo averiguar... ¿Te puedo preguntar algo más?
- Sí, claro.
- ¿Cómo es que John se convirtió en casero de Ana, sabes eso?
- Bueno, cuando John comenzó a realizar el arreglo del apartamento en casa de Ana, para que él no tuviera que viajar todos los días desde Oven a Green Beach, ella le dijo que se podía quedar en el apartamento mientras durara la obra. Con el correr del tiempo, ellos se hicieron amigos y cuando John estaba por terminar los arreglos en el apartamento, Ana le consiguió más trabajo de modo que él se quedó más tiempo de lo esperado.
- ¿Y su esposa qué opinaba?
- Bueno, Rosana es muy celosa y cuando vio que John se quedaba tanto tiempo en Green Beach, empezó a sospechar que hubiera algo más entre ellos y decidió ir para allá a ver qué pasaba. Al tiempo me enteré que entregaron la casa donde vivían acá en Oven y se fueron a vivir a lo de Ana, cosa que me resultó extraña…
- Hay rumores de que había algo más que amistad entre ellos, ¿sabes si es cierto?
- Había muchos rumores porque él se quedaba allá, salían hacer las compras juntos, Ana era una mujer solitaria y Green Beach es una localidad chica donde los vecinos comentan la vida de todos. La verdad es que no puedo confirmarte o desmentirte lo que la gente dice…
- Dijiste que Ana era una mujer solitaria, me llama la atención que te refieras a ella en pasado, como si ya no fueras a verla más, ¿sabes algo más?
- No, en realidad es una forma de hablar, ya pasó demasiado tiempo y no creo que vuelva a verla… además la última vez que hablé por teléfono con ella le dije que no me parecía conveniente que dejara que John y Rosana vivieran en su casa, pero dijo que estaba exagerando…
- ¿Por qué dijiste eso? Después de todo se lo habías recomendado para el trabajo, eran tus vecinos, los conocías bien…
- Se lo recomendé para un trabajo no para que se fueran a vivir allí, y en realidad no los conocía tan bien, no sabía nada de su pasado y hasta hoy me arrepiento de habérselo presentado…
- ¿Por qué lo decís? Pareces afligida como si hubieras hecho algo malo…
- Una de las veces que John vino a ver a Rosana, antes de que se mudaran para Green Beach, hicieron unos comentarios fuera de lugar en frente mío que no me gustaron para nada… John le comentó a Rosana que Ana era una veterana sola que nadie se preocupaba por ella, que sería fácil quedarse con todo…
- ¿Y no le peguntaste por qué había dicho eso?
- Sí, me dijo que lo había dicho para tranquilizar a Rosana que se estaba poniendo muy celosa con el asunto de que él ya no venía tan seguido a su casa… de todas formas no me gustó lo que dijo y quise advertírselo a Ana, pero no me escucho…
- Bueno, te agradezco tu aporte y lo que me has contado, supongo que pronto sabremos con certeza qué fue lo que pasó…