El asesino, su mujer y su amante

La Vidente

El viernes llegó y Clara se encontró nuevamente ingresando en la casa de Ana por enésima vez. Cuando llegó vio los autos de los hijos parados afuera. Golpeó las manos para no entrar sin llamar. Salió Lucía a recibirla con una sonrisa.

  • Clara, ¿cómo estás?
  • Lucía, bien ¿y tú?
  • Muy bien, me alegro que hayas podido venir.
  • Marisa, la vidente, está ahora viendo unas cosas de mamá.
  • Bien, ¿ya comentó algo sobre ella?
  • En el viaje, cuando le dimos una prenda de mamá, nos dijo que sentía un dolor muy fuerte en el abdomen, que podía sentir una enfermedad muy grave en esa zona…
  • ¿Cree que tu madre estaba enferma?
  • Sí, nos dio a entender que se trataba de cáncer en el estómago.
  • ¿Pero ustedes sabían si a tu madre le pasaba algo de eso?
  • No, para nada, si estaba enferma de cáncer, nunca nos enteramos.
  • Es muy raro…
  • Pasemos ahora que está en el apartamento de abajo así escuchamos lo que dice.
  • Ok.

Entraron en la habitación pero se quedaron paradas en la puerta junto a los hermanos de Lucía. La vidente estaba revolviendo unas cosas en el apartamento sin comentar nada. Cuando movió una sábana, empezó a hablar como si estuviera en trance:

  • A su madre la mataron acá, puedo sentir el olor a sangre… veo a una mujer arrastrando el cuerpo envuelto en sábanas… pero las baldosas eran de otro color, las veo verdes…

Todos quedaron en silencio, nadie se atrevía a hacer algún comentario al respecto, la vidente se sentó en una silla casi sin aliento y continuó relatando:

  • Siento una opresión muy grande en el pecho, está todo muy oscuro y húmedo, el olor es insoportable, me falta el aire, me siento mal… creo que a su madre la enterraron bajo una pila de leña…

Al decir eso casi se desmaya así que todos corrieron a sostenerla para que no se cayera al suelo. Los hermanos se miraban entre sí con expresiones horrorizadas en sus caras, Clara no sabía qué creer de todo esto.

Cuando la vidente se reanimó, decidieron dar por terminada la visita y volver a la capital. Nadie quiso comentar nada sobre el asunto. Clara se ofreció a cerrar la casa ya que contaba con la llave que Lucía le había dado en confianza. Despidió a los hermanos que se subieron en sus autos y se fueron. Ella mientras tanto, sintió la curiosidad de volver a dar una última mirada a la casa de Ana.

Ordenó un poco las cosas que movió la vidente en el apartamento de abajo y trancó la puerta. Subió a la casa de arriba y pudo escuchar como el perro de Ana ladraba insistentemente desde la casa del vecino. La puerta estaba abierta así que pudo ver claramente el color del piso, impresionada pudo ver que era verde, ¡no podía creerlo!

Como las cosas estaban en su lugar, no quiso tocar nada, sólo apago la luz y trancó con llave. Mientras bajaba las escaleras no podía evitar escuchar el ladrido del perro desde la casa de al lado. Se acercó a la valla y quiso acariciarlo para que se tranquilizara. El perro saltaba y ladraba como si quisiera decirle algo.

  • ¿Qué pasa? Tranquilo, ven aquí.
  • Buenas tardes –saludó el vecino.
  • ¿González cómo está? No quise molestarlo, pero este pequeño no deja de ladrar cada vez que vengo.
  • Así es, parece que extraña mucho a su dueña…
  • Hablando de eso, ¿le puedo hacer otra pregunta?
  • Dígame.
  • Los hijos de Ana contrataron una vidente para que ayudara a encontrarla. Ella comentó algo sobre un cáncer de estómago, ¿sabe si Ana sufría algo de eso?
  • No, Ana era una mujer muy saludable, si hubiese tenido cáncer me hubiera dado cuenta enseguida. La que tenía cáncer de estómago fue una muchacha que le alquiló un tiempo el apartamento de abajo y murió de eso hace un tiempo ya.
  • ¿En serio? Qué casualidad, bueno muchas gracias por su tiempo.
  • ¡Estoy a sus órdenes!

Clara no podía salir de su asombro, primero lo del color del piso y ahora esto. Sin duda que la vidente había aportado algo aunque fuera un poco distorsionado. Faltaba comprobar lo de la leña pero eso sería otro día…

Clara subió a su auto y condujo esta vez con dirección a la capital, ya era tiempo de volver a su casa.




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