Debo admitir que ya no estaba nada tranquila en aquella casa, la semana pasada se empezó a sentir un ambiente muy pesado, Cristina y yo nos dimos cuenta de aquello y fuera de eso, nos sentíamos vigiladas constantemente, casi no dormía de noche, ya que siempre sentía una presencia extraña, los ruidos en la noche no cesaban, provenían del ático, nuestra habitación de juegos, el baño del tercer piso, la cocina y hasta en la habitación de mis padres.
-Vamos a jugar.- Cristina me tomo de la mano y me arrastro hasta la habitación de juegos. Esta empezó a buscar su muñeca favorita, Angelina, la muñeca de cabellos rojizos.-Ana ¿has visto mi muñeca?-Negué con mi cabeza.
-Tiene que estar acá, ven busquémosla.-Acto seguido nos pusimos a buscar en todas las estanterías, donde siempre poníamos nuestras muñecas, pero no la encontramos.- ¿Recuerdas haberla puesto donde siempre?-Cristina afirmo.
Llevábamos ya media hora buscando la dichosa muñeca, pero no la encontrábamos. Cristina se tiro en el suelo rendida, y yo le imite.
-¿Dónde se habrá metido?
-Debe de estar en algún lado.-Le respondí mirando el techo de la habitación. Un golpe proveniente del ático, nos hizo alertar, ambas nos paramos de un brinco y decididas fuimos hasta el pasillo y bajamos las escaleras.
-Ana, mejor no subamos, me da miedo.
-Tranquila Cris, nada malo nos puede pasar, es solo un ático. Miremos que hay allí.-Empecé a subir las escaleras, con cada paso que daba la madera crujía. Cris iba detrás de mí temblando.
Nos adentramos pues al pequeño cuarto, estaba bastante oscuro, así que no podía ver nada, puse mi mirada al techo a ver si encontraba algún foco, y sí que lo había, jale un tirita que colgaba de este y el bombillo encendió, parpadeo un par de veces pero mantuvo su luz, pase la mirada por aquel cuarto, habían muchas mantas blancas cubriendo muchas cosas, había tambien un pila de cajas, en un rincón, una estantería llena de juguetes viejos y empolvados.
-Esto apesta.-Afirmo mi gemela, y para decir verdad era cierto, olía a humedad y tierra, y todo aquel polvo entraba por mis fosas nasales, y me daba comezón, Cris estornudo un par de veces hasta que se calmó.
Ambas caminamos por el espacio, observando cada detalle que contenía, Cristina se tapaba su nariz con el dorso de su mano, mientras pasaba su mirada por cada rincón.
-¡Angelina!-Cristina se acercó a una pequeña estantería que reposaba en el rincón, y allí sentada estaba su preciada muñeca.- ¿Qué haces acá?
-No te va a responder, solo cógela y vamos.-Cristina observo su muñeca con un poco de temor, la cogió con ambas manos y retrocedió unos cuantos pasos, pase la mirada rápido y algo llamo mi atención, una de las cajas tenia escrito con rotulador rojo. “No abrir”, sin duda eso llamo mi atención, me acerque con pasos lentos hasta la caja, retire con cuidado otras 2 que estaban encima de estas, estaba a punto de abrir aquella caja cuando la luz se apagó, Cris soltó un pequeño alarido, y salió disparada a la salida.
Mi corazón latía a toda prisa, sentía aquella presencia detrás de mí, no quería voltear, tenía miedo de ver algo dispuesto a matarme, me arme de valor y gire sobre mí, pero no había nada, sin embargo sentía unos ojos posarse sobre mí. Un frio me recorrió todo el cuerpo he iba dirigido a la salida, así que supe que iba a pasar.
-¡CRISTINA CUIDADO!-Corrí a la salida para bajar las escaleras cuando se escuchó el grito de mi gemela, me apresure a bajar, y allí estaba ella tirada en el suelo, nuestra nana escucho aquel grito, y sentía sus pasos por las escaleras, así que rápido pise el botón del ático y las escaleras subieron.
-¡Niñas que paso!- La nana corrió donde estaba Cristina y la ayudo a pararse, yo no sabía que decir, aún seguía asustada.
-Estábamos jugando a las escondidas, y mientras corría tropecé y me caí.-Contesto Cris dirigiéndome una mirada asustada.
-¿Te duele algo?-Pregunto la nana
-El tobillo.-Contesto Cristina
-Ve a tu cuarto, ya traigo hielo.-Ayude a Cris a caminar hasta la habitación, y la senté en la cama.
-¿Qué paso?-Le pregunte a Cris mientras tomaba asiento a su lado.
-Alguien me empujo por las escaleras, mientras las bajaba despacio.
-¿Viste quien fue?-Interrogue
-Solo vi una sombra… hermanita tengo miedo, esa cosa nos quiere hacer daño.-Sus ojos azules se empezaron a cristalizar y unas lágrimas salieron de estos y rodaron por sus mejillas.
-No te preocupes, estaré contigo y te protegeré.-Le di un abrazo mientras acariciaba su cabello.
Sea quien fuera esa cosa, no le tenía miedo, estaba segura de que yo misma acabaría con todo esto, no sé cómo, supongo que tendré que empezar a reunir información, y saber que quiere esa cosa.
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Hola macabros.
La accion apenas comienza, mis queridos lectores
Que pasen un dia lleno de terror.