El aullido: El legado

Prólogo

Karina

No esperaba que Kiara llegara a interrumpirme justo cuando estaba por matar a Tara Rogers, pero siempre supe que sería una piedra en el zapato. Siempre estaba dudando de mis decisiones, y fue la primera a hacer un comentario sobre mi apellido inventado, aunque fue la única en hacerlo. Sé que sabía que no era quién decía que era desde el principio, pero no dijo nada, aunque debo dar por hecho que lo hizo al no tener pruebas, y al convertirme en la líder de la manada, sus oportunidades para dejarme en evidencia decayeron drásticamente. Pude sentir los intensos deseos contenidos de despedazarme en una pelea por varios años mientras intentabamos hacernos pedazos, pero por mucho deseo que tenga, la fuerza y el poder siempre serán superiores, y a Kiara le falta muchísimo para llegar siquiera a rozar mi nivel. Terminé haciéndole un corte en el rostro, justo cuando escucho a los licántropos de mi manada, comienzan a llegar, percatándose de que algo pasa.

Kiara desapareció, y Tara también. 

-Karina.-me dice Uriah, el único que sabía quien era en realidad y me fue fiel desde el principio, apareciendo de repente detrás de mí. Respira pesadamente, y está pálido, parece como si acabara de ver a un fantasma, y la palidez, es algo que se puede distinguir con facilidad en su piel morena. Escucho como alguien esta forcejeando fuera, algunos gruñidos son muy familiares...-Tara ha escapado.

Suelto un gruñido, mientras intento sacarme la daga de plata del hombro que Kiara sacó de la pierna de Tara para clavármela después. Como le arranqué el mango, tengo que tocar el cuchillo con la mano desnuda en la plata pura, que me quema profundamente, e impide que lo logre sacar. Uriah se acerca pero hago que se detenga con un ademán de mi mano, antes de sujetar con fuerza el cuchillo y arrancarmelo de un tirón, soltando un alarido, y llevando un hilo de sangre.

-Avisa a los demás.-le ordeno a Uriah, que me ve fijamente, esperando ordenes fielmente.-A partir de ahora, Tara Rogers, es una traidora. Si alguno de nuestro aliados la ve, debe darle caza.

Uriah asiente y lanza una mirada hacia el suelo, detrás de mí. Sigo su mirada hasta donde se encuentra Isaác, uno de los gemelos que se volvieron muy amigos de Tara. Me acerco a él y coloco mi pie sobre su espalda demacrada, haciendolo gruñir de dolor.

-¿Lograste sacarle información?-me pregunta, mirándolo con una expresión indescifrable. Frunco los labios.

-No. Tiene una voluntad de hierro.-le respondo, mientras me inclino sobre Isaác.-Ya veo qué fue lo que vio Kiara en ti. Lastima que realmente estés enamorado de esa traidora, pudiste tener una mejor vida.-Le hago un pequeño corte con mis zarpas en el rostro, haciendo que suelte un gruñido, antes de caminar fuera de la carpa dejando a Isaác atrás, y deteniéndome junto a Uriah.- Busquenla rápido, no puede hacer aliados. Ya es bastante grave que Kiara Kendrick esté de su lado y no del nuestro. 

-¿Tenemos a Kenneth Sloan, no?-me pregunta, mirando hacia afuera,  donde Kenneth está siendo atado a un tronco cercano.-Él es igual de fuerte que Kiara...

-A pesar de lo fácil de manipular, Kenneth tiene sentimientos por Tara y Kiara que son demasiado intensos como para romperlos con la persuasión.-le respondo, observando como Kenneth se resiste a su castigo.-Nos será completamente fiel cuando matemos a ambas.

-¿Qué pasa si se entera?-me pregunta Uriah, mirándome fijamente a los ojos.-¿Qué pasará si descubre quien eres, porqué está pasando todo esto? ¿Qué pasará si se entera que nosotros las matamos...?

-No lo hará.-le corto.-No se enterará. Kenneth está comiendo de nuestras manos, está confundido porque de pronto, su hermana de manada y la chica que quiere se han vuelto en contra de sus ideales. Nosotros somos la única esperanza que le queda para hacerles entrar en razón, y cuando las matemos, seremos su única familia. Y creéme cuando te digo, que cuando seamos la única familia que le queda, nos será fiel hasta el fin de sus dias. 

Uriah asiente mirando hacia el suelo. Me pongo frente a él, colocándole una mano sobre el hombro, haciendo que se vuelva hacia mí.

-Confía en mí, Uriah.-le digo, sonriendo.-Le hice una promesa a mi padre, y la voy a cumplir. Haremos a Tara Rogers caer, y con ello les regresaremos a los licántropos su antigua gloria.

 

 




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