El aullido: El legado

Lobos diurnos

Tara

Nos alejamos de aquellos hombres todo lo posible hasta que la camioneta comienza a desestabilizarse por la llanta pinchada y nos fuerza a detenernos, pero esta vez, metemos la camioneta dentro del follaje por si los hombres deciden seguirnos. Ayudo a Kiara a sentarse en el asiento trasero mientras ella deja que revise sus heridas. Algunas ya han sanado, pero hay otras que son un poco más profundas, que posiblemente le deje marcas en su morena, tersa y bella piel. Lo curioso de eso, es que aún con millones de cicatrices, Kiara nunca perdería su belleza. Pensándolo bien, creo que incluso alguna que otra marca o cicatriz aumentaría la letalidad de su aspecto, lo que la vuelve tan atractiva e irresistible. Me pregunto si se daría el mismo caso con Kenneth...

-Estoy bien.-me dice Kiara, apartando mis manos con las suyas.-Tú no puedes decir lo mismo.

Sigo la dirección de su mirada hasta la herida palpitante de mi hombro, intento decirle que no es nada importante cuando Kiara presiona ligeramente a un costado de esta, haciendo que suelte un alarido. Con un suspiro, Kiara se levanta y me pone a mi en su antiguo lugar, donde me siento y la observo mientras que ella observa la herida con atención.

-¿Quiénes eran, Kiara?-le pregunto, tratando de no ponerle al dolor que me provoca cada ligero roce de su mano en mi herida o cerca de ella.-¿Eran licántropos?

-No.-me responde, confirmando mis sospechas.-Eran humanos.-me empuja levemente hacia un lado para que pueda ver la parte trasera de mi hombro.-Mmmmm...

-Pero ¿los conoces?-le pregunto, sin conformarme con tanta facilidad, antes de soltar un quejido y encogerme un poco del dolor. Kiara hace una mueca.

-Lo siento.-se disculpa.-Aún tienes la bala dentro de tu hombro, tengo que sacártela, recuéstate.-me recuesto en los asientos traseros mientras Kiara se arrodilla en el suelo tapizado junto a mi, observando la herida.-Y si, los conozco. No personalmente pero...si sé qué son.

"Se les conoce como los lobos diurnos. Es un grupo de personas que por alguna razón, conocen de la existencia de nosotros los licántropos, y tienen como objetivo cazarnos para ganar con esto muchísimo dinero, pues algunas cosas de la licantropía son bastante valiosas. Sobre todo en los mercados negros. No tienen un comprador fijo, se venden al mejor postor, no importa quién sea. Solo les importa el dinero."

-¿Cómo nos encontraron?-le pregunto mientras que la observo sacar sus zarpas, una por una.

-Nos vienen cazando desde hace muchas generaciones. Tienen la mente de un cazador, no me sorprende que nos hayan encontrado. La pregunta es: ¿Por qué no nos mataron cuando pudieron, y solo capturarnos?-me dice, decidiéndose por una de sus zarpas, mientras la coloca cerca de mi piel cercana a la herida.-respira hondo.

Intento preguntarle por qué, pero una de ola de intenso dolor me invade de repente y comienzo a gritar.

 

Elvira

Bajo al sótano donde esta Marcus y me siento frente a su celda, mientras que él me observa con su mirada de siempre: Precavida y desconfiada. Le dejo su comida en el lugar acostumbrado, y lo observo detenidamente mientras come. Debo de ser cuidadosa con mis palabras a partir de ahora, sino podría llegar olerse qué es lo que me traigo entre manos. Sam había entrado por la ventana de mi cuarto mientras me bañaba y lo había encontrado alli apenas entré en toalla. Me explicó todo lo que había hablado con Narcissa desde dentro de mi ropero mientras me vestía, y decidimos que yo lo intentaría, pues Sam no le tiene nada de paciencia, y no sabemos cómo es que Marcus podría reaccionar. Supongo que intentaré con una duda que me ronda por la cabeza desde que lo vi por primera vez.

-¿Qué edad tienes?-le pregunto, provocando que pare de comer en seco y me observe, mientras observo cada una de sus facciones con mucha atención.-Pareces tener mi edad pero piensas como alguien mayor. ¿Los licántropos tienen el poder de no envejecer? 

-No.-me responde, sin dejarme de mirarme.-No lo tenemos.-deja los cubiertos en el plato y apoya sus manos en sus piernas, mirándome fijamente.-tengo 17 años.-me responde para mi sorpresa.-Lo cumplí hace poco.-Agrega, como si lo hubiera razonado hasta ahora.

Le sonrío dulcemente.

-Feliz cumpleaños.-le deseo.-¿Cuando es tu cumpleaños?
 

-¿Por qué te importaría eso?-me pregunta

-Me gustaría saber un poco más de ti.

-Para usarlo contra mi.

Me siendo más derecha en la silla.

-No, no es eso. 

-¿Ah no? ¿Y por qué te tensas, y te tiembla la pierna por los nervios apenas te menciono la idea?

Mierda, me atrapó. Marcus se levanta y deja el plato en el suelo, antes de sentarse en el suelo, de espaldas a mi. Me levanto suspirando derrotada, antes de recoger el plato, echarle una última mirada, e irme de nuevo al piso principal de la casa. 

 

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.