El aullido: El legado

Decisiones

Elvira

-No puede ser verdad...-susurro, miro a Alex, quien me sonríe triunfante.

-Es la verdad.

-Es mentira.-Aseguro, negando con la cabeza, rehúsandome 

-Una de las cosas que me caracterizan es que en las cosas importantes nunca miento, Elvira.

-¿Y te parece que una partida de casino es algo importante?-le pregunto, tirando mis cartas sobre la pequeña mesa que tenemos entre ambos, mientras Alex se ríe a carcajadas, mientras apoya sus manos sobre sus rodillas, teniendo sus piernas cruzadas contra el pecho. Su risa se ve auténtica y dejan ver sus colmillos blancos bajo sus labios, mientras que sus ojos se ven un poco achinados, pero no impiden que sus ojos azules sean igual de hinóptizantes y hermosos que siempre. 

Me fuerzo a no reírme con él, haciendo una mueca despectiva que trata de ocultar mi clara sonrisa y lo observo con los ojos entrecerrados, tratando de portar una mirada fulminante, apoyando mis manos contra mis caderas. 

-No es gracioso.-Le digo, con todo el autocontrol del que soy capaz.-Hiciste trampa.

-No es verdad.-dice él, encongiéndose de hombros.

-Si lo es, estoy segura.

-Yo no tengo la culpa de que seas tan mala.-declara levantándose del suelo para ir hacia la pila de libros que tengo detrás. Lo volteo a ver indignada.

-¿Disculpa? Hace unos minutos no tenías idea de cómo jugar.-Le reclamo, observando como desliza su dedo anular por el cuerpo de cada uno de los libros. Observo el asomo de una sonrisa manipuladora sobresalir de sus labios, abro los ojos aún más, percatándome de su jugada, mientras me levanto presurosa, señalándolo con un dedo acusador.-Ya sabías jugar, querías ver mi técnica antes de empezar y por eso fingiste que no sabías, para estudiarla y luego poder hacerme papilla.-Le doy un fuerte pellizco en el brazo, haciendo que Alex se sobresalte y suelte un quejido, mirándome ligeramente molesto pero igual de divertido. Desde que Alex nos reveló su nombre comencé a reducir la presión con la que mi mano sujetaba las riendas, y comencé a considerar lo duro que puede llegar a ser para Alex el abrirse por completo, asi que decidí desviarme un poco del objetivo-Jugaste sucio.

-Nadie dijo que no se podía engañar a tu oponente antes de la partida.-me dice, volteándose nuevamente hacia la pila de libros para escoger finalmente uno en especial. 

-De hecho si, tonto.-le digo, poniéndome nuevamente en su campo de visión, aunque éste sigue fijo en el libro que tiene en sus manos.- Lo dijo Carlos Dossi “¿Por qué hacer; oh necios!, trampas fuera de la ley, siendo tan cómodo hacerlas dentro de ella?” 

-Así que Carlos Dossi ¿eh?.-comenta él, aún sin verme a la cara, viendo la portada del libro que tiene en sus manos con el ceño fruncido.-Se nota que lees mucho.

-Bueno, solo un poco.-le digo, de repente avergonzada, ganándome un resoplido sarcástico de parte de Alex.

-Nadie de nuestra generación en su sano juicio leería Carlos Dossi a menos que lo dicten en el colegio.-me replica, soltando una carcajada burlona.-Y tú que eres la única loca que lo lee, ¿dices que lees "solo un poco"?-me mira con una sonrisa burlona pero solo llego a encogerme de hombros. Suelta un nuevo resoplido.-Si, claro.-abre el libro que tiene entre sus manos y se dispone a curiosear el contenido cuando veo que abre mucho los ojos, impresionado.

-¿Qué?-le pregunto, acercándome a él, inclinándome para ver qué es lo que tiene tan intrigado. Noto como mi rostro se empalidece en cuánto leo mi propia letra cursiva anotada en la hoja del libro con la tinta del bolígrafo.-Oye, Alex...

Alex alza una mano para silenciarme, antes de llevarse el libro con él a la cama para sentarse en ella, sin despegar su mirada de las palabras que había escrito mi yo de hace 3 años, la misma estúpida que habia decidido dejar su firma justo debajo del último verso.

-Es...un poema de amor.-comenta, sin despegar sus ojos del texto.-¿Cuándo lo...?

-No lo leas.-le digo, mirando directamente al piso, y nisiquiera levanto mi mirada cuando él alza la suya para fijarla en mi, con una mirada confundida.-Por favor...es...un texto muy malo.

Alex guarda silencio tanto tiempo que alzo la mirada para asegurarme de que me haya hecho caso, topándome con sus ojos intensos ojos celestes puestos en mi, con una mirada decidida y penetrante.

-No, no es malo.-me dice, levantándose y acercándose a mi, observándome a los ojos. intento retroceder para poner distancias entre nosotros, pero él sigue moviéndose hacia mi por lo que llego a chocarme contra los barrotes de su celda. Le he tenido suficiente confianza como para entrar con él, pero aún no tengo la certeza de que no intente algo en cuanto lo deje salir.-De hecho, es muy bueno.

Se acerca tanto a mi que logro observar como tiene unas tenues pecas manchando su perfecto rostro en la nariz y los pómulos, de un color tan pálido que es casi imperceptible a la vista, y en el borde del iris de sus ojos, habia un contorno de azul oscuro que provocaba que el celeste fosforecente de sus ojos se viera aún más intenso, y en el borde de sus pupilas se formaba un extraño color amarillo miel...

-Es pésimo.-le debato, mirando al piso para no perderme en sus ojos tan intensos e hipnotizantes.-Lo escribí hace mucho tiempo, esos sentimientos ya no importan. Eso lo vuelve basura.

Me atrevo a devolverle la mirada mientras que él me observa entornando los ojos.

-Elvira...No hay ningún sentimiento, que no valga la pena expresar.-me dice en un susurro.-Solo es la forma en la que decidimos hacerlo lo que lo vuelve basura...o no.-Me quedo sin palabras ante una frase tan buena. ¿Se le había ocurrido justo en ese momento?.-Además...el escribir es tu sueño, ¿no?

Asiento ligeramente, tragando con fuerza mientras que trato de no hacerle caso a como me tiemblan ligeramente las piernas por la cercanía de Alex. Nunca se me habia acercado un chico de esa forma tan...íntima.




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