El aullido: El legado

El licántropo que tengo en frente

Sam

-¿Y bien?-digo, después de un largo rato en silencio. Elvira y Alex se lanzan una mirada a través de los barrotes, y para mi sorpresa, Elvira no se sonroja, ni se avergüenza, se limita a mirarlo con descaro directamente, asi como Alex lo hace con ella. Estoy seguro de que algo pasó ayer entre ellos, mucho más que solo el juego frustrado de Elvira en las cartas. Ella odia perder, así que si es probable que se haya molestado, pero no a ese nivel con el que se apareció en mi casa. Me parece  hasta cómico que haya pasado de estar tan enojada con Alex a estar completamente serena. Aunque, si se toma en cuenta las repentinas quemaduras de Alex...Elvira es muy capaz de ser la culpable de estas.-¿Hay algo que deba saber?

Elvira se limita a cruzarse de brazos, mirando al suelo, y Alex permanece en silencio, observándola a ella. Es como si Elvira estuviese esperando que Alex haga algo. Pero, ¿qué? encerrado allí no puede hacer mucho.

¿Qué diablos pasó anoche?

Elvira

Me habia despertado en el sótano, apoyada en los barrotes, con Alex durmiendo en su cama y yo en el suelo, con la almohada y las cobijas de Alex bajo la cabeza y rodeándome el cuerpo. Abrí los ojos con el brillo del sol asomándose entre mis párpados, y el gélido suelo helando mi piel por debajo de la ropa. Me levanté para servirme una taza de café y cocinar mi desayuno, cuando encontré a Sam en la cocina, quien me pasó un plato de huevos estrellados con tocino y una enorme y deliciosa taza de café con leche y Nutella. Apenas vi su sonrisa, supe que me habia encontrado en el suelo del sótano, y que necesitaría una explicación.

Sin embargo, no tengo nada que decirle. Lo único que ambos necesitamos, es que Alex finalmente nos comunique su decisión.

Además, lo que sucedió anoche, dejando a un lado mi oferta de una alianza temporal, siento que es algo demasiado...íntimo. Sé que Sam de un modo u otro no lo aprobaría. Por otro lado, tengo la necesidad de que lo de anoche se quede entre nosotros, y por la mirada de Alex, veo que también piensa lo mismo.

Anoche, mientras curaba sus quemaduras, le propuse una tregua. No me respondió, y lo acepté. Pero ahora...ahora es momento de decidir.

Me cruzo de brazos y suspiro, mirando fijamente a Alex, quien no separa los ojos de mí en ningún momento, y aunque en el pasado, esa mirada tan profunda e insistente me hubiese hecho sonrojar avergonzada, en este momento solo puedo devolverle su mirada con la misma insistencia y seguridad, esperando que pueda transmitirle a través de ella todo lo que debo...y lo que quiero decirle. 

-Elvira...-interviene Sam de nuevo, harto ya de no recibir una respuesta. Rompo el contacto visual con Alex y volteo a ver a Sam, quien me ve con una mirada de asombro y de completa confusión. No lo culpo, este lado tan seguro de mi, no lo habia visto antes.

-Anoche, le ofrecí a Alex una tregua.-le explico, volviendo a establecer contacto visual con Alex, quien no quito sus ojos de mi ni siquiera cuando yo quité mis ojos de él.-Tuvo toda la noche para pensar en mi oferta. Pero ahora, nuestro siguiente movimiento, depende absolutamente de lo que Alex decida.

-¡¿Y lo hiciste sin decirme nada a mi primero?!-grita Sam, claramente molesto, pero a pesar de eso, me rehúso a volver a romper contacto visual con Alex de nuevo, solo para ver su puchero de niño pequeño.-¡Creí que estábamos juntos en esto, El!

-Aun si lo hubiésemos hablado, tarde o temprano lo hubiésemos hecho. Era algo que simplemente debía de hacerse, yo solamente adelanté el proceso.

Sam resopla entre dientes enfadado y se cruza de brazos sentándose a mi lado. 

-Aun si fuera así, deberías de hablar conmigo cuando debamos de tomar decisiones. Tara también es mi hermana, no tomes decisiones sola como si solo fuese la tuya. 

Suspiro, derrotada. Tiene razón, me precipité, aunque era necesario tomar la decisión, también debo decir que me moví conforme a la presión del momento. 

-Muy bien, no lo haré.-le digo, mirándolo a los ojos esta vez, sonriéndole tímidamente. Sam suspira mientras me apoya una sus manos en mi hombro con gentileza, y una sensación de familiaridad. 

-Eh, imbécil.-llama a Alex, quien lo observa por primera vez después de tanto tiempo de ignorarlo deliberadamente.-¿Y? ¿Cuál es tu decisión? Te daríamos más tiempo, pero no podemos darte más tiempo del que tenemos. Cada segundo que gastamos son segundos preciados para encontrar a Tara.

 

Kiara

-¡Detente!-Grito desesperada, mientras tiro de las cadenas, e intento llegar hasta Tara, que grita escandalizada mientras Kenneth continúa quemando su espalda con ese hierro ardiente.-¡Para ya!

Kenneth se detiene finalmente después de que pasó largo rato torturando a Tara, quien ahora mismo es incapaz de permanecer en pie, y deja que las cadenas carguen con su peso por completo, sin dejar de temblar y sollozar. La observo con una intensa necesidad de sacarla de aquí y hacer que ella nunca haya sido parte de todo esto, una chica como ella no debería verse involucrada en algo como esto, no merece pelear en una guerra que ella no inició, una guerra que nunca quiso.

Miro a Kenneth con mucha rabia.

-¡¿Qué es lo que haces?!-le grito.-¡¿No ves a quien acabas de hacerle daño?! ¡Mírala bien! ¡Ella es Tara! ¡La chica a quien amas!-Lo observo y contemplo estupefacta que no hay reacción en su mirada, se limita a fulminarme con ella, cargada con odio, ira y rencor. 

Este no es Kenneth, mi hermano de otra madre, mi compañero de armas, mi confidente, mi familia. Se ve igual, pero no reconozco al licántropo que tengo enfrente.

-Es suficiente, Kenny.-dice una voz que corta la tensión como un cuchillo bastante filoso. ¿Kenny?

Entre las sombras, aparece la silueta de la persona que menos querría ver en este preciso momento, pues no sabría controlarme para dejarla con vida. 




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