El aullido: El legado

Tan fuerte como la obsidiana

Tara

Kiara y yo dejamos el bosque de la manada hace dos días y llevamos 4 horas en un autobús que nos llevará a una ciudad donde hay un aeropuerto que puede sacarnos del país, aunque no me ha dicho adónde pensamos escapar por ahora. Ya que ninguna está en buenas condiciones para enfrentarse a Karina, tenemos que echarnos para atrás para recuperar fuerzas, y formar bien un plan que nos garantize la caída de Karina, y la salvación de nuestra raza. 

Kiara saca un mapa y empieza a trazar varias lineas alrededor de un área en específico, apoyandose contra el respaldo del asiento delante de nosotras. La observo en silencio, esperando a que ella termine.

-Bien.-dice para sí, antes de girar el mapa hacia mí.-La manada de Karina está aquí.-comienza, señalando uno de los puntos que marcó en el mapa.-Nosotras estamos aquí.-señala un punto más alejado del anterior.-Y adónde vamos es justo...-sigue el recorrido con su dedo hasta detenerse en un punto mucho más alejado.-Aquí.

-¿Bolivia?-pregunto.

-Así es.

-No lo entiendo, ¿qué hay allá?-le pregunto, confundida.

-Karina tenía manadas aliadas así como manadas rivales por territorio o algo más personal.-me explica.-Aunque mientras duraba la masacre de Strauss, todas las manadas decidieron dejar las diferencias a un lado para enfrentarse al enemigo que tenían en común: Strauss. Pero ahora...

-...Karina es el enemigo en común del resto de las manadas.-concluyo, ganándome una mirada de aprobación de Kiara.-Entonces iremos a reunirnos con otra manada para enfrentarnos a Kiara.

-Naturalmente. Aunque debemos suponer que la manada aún no está al corriente de lo que ha pasado los últimos días.

-¿Entonces tendremos que llegar para llevarles las malas noticias?-pregunto con desgano, Kiara asiente.

-Lo sé, a mi tampoco me agrada. Pero al final creo que es la única forma de ponerlos de nuestro lado.-comenta ella, envolviendo el mapa.

-¿Y nos creerán?-le pregunto mirándola guardar el mapa en su mochila que compramos en la parada del autobús de la ciudad.-¿Creerán en todo lo que les diremos?

-Pues escuchándolo sin haberlo presenciado suena a que somos unas niñatas rebeldes en contra de su líder.-responde, suspirando.-Pero esa manada es el rival más importante de Karina, así que por ahora, suponiendo que aún permanezcan las diferencias entre ellos, nos escucharán.

-Pero por ahora nada es seguro.-susurro, mientras observo como Kiara se acomoda para dormir en lo que dura el camino.- Por ahora todo son supocisiones.

-Si-responde ella, girándose a la ventana.-Pero también es la esperanza que nos queda.

Me quedo callada y ella se funde en un profundo sueño.

 

Sam

Estaciono mi auto una calle antes de la casa de Elvira, para luego bajarme, y caminar hasta allí. Desde que encontramos a Marcus, y los padres de Elvira han estado más seguido en su casa, decidimos que para hablar del "bastardo" teníamos que ser más precavidos, por lo tanto voy a su casa o ella a la mía pasadas las doce la noche. Llego a su casa y comienzo a trepar hacia la ventana de Elvira.

Solía hacerlo desde niños, pues antes de Tara, solo eramos Elvira y yo contra el mundo. Nuestros padres siempre decían que terminaríamos juntos, pero la verdad es que nuestra relación fue como la hermanos. Yo siempre vi a Elvira como la hermana que nunca tuve a pesar . Sé que Elvira hubo un tiempo en que se fijó en mí antes de darse cuenta de que éramos tan parecidos el uno con el otro que nos complementamos muy bien el uno con el otro sin tener que estar enamorados. Nuestra amistad si evolucionó a algo más, pero fue una especie de hermandad, algo que nos hacía protegernos entre ambos. Elvira y yo nos la pasábamos genial juntos, pero sabía que yo nunca podría llenar ese espacio que solo llena una mejor amiga. Y cuando Elvira llegó a la edad en donde más la necesitaba, llegó Tara.

Marcus sigue sin colaborar.-Dice Elvira, apenas atravieso su ventana y me siento en su cama a su lado.-Dice que no es alguien que venda a su gente y que prefiere morir antes que hacerlo. No dirá nada.

suelto un gruñido.

-Ese bastardo ya me tiene harto...

-Lo sé, pero...-dice ella, mientras mira hacia el muro en donde tiene marcados todos los dias que han pasado desde que Tara desapareció. El ver todo lo que ha esperado, solo me deprime. Puede que yo sea su mejor amigo y como su hermano, pero Tara...Tara es su otra mitad. Es su mejor amiga, como su hermana, y así como para mí, nadie puede reemplazar a mi mejor amigo, para Elvira nadie puede reemplazar a Tara. Han estado la una para la otra todo el tiempo desde que se conocieron, nunca han peleado, jamás.-pero creo que lo comprendo.

La miro, sin comprender.

-¿Qué?

Ella vuelve su mirada hacia mí, y puedo ver reflejado en sus ojos el cansancio, desesperación, y tristeza que siente por encontrar a Tara y traérla a casa.

-Marcus haría lo que fuera por su familia, o en su caso: Su manada. Y sabes que yo haría lo que fuera por ti, por mi familia, y por Tara.

-Eso no le quita que es un bastardo...




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