—Un escrito para mí, quizá una reflexión antes de huir de la ciudad.
Sábado, 10 de diciembre de 2016
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Caminar sola por la calle es muy satisfactorio, ya que, estás con los audífonos puestos y escuchando música a mínimo volumen. Pensando en lo que hiciste durante todo el año, poniéndote de acuerdo contigo misma sobre qué actividad hacer, como escribir o dibujar.
No lo sé.
Enamorándote de lo que hay a tu alrededor, observando el cielo con las escasas estrellas tímidas que se dispusieron a salir y se presentan ante ti una noche como hoy.
Caminar sola es agradable, en cambio, sentirse sola es como un puñal en el pecho. Como si estuvieras encerrada dentro de cuatro paredes, sin libertad, con solo ese sentimiento de agonía y melancolía.
Caminar sola, pensando en esa persona quién se fue y se quedó. Pensar en ti, autocriticarte, sea bien o para mal.
Caminar sola es amar, odiar y poner a prueba tus sentidos. Creyendo en ti o quizá en ellos.
En fin.
¿Qué más puedo escribir? Me siento así luego de salir y estar un tanto sola.
Satisfactorio hasta cierto punto.
Grato hasta que te cansas.