Esperarlo para pasar el resto del día, después de mucho, le hacía mucha ilusión. Se sentía de alguna u otra forma inquieto, con cierta inspiración inundando su ser. La tarde era cálida y para suerte suya, llevaba una pequeña maleta donde portaba lo necesario. Entonces, ni corto ni perezoso, sacó lápiz y papel para comenzar a escribir.
— Algo diferente para usted y nuevo para mí, mi querido lector.
Miércoles, 24 de abril de 2019
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[…] y lo encontró, en uno de esos senderos del bosque. Donde el mal reinaba y la paz apenas aparecía como una tenue luz. Se llamaron mutuamente y coincidieron. La conexión de aquel par era mucha que se abrazaron como si tratarán de fundir sus cuerpos rápidamente al compás de aquella melodía característica del lugar. Ahora se miraban como si fuese la primera vez, rozaron tanto narices como labios y sellaron su encuentro en un beso. Lento y dulce como el manjar de los mismos dioses, mordidos mutuamente como si tratarán de romper un hechizo de muchos años de aparente ausencia.
Después de dicha acción se separaron y sus mejillas tornaron un color característico como los pétalos de una rosa.
Suspirando al mismo tiempo, rompieron tal hechizo que se les fue impuesto. Ahora se tomaron de las mejillas para luego acariciarse y confirmar que aquello no era solo un cruel sueño. Uno de esos tantos que tenían recurrentes.
Pesadillas con cierto sabor amargo.
Ahora el mago, desde lejos, los veía con cierto enojo, furia e ira. Contemplando el reencuentro de dichos seres con asco y desprecio.
— Rompieron el hechizo.- masculló con molestia.
Ahora su mente estaba siendo envuelta de muchas preguntas y hasta de las fórmulas más lógicas para saber la razón de ello, puesto que, ¡no lo entendía!
— El amor.- ahora habló el viento, acariciando su oreja y recalcando dicha palabra.
Los árboles bailaron, sus hojas cayeron e incluso las criaturas se encontraban en una danza de besos y abrazos que al parecer no querían dar fin.
Aún tenían miedo, ¿qué pasaría si dejaban de hacerlo? Tal vez el mago aprovecharía y los separaría nuevamente.
Se miraron mutuamente.
— No teman...- ahora las hojas los envolvían junto al viento de otoño. — No lo volverá hacer ya que su amor fue más fuerte que todo.
— ¿Cómo deberíamos...?
— Solo crean en mí, por más que buscase y tratase de encontrar algún otro conjuro para separarlos, su amor prevalecerá incluso, hasta en otra vida.
Ganaron.