Domingo, 26 de mayo de 2019
Necesitaba hablar de sus cosas con alguien, pero ¡carajo! Eran tan personales.
— Supongo que solo será por hoy...- comentó casi en un susurro, acostándose junto a aquella criatura de suaves cabellos y apariencia de hombre.
Trató de hacerlo con sumo cuidado, no quería despertarlo o incomodarlo.
Falló.
— ¿Qué es lo que pasa?- preguntó su contrario con cierto tono de preocupación apenas levantándose, mirándola a los ojos y acariciando su mejilla con dulzura.
Permaneció por unos segundos en silencio, disfrutando su dulce tacto hasta que…
— Te extraño.- sollozó. — Déjame quedarme a tu lado solo por esta noche.
Él no se negó, verla tan repentinamente en ese estado lo destrozaba de cierta manera. Suspiró y se acercó un poco más para poder besar su frente. Estaba claro que no iba a preguntar la verdadera razón de su estado e incluso de su visita, puesto que, a lo mejor ella había vuelto de la ciudad.
— Quédate todo el tiempo necesario, mi querido Autor.- musitó.
Y la lluvia comenzó.