Martes, 4 de junio de 2019
El Autor se encontraba sentado en el sillón que se situaba cerca de la ventana de su hogar. Pensando en aquella criatura, en la vida y la soledad que lo abrazaba con ternura. El viento frío se deslizaba sobre sus mejillas como si tratara de acariciarlo o quizá, atraparlo en una depresión sin salida.
— ¿Entonces?
El monstruo de las Inseguridades habló, hace mucho esperaba este momento. Destrozarlo y hacerle dudar de infinidades de cosas. Haciéndolo llorar de dolor, amargura, rabia y odio. Él era frágil, cuando se trataba de reflexionar, se cuestionaba a veces o quizá solo lo dejaba como algo pendiente.
— Está lloviendo, ¿no irás a verlo?- se levantó de la cama y se posó tras de este. Tomó sus cabellos comenzando a acariciarlos.
— ¿Para que ir? Si la lluvia me recuerda a él.
Comenzó a recitar.
Y aquel monstruo se puso celoso. Odiaba que se sienta feliz de alguna forma, que ame y que todo su campo de protección sea ello.
— Pero caerás, ¿no te da miedo?
— Sí.- respondió firme. — Me dolerá cuando nos dejemos ir, cuando...
El ente soltó sus cabellos con furia volviendo a su posición principal. Sabía muy bien que su víctima estaba embelesado con el Elfo de largos cabellos, que su música la atrapó tal cual hechizo.
— Me das asco cuando amas.
El Autor sonrió.