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A veces el amor llega de forma inesperada, como una suave brisa que va hacia a la puerta de tu corazón y lo toca con cierta suavidad. Una, dos o hasta quizá tres veces. Inundando todo tu ser con su calor.
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Lunes, 2 de diciembre de 2019
¡Conocía muy bien de ese sentimiento! Y casualmente lo estaba presenciando.
Nunca creyó vivir tanto para ver cómo el joven que, sufría del mal de amores, se había embobado con uno de los tantos espíritus que habitan en el bosque. Una que curiosamente tomaba la apariencia de una pequeña felina.
De grandes ojos y de pelaje bicolor. Algo idéntico como el Ying y Yang.
Hermosa combinación.
Hace no mucho, el Autor, los descubrió cuando iba de excursión a lo profundo del bosque. Queriéndose despejar, queriendo escapar de todo o quizá sólo de los sentimientos que la tenían agobiado. En su actividad, se llevó con la enorme sorpresa de aquel par. Llenándose de amor y mimos a escondidas, nada fuera de lo común entre dos...
— Difuntos.
¿Debería advertirle lo que el Oráculo predijo? ¿Decirle lo mucho que deberían de tener cuidado o...?
— Simplemente dejarlos en paz.
Esta vez el Autor solo rodó los ojos e hizo una mueca de molestia e incluso, asco. Y es que, luego de lo ocurrido, se sentía de alguna u otra forma celoso de los demás. No obstante, se sentía bien por aquel par.
Con ciertos sentimientos encontrados.
— Al final, lo que sospechaban de ellos, se hizo de algún modo realidad.
Suspiró.