Un pequeño sobre se traspapeló entre las hojas sueltas que tenia el Autor sobre su escritorio, no se había percatado de ello hasta que se dignó a siquiera clasificar entre las hojas que reutilizaría de las limpias. Siendo su tarea interrumpida cuando la carta se deslizó y cayó al piso cerca de la ventana.
Que conveniente.
Dejó los papeles a un lado, se levantó y recogió el sobre analizándolo un poco para percatarse luego que al reverso tenia escrito: noviembre de 2020. Si se hubiese dado cuenta mucho antes, posiblemente dicho documento tendría una respuesta, sea lo que fuese que dijese allí.
No obstante, su sorpresa fue grande al darle una ojeada y ver que no necesitaba una.
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› Sé que no me conoces, ni siquiera tienes idea de quién soy. Simplemente estás ahí, parado leyendo esta carta deduciendo o buscando al emisor. Y no, no es el quién te dejó caer porque él no se tomaría la molestia de volver a aparecer.
Me gusta tu verdadero nombre, Autor. Porque es tan bonito decirlo mientras lo disfruto, llamándote secretamente hasta que me descubras finalmente.
Quizá y sea pronto.
Quizá y sea el próximo año.
Quizá hasta que el caprichoso destino nos intente juntar.
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Dobló la hoja con delicadeza, la guardó nuevamente en el sobre donde se le fue ‘entregado' mientras esbozaba una pequeña sonrisa por el contenido de la misma, negando con diversión.
Era curioso, interesante, un poco intrigante.
Volvió a inspeccionarlo, cerciorándose así que en ninguna parte figure el nombre del remitente. Si bien tenia ganas de saber quién era —por si es que tuviera o existiera alguno, claro está-, esperaría con paciencia el hecho de que el ‘destino’ los juntase en algún punto.
Pues este último era caprichoso.
Por ahora solo eso queda, esperar.
Hasta entonces, al Autor, le toca desaparecer.