El azul de sus ojos

Capítulo 14: La Batalla de las Aguas

Bajo el cielo amenazante, Daniel y yo nos adentramos en el mar. Las olas azotaban con furia, pero él las calmaba con una simple caricia, creando un sendero seguro para nosotros. Mis miedos parecían insignificantes ante su poder y su serenidad, y sabía que, sin importar lo que ocurriera, estaríamos juntos en esto.

 

La tormenta llegó con una furia que nunca antes había presenciado. Relámpagos iluminaban el cielo oscuro, el trueno rugía con una ferocidad que parecía sacudir el mismísimo mar. Pero en el ojo de la tormenta, había una calma. Y allí estaba él, el Dios del Agua, desafiando a los elementos.

 

Sus ojos estaban cerrados en concentración, sus manos se movían con gracia y precisión, guiando las aguas. A su lado, sentí un poder que me sobrepasaba, pero a la vez una calma que me arrullaba. No tenía miedo. No con Daniel a mi lado.

 

Las horas pasaron, cada minuto pareciendo una eternidad. Los vientos rugían, los rayos iluminaban el cielo, pero no nos inmutábamos. Daniel luchaba con una determinación que me dejaba sin aliento, y yo estaba allí, sosteniéndolo, dándole fuerza.

 

Finalmente, después de una batalla que pareció durar siglos, la tormenta empezó a ceder. Los relámpagos disminuyeron, los truenos se silenciaron, y el mar se calmó. Exhausto, pero victorioso, Daniel se derrumbó en mis brazos, una sonrisa de alivio en sus labios.

 

Habíamos ganado.




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