Con la propuesta de sus padres aun retumbando en nuestros oídos, Daniel y yo nos sentamos en la orilla de la playa, las suaves olas lamiendo nuestros pies descalzos. Podía sentir la tensión en su cuerpo, la incertidumbre que se cernía sobre él como una nube oscura. Sin embargo, sus dedos seguían entrelazados con los míos, su apretón firme y seguro.
"¿Es eso lo que quieres?", pregunté con voz temblorosa, las palabras saliendo en un susurro apenas audible.
Daniel suspiró, su mirada perdida en el vasto océano. "Ser mortal... vivir una vida simple y pacífica contigo... sí, Sofía, eso es lo que quiero."
Un peso se asentó en mi pecho, las palabras de Daniel resonando en mi cabeza. Quería gritar, discutir, decirle que no podía hacer eso, que no debía hacer eso. Pero en cambio, me obligué a mantener la calma.
"Daniel, la felicidad... no es egoísta", dije con voz firme, eligiendo cada palabra con cuidado. "No puedes renunciar a lo que eres por mí. Eso no sería justo para ninguno de los dos."
Me miró entonces, sus ojos oscuros llenos de tantas emociones que me costó respirar. "¿Y qué es lo justo, Sofía?", preguntó con voz suave, sus palabras flotando en el aire entre nosotros. "¿Es justo que yo viva una vida eterna sin ti? ¿Es justo que te pierda mientras yo permanezco inmutable?"
Sus palabras me cortaron el aliento, un nudo formándose en mi garganta. Quería decirle que lo entendía, que sentía su dolor. Pero también sabía que necesitaba ser fuerte, por ambos.
"Daniel, lo que importa es lo que tenemos ahora, el amor que compartimos", dije, buscando sus ojos. "Y no importa cuánto dure, no importa si es un día, un año o una eternidad... esa es la verdadera felicidad. Y esa es la felicidad que deberíamos buscar, juntos."
Había un silencio entre nosotros, solo el suave susurro del mar llenando el aire. Y mientras esperaba su respuesta, sabía que estábamos al borde de un precipicio, listos para saltar al desconocido. Pero no importaba el resultado, no importaba la decisión de Daniel... Sabía que enfrentaríamos lo que viniera, juntos. Porque eso es lo que significa amar.