El Barrio Delouis

Cap.5. Realidad 1

El joven desconcertado, gira la cabeza en negación, con las manos alzadas pide una explicación que justo ahora sus padres no pueden darle, aún no. El chico se soba el cabello desesperado y pedía explicación, pero no había mucho que explicar más que después de esa noche, lo que siguió fue desconcertante.

— ¿Qué más?

— Nada, bueno tal vez sí.

— Tal vez… vamos, ahora me dirán que se trata de una historia de amor, se escapan juntos y viven felices por siempre. – se cruzó de brazos disgustado porque no era un chico romántico y tampoco se le acercaba a esa palabra.

— Nunca dijimos que se amaran – señaló la mujer de cabello rubio – y mucho menos que se volviera una historia de amor.

— Es solo una historia, – agregó el hombre desatando su corbata – pero podemos dejarlo aquí…

— ¡No! – algo desafino en la voz del chico y tosió un poco para recomponerse – Es decir, podemos continuar mañana después de clases.

— Pues bien, ahora vete a terminar las tareas antes de medianoche. – sonrió la mujer cálidamente.

— Hasta mañana.

— Descansa – respondieron al unísono sus padres.

La despedida del chico, no era, sino una cortesía que en el fondo escondía sus ganas por saber toda la historia.

Camino hasta su cuarto, tomó una pluma y sacó el cuaderno de filosofía II. La verdad era que no tenía tiempo ni ganas de pensar en la vida de René Descartes y su dilema de ser o no ser, solo pensaba en un nombre. Pasó las páginas del cuaderno hasta llegar a un cuarto del final y con letra caligráfica escribió los nombres de las personas de la historia. Quiso creer en esas personas por una sola razón, y era que en el fondo, sabía que millones pasaban por ese mundo y esos mismos millones morían en ese mundo. No sabía si eran reales, pero quería darle un sentido, quería entender mejor ese mundo.

Mientras el chico escribía. Sus padres se acomodaron en la sala, claro que corrían riesgo contando de un lugar que sí existió y existe, pero confiaban en su hijo. Lo importante de todo era que le mostraría una realidad de miles de personas y ahora le tocaba escoger a su hijo decidir en qué realidad vivir. Todos tenemos una vida y por mucho que nos importan las personas que amamos, no podemos imponer lo que nosotros queremos, sólo podemos orientar y enseñar.

A la mañana siguiente el sol comenzaba a sonreír y se colaba por la ventana de la sala, pequeños rayos molestaban el rostro de la mujer y se tallaba los ojos para despertar. Su esposo refunfuñaba por la mañana, pero con delicadas caricias su esposa logró despertarlo. El hombre tocó su mejilla delicadamente y ante esto, la mujer sonrió.

— Cuando veo tus ojos siento estar tocando el cielo. – claro, está si era una historia de amor.

— ¿Crees que la verdad lo hará entender?

— ¿Cuál verdad? Él sabrá reconocer la verdad de la mentira. Además se iba a enterar, el capitán quiere sacar el caso y los periódicos investigarán hasta el más mínimo vínculo con esa pandilla.

— Lo sé, no fueron cuidadosos y sacarán muchos nombres a la luz.

— Tranquila, – le dió un beso en la frente – yo me asegurare que solo sean los necesarios ¿Confías en mí, verdad?

— Sí, pero no siempre fue así.

Tomaron el desayuno juntos y cada cual se dirigió a su trabajo, el chico a la universidad. No hacían cosas extraordinarias y tampoco se consideraban personas de cambio, aunque en el fondo sabían que hacían un cambio. Eran una familia de tres, común. Una familia donde el hijo se la pasaba bien en la universidad con amigos y enfocado en sus estudios, el padre tomaba el café mientras leía el informe y la mujer caminaba con sus tacones por la agencia que administraba. Podían ser cualquiera y así como cualquiera, tenían un pasado por olvidar.

Pero, gracias al destino que llamamos vida y las buenas acciones diarias, su pasado no era algo que le prestara demasiada atención. Ellos, como muchos, prefirieron dejar el pasado en su sitio y comenzar de cero porque, claro, todos merecemos empezar de nuevo. Sin embargo, a veces se necesitan desenterrar recuerdos para mejorar nuestro futuro y vivir sin esos fantasmas.

Ellos tenían fantasmas con rostros y nombres. Todos los tenemos, la pequeña diferencia era que en el mundo de Yoika no eran fantasmas del todo sino personas que los encadenaban y en la realidad de Yuri, los fantasmas tenían nombres de amigos que ahora ya no cruzan una palabra.

El chico, con apenas 20 años, había aprendido, desde muy temprana edad, que no todo es color rosa y el mundo donde vive nunca podrá ser perfecto o siquiera acercarse a esa palabra. Sus padres se encargaron de criar a un hombre muy racional. Le demostraron a Yuri que no todos sus sueños se van a hacer realidad, seamos honestos adultos, no todo es lo que queremos, y que la maldad yace en las decisiones y acciones, no dentro sino fuera. Yuri, comprendió poco a poco a lo que en verdad se referían sus papás.

Y así como cualquiera que valerse por sí mismo era algo que todos debemos afrontar. Sus padres creyeron que con esa historia podría darse cuenta, un poco más, de las verdaderas oportunidades que una persona como él puede tener.

Oportunidades, que por cierto, desperdiciamos creyendo que siempre será así. Damos por hecho algo que es cambiante, damos por hecho que nuestra realidad no puede cambiar de un segundo a otro, pero plantemonos en la tierra, en el ahora. Tal vez mañana no sea igual y tal vez está realidad se vaya a la mierda.

Seamos honestos, la vida no solo era universidad, normalidad y felicidad. Detrás de eso había llantos, armas y violencia que con cada segundo aumentaba. Crecía mientras trabajaban, estudiaban, respiraban, crecía con cada palabra escrita y con cada oración recitada. Eso seguía creciendo. No, no me refiero precisamente al gobierno porque eso está demás mencionarlo, me refiero al verdadero sufrimiento donde gobierna la droga y la muerte es el castigo común. Ese pequeño pero gran mundo donde las personas le tienen miedo a una mirada, ese mundo que estamos olvidado porque no es nuestra realidad, pero existe y poco a poco esos actos de “caridad” se van a acabar.




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