El Barrio Delouis

Cap. 16. Realidad 3

Pasaban de las tres de la madrugada y Yuri no podía dejar de pensar en la vida de un criminal. ¿Algunos podrían llegar a ser víctimas? ¿En serio no había otro camino más que seguir la corriente? ¿Y esos que hacen un cambio y salen de los malos rumbos? ¿Qué pasa con aquellos que rompen con las cadenas del pasado para forjar las del presente? A Yuri, en realidad no le importaba si el personaje en cuestión era hombre o mujer, pero le importaban sus decisiones.

En el mundo hay personas buenas que solo desean ayudar, así, sin más. Viven para ayudar y cooperar con aquel que lo necesite, pero si hay bondad ¿Porqué nos permitimos ser malos cuando es igual de difícil ser bueno? Es cuestión de perspectiva, de cambio, de voluntad y mucho más del entorno.

Asombrado por su propio descubrimiento, se levantó rápidamente de la cama, de golpe, como si un misil de pensamientos se aproximaba. Encendió su laptop y escribió. Replanteó lo que hace un tiempo había tomado como punto central: no todos los que dicen ser malos, son malos por voluntad. Borro la línea y escribió: la maldad es decisión de uno mismo, pero más aún de las personas que nos orillan a tomar las decisiones. Así que en teoría la maldad solo era decisión de nuestro propio descubrimiento y cada uno tenía el poder para tomarla o dejarla. Pero no olvidemos que no estamos solos, hay muchas más personas que solo quieren ver el mundo arder y las personas que rodeaban a nuestro personaje, sí que les gustaba el fuego.

Al día siguiente

Caminaron por la acera, y se detuvieron en una tienda de conveniencia. Cada uno estaba sumergido en su mundo y no estaba mal, era lo normal en una familia cotidiana que sale de vez en vez para hacer diferentes actividades. Cada uno dentro de sí, sabía que las cosas iban más o menos bien.

Por un lado el hombre de corbata mantenía sus pensamientos en el caso que su antiguo jefe está por cerrar y con ello, exponerlo, lo cual no le causaba mucha gracia al hombre de corbata. La mujer de cabellos dorados mantenía su mente en su pasado, en esas cosas que necesitaba olvidar y ahora necesitaba revelar a su hijo porque era necesario caer en otra realidad antes de mudarse, solo. Yuri, por su parte, se concentró en los precios de las papas, y pensó ¿Cuántas personas son capaces de comprar esto? Había algunos que ni siquiera ese lujo podían darse, así que gruñó para sí mismo y negó con la cabeza tras la noticia de que la canasta básica subiría un 2% este año, eso no lo tenía muy contento y apesar de ser solo un mini adulto de 20 años, tenía muy en cuenta los nuevos retos con los que tendría que lidiar a lo largo de su carrera.

Si bien sabían que cada uno podía lidiar con esos asuntos solos, también sabían que se tenían el uno al otro. Y es que ¿Cuántas personas, cuántas familias, cuántos amigos pueden darse ese lujo? ¿Cuántos confiaban unos en los otros?

La sociedad de ahora tiene serios problemas con la confianza, no solo internamente sino externamente, tal vez por las expectativas o por el qué dirán, pero la sociedad que formamos, esa que moldeamos con mucho esfuerzo y deformamos diario, esa sociedad podría romperse con lo poco que le queda de confianza. Esta sociedad podría colapsar de un momento a otro y Yuri lo sabía, tal vez no por sus acciones, pero sí el impacto que tenían esas acciones en la sociedad. Se acomodó el cabello, pensando, cuestionando a las personas que iban y venían en la tienda de conveniencia. ¿Cuántas de ellas podían hacer un cambio con pequeñas acciones?

Ya sabía que las palabras eran poderosas, que una frase, una mirada, incluso un saludo cordial podía reforzar o romper con los círculos viciosos de la sociedad, entonces ¿Cuántos de nosotros estamos haciendo un cambio? ¿Cuántos estamos luchando para llevar esperanza? ¿Cuántos mantenemos esa esperanza viva por las personas que no se permiten tenerla?

La respuesta es sencilla, solo un 15% de entre todo el mundo. ¿Ese 15% basta? Aunque la pregunta debería ser otra… ¿Ese 15% es suficiente para esas mujeres, niños, adolescentes, ancianos y hombres que no se pueden permitir ser débiles? ¿Estamos haciendo suficiente como sociedad cuando todo fuera de nuestros pequeños mundos está colapsando poco a poco?

Comenzaron a caminar hacia la caja y Yuri notó algo, sus padres siempre tomaban solo lo necesario, nunca de más. Curioso, se quedó observando como uno a uno los productos iban pasando, en su vida se había fijado en ese pequeño detalle, ellos no abusaban de las ofertas compulsivamente y tampoco llenaban al límite su alacena. Sí, tenían un par de cosas guardadas, pero haciendo memoria, recordó que solo había lo necesario para una semana de comida para tres personas.

— ¿Desean agregar dos bolsas de papas por el precio de una? Y el vino está en oferta.

— No, gracias. – observó a su padre sacar la billetera y pagar con tarjeta.

Achico un poco los ojos, haciendo memoria, nunca había visto a su padre o a su madre comprar algo extra en la caja o quitar algún producto, una vez el producto estaba escaneado, se lo llevan, siempre. Eran de las personas que preferían salir y comprar un jugo de imprevisto el día domingo en la mañana, que tener las diez o cinco cajas en la nevera.

Tomó las bolsas y caminó por la acera mientras sus padres iban un poco más atrás. Volteó levemente cuando un hombre pasó a su lado. Se fijó como su padre movía discretamente a su madre para colocarla del lado de adentro de la calle, nunca a la orilla. Siempre la protegía, el chico sonrió para sí mismo recordando el día que su padre le dijo: “Las mujeres nunca deben ir a la orilla de la calle, no importa quien sea, tu amiga, tu novia, incluso tu madre, no puedes exponer a una mujer a cualquier tipo de accidente. Tienes que ser un caballero” Eran esas pequeñas cosas que hacían a Yuri diferente, esas cosas que notamos cuando vemos a alguien casualmente en la calle aunque no lo conozcamos. Esas pequeñas cosas que hacen la diferencia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.