El Beso

Capítulo diez

Starbucks, todo en Starbucks

Jane

Starbucks.
Uno de mis lugares favoritos en el mundo. Tomar un café helado aquí es lo mejor que existe. Frapuccino, para ser exactas. Mi adicción a lo dulce es algo con lo que lidiaré toda mi vida. «¿Cómo te puede gustar tanto la comida Jane?». No lo sé y no me importa averiguarlo.

Estaba sentada en una de mis mesas favoritas leyendo: “Corona de espinas rotas”, mientras tomaba mi añorado café. El gerente de aquí es un completo idiota. Y sí, otra vez entrometiéndome en cosas que no me importan.

Aquí ya todos me conocen, de hecho, he pensado en comenzar a trabajar en este local solo por los frapuccinos y la gente tan amigable que atiende detrás de los mostradores.

La cocina es la mejor parte de todo el sitio. Allí los chismes es algo que se respira y mientras todos limpian y hacen su trabajo todo se vuelve más intenso. Las críticas y comentarios de los clientes son los más graciosos.

Martina es una chica venezolana que se encarga de tener todos los pasteles para servir. Ella es la más simpática y graciosa de todas. También se hace cargo de la caja de vez en cuando. Jacob es el que atiende en la caja la mayoría de las veces, es una completa dulzura. Tiene el pelo crespo y pecas por el puente de su nariz, adornando ligeramente sus rosados pómulos. Por alguna extraña razón, el gerente lo detesta con todo su ser, aunque a ese pobre amargado andante no se le puede pedir mucho, su naturaleza es decir cosas fuera de lugar y la antipatía.

De repente, me distraje con el sonido de la campanilla en la puerta. Daniel había entrado buscando a alguien con sus ojos, estirando su cuello como jirafa para alcanzar a ver todo el lugar. Llegó a hasta mí, un poco más atrás que las primeras mesas del lado de la puerta. ¿Cómo no me vio si estaba casi a su lado?

Asintió con felicidad y corrió hasta mí.

—Como siempre, pensé que te encontraría aquí.

—Soy muy predecible, al parecer. —Tomó asiento en frente de mí. Cerré el libro con marca página y sonreí tomando un sorbo de mi café—. ¿Qué pasa, Daniel?

—Quiero hacerle una sorpresa a Kristen por nuestro aniversario y creí que serías la persona indicada para preguntarte qué hacía.

—¿Yo? ¿Por qué yo?

—La conoces mejor que nadie, Jane. Y se me acabaron las ideas.

—Podrías adornarle su cuarto.

—Muy gastado

—¿Cine?

—Aburrido.

—¿Cita en el parque al lado de la iglesia? En el centro de Stowe hay uno muy lindo.

—Lo conozco, pero no considero que le guste.

—¿Decorarle su casillero?

—Jane, a Kristen no le gusta mostrar públicamente las relaciones. Estás igual que yo.

—Kristen se ha vuelto algo… difícil estos días.

—¿Sí? ¿Qué pasó?

—No lo sé, pienso que tiene problemas con Andrea. Sabes que las dos explotan muy rápido.

—No sé, esperaba que se llevaran mejor con el tiempo.

—Se llevan bien Daniel, solo tienen más diferencias que nosotros. —Recostó su espalda, pensativo y rascó su nariz un par de veces con la punta de su mano—. ¿En qué piensas?

—En que tengo hambre y la razón por la que ambas se llevan así. Nosotros nos llevamos muy bien y nunca hemos peleado por algo, entonces por qué ellas sí.

—Dan, todas las personas son diferentes. Sus personalidades chocan más, no tiene nada de malo. Nosotros nos llevamos mejor porque tenemos intereses en común y no tenemos esos problemas de opiniones. No te preocupes por ellas, estarán bien.

—Eso espero, de lo contrario nuestro aniversario sería un completo desastre. Kristen pelearía todo el día con todo el mundo. ¿Sabes en dónde está ahora?

—Habíamos quedado en que me acompañaría, pero no se presentó, así que supongo que está ocupada. —Kristen siempre ha cambiado de humor muy rápido y es algo con lo que sé vivir.

No me preocupa que haya cancelado de último minuto, ni mucho menos que esté evadiendo a Dan, Andrea y a mí. Es un poco conflictiva cuando es insegura, pero esas son costumbres que ha adoptado con el tiempo, después de pasar casi todo el tiempo sola en su casa. Su padre se fue cuando ella tenía dos años y nunca más apareció. Su madre se parte el lomo trabajando para una compañía que la manda al extranjero cada que puede. Consiguió ser becada al 50 % en C.M.I.A.I. a los 12 por sus excelentes calificaciones en la escuela. Su madre es muy amigable y siempre hace cosas para beneficiar a los demás. Su abuela vive con ella y tiene una cafetería cerca de su casa en donde siempre podemos hallar a Kristen. «Parece que las cafeterías son nuestros lugares».

—Podría pasar por su casa y preguntarle a su abuela en dónde está. Quiero que todo esté bien antes de planear cualquier cosa.

—Mhm. —Qué tierno es Dan. La relación de ellos dos me encanta, ya que siento que hay mucho cariño de por medio en ambos. Él es una muy linda persona y a veces baja a Kristen de una nube grandísima de ego perjudicial y orgullo, justo lo que ella necesita—. ¿Cuántos años llevan?




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