Han transcurrido varios días desde la fatídica noche del cumpleaños de Mathew. La noticia del rechazo se había extendido como la pólvora por toda la manada, dejando tras de sí un reguero de murmullos, especulaciones y miradas furtivas. Nefthally permanecía recluida en su hogar, un santuario de silencio y relativa paz, evitando las miradas curiosas y los comentarios velados del instituto. El ambiente en casa era denso, cargado de un amor silencioso y un apoyo incondicional.
Su madre y hermano la rodeaban de cuidados, susurrando palabras de aliento y ofreciéndole su presencia constante. Robert, por su parte, había recibido una citación del Alfa moon.
Alfa Thomas esperaba a Robert en su despacho, el rostro marcado por la preocupación y una palpable incomodidad. La amistad que compartía con Robert era profunda, forjada en años de lealtad y respeto mutuo.
El rechazo de Mathew no solo había herido a Luna, sino que también había tensado la cuerda de su relación. -"Robert, gracias por venir,"- dijo Thomas, su voz grave y sincera. -"Lamento profundamente lo sucedido. Sé que esto ha sido... doloroso para ti y tu familia."-
El padre de Nefthally lo miró con una calma sorprendente. No había rastro de la furia explosiva que Alfa Thomas había anticipado. En sus ojos había tristeza, sí, pero también una dignidad serena. "Thomas," respondió Robert, su voz firme aunque ligeramente apagada. -"Agradezco tus palabras. No te mentiré, la situación es... delicada. Pero mi hija es fuerte. Saldrá adelante."-
Thomas suspiró, aliviado y a la vez desconcertado por la compostura de su amigo. -"Me siento terrible. Mathew... actuó impulsivamente. Estaba... confundido."-
Un leve atisbo de tristeza cruzó el rostro de Robert. -"Confundido o no, el daño está hecho. Nefthally es mi hija, y su corazón sufrió una herida profunda."- Su mente vagó hacia la conversación que habían tenido en familia la noche anterior.
<<Nefthally estaba sentada en el sofá, arropada en una manta, su rostro aún pálido pero con una determinación firme en sus ojos. -"Estoy bien, papá,"- les había asegurado, su voz suave pero convincente. -"Duele, sí. El rechazo... duele más de lo que puedo expresar. Pero Tea y yo... vamos a estar bien. Nos haremos más fuertes con cada día que pase."-
-"¿Cómo te sientes después de lo del rayo, cariño?"- había preguntado Carolay, su voz cargada de preocupación.
Neftally había sonreído levemente, un brillo travieso en sus ojos blancos. -"Cada día me siento mejor... y más... conectada. Digamos que controlar el clima podría convertirse en mi nuevo pasatiempo,"- había bromeado, una chispa de su antiguo humor asomando en medio de la tristeza.
-"¿Qué vas a hacer ahora, pequeña?"- había preguntado Rob, su rostro serio.
-"Necesito... cambiar de aires,"- había respondido Luna, su mirada distante. -"No puedo quedarme aquí y ver a Mathew... ser feliz con Lyra. No ahora. Necesito irme con tía Elara. A su manada por lo menos por ahora o hasta que las cosas se calmen por aquí, de todas formas casi culminan las clases y me iré luego de eso."
Los ojos de sus padres se abrieron con sorpresa y una punzada de inquietud. La manada del norte... la que aún ejercía su ancestral dominio sobre todas las manadas licántropas. Y tía Elara... una figura poderosa e influyente, esposa del antiguo Delta de la manada, que prácticamente se hizo cargo de los hijos del Alfa cuando estos murieron en un ataque hace años.
-"¿A la manada del norte?"- había preguntado su madre, su voz llena de asombro, definitivamente su hermana cuidara bien de mi tesoro.
-"Sí,"- había confirmado Nefthally, con una determinación que no admitía réplica. -"Allí tendré espacio para sanar, para fortalecerme. Con tía Elara... estaré bien. Pero, por favor. No me digan que no debo hacelo, por mi paz mental es lo mejor.">>
De vuelta en el despacho de Thomas, Robert continuó: -"Mi hija necesita espacio para sanar, Thomas. Ha decidido irse por un tiempo. A vivir con su tía Elara."-
La sorpresa se reflejó en el rostro del Alfa, teñida de una creciente alarma. -"¿Elara? ¿A la manada del norte?"-
-"Si"- dijo Robert, su mirada seria. "Elara es una mujer con una influencia inmensa, es una maravillosa persona mi hija estará bajo su protección."
Alfa Thomas asintió lentamente, la magnitud de la pérdida comenzando a asentarse en su mente con una claridad escalofriante y un nuevo matiz de preocupación. La partida de la chica no era solo una herida personal para su hijo, sino una potencial jugada en el tablero político licántropo. -"Entiendo,"- dijo finalmente, aunque su tono denotaba una profunda tristeza y una creciente inquietud. -"Lamento mucho todo esto, Robert. Eres un buen hombre, un amigo valioso. Espero que Luna encuentre la paz que necesita... y que Elara... la reciba bien."- La influencia de Elara en el norte y, por extensión, en todas las manadas, era un factor que no podía ignorar.
Robert se levantó, extendiendo una mano hacia Thomas . -"No te preocupes , Elara ama con locura a Neftally, dice que es la hija que nunca tuvo. Y espero que, con el tiempo, podamos superar esto. Por nuestra amistad... y por el futuro... de todos."- La implicación en sus últimas palabras no pasó desapercibida para Thomas.
La decisión de Luna podría tener consecuencias mucho más amplias de lo que inicialmente habían imaginado.
El Alfa estrechó su mano con firmeza, un peso de arrepentimiento oprimiéndole el pecho. La impulsividad de su hijo podría haber desencadenado una serie de eventos con ramificaciones insospechadas, especialmente con Luna buscando refugio en el corazón del poder licántropo.
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Editado: 17.06.2025