El beso de la Luna

21. Cena y Aceptación

La mesa del comedor de la casa de la manada brillaba bajo la luz cálida de las velas, cada llama danzando como un pequeño espíritu de celebración. Luna organizó la reunión para agradecer la aceptación que tuvo, primero como amiga y allegada a manada y ahora como luna.

Las risas resonaban suavemente, un coro armonioso que envolvía a la pequeña reunión. Aurora, con su teatralidad característica, contaba una anécdota hilarante sobre su intento fallido de cocinar un pastel para Rhysand en su primer aniversario, gesticulando animadamente y provocando carcajadas en todos los presentes, sentados uno al lado del otro, compartían miradas cómplices y sonrisas suaves. Arick, a la cabecera de la mesa, no apartaba sus ojos de Luna, sentada a su derecha, una possessividad tierna y protectora irradiando de él.

-"Es asombroso lo rápido que te has integrado, Luna," comentó Abigail, su voz melodiosa y sincera. Es la esposa del Delta de la manada Damon, los conocí hace unos días y desde el primer momento nos llevamos bien.-"Parece que hubieras nacido aquí, entre nosotros."-

"La calidez con la que todos me han recibido ha hecho que este lugar se sienta como un hogar desde el primer día," respondió Luna, su sonrisa iluminando su rostro pálido. Entrelazó sus dedos con los de Arick bajo la mesa, un gesto pequeño pero lleno de significado. Él apretó suavemente su mano en respuesta, un calor silencioso comunicándose entre ellos.

Aurora, con su sentido del humor incisivo, levantó su copa de vino tinto. -"Brindo por Luna, la mujer que ha logrado lo impensable: ablandar el corazón de piedra de nuestro Rey Alfa. ¡Quién lo diría! ¡Ahora hasta lo vemos sonreír sin que parezca que le duele la cara!"-

Un gruñido suave escapó de los labios de Arick, pero sus ojos dorados permanecieron fijos en Luna, una ternura innegable suavizando sus rasgos severos. -"No estoy gruñendo,"- replicó con un deje de diversión en su voz profunda. -"Solo estaba reservando mis sonrisas para una compañía que realmente las apreciara."-
Las risas resonaron aún más fuertes, contagiando a todos en la mesa.

La conversación fluyó con una naturalidad sorprendente, saltando de anécdotas personales a temas más ligeros sobre la vida en la manada.

Luna se sentía cada vez más cómoda, su voz uniéndose a las bromas, sus opiniones siendo escuchadas con atención y respeto. Incluso antes de la presentación formal, la manada, a través de sus representantes más cercanos, parecía haberla aceptado como parte de su tejido, reconociendo la profunda conexión que compartía con su Rey. Arick la observaba con un orgullo silencioso, maravillándose de su gracia, su inteligencia y la fuerza tranquila que emanaba de ella.

Cuando la cena llegó a su fin, se trasladaron a la sala de estar, donde el fuego crepitaba acogedoramente en la chimenea, llenando la estancia con un resplandor cálido y danzante. Las parejas comenzaron a despedirse gradualmente, susurrando buenas noches y dejando a Arick y Luna solos en la atmósfera íntima y silenciosa.

Arick se acercó a Luna, tomando sus manos entre las suyas. -"¿No quieres irte?"- preguntó, su voz grave y cargada de un anhelo que no intentaba ocultar. Sus ojos dorados la examinaron con una intensidad suave.

Luna sonrió, una calidez profunda extendiéndose por todo su cuerpo ante su pregunta. -"Todas mis cosas ya están en tus aposentos,"- respondió con una timidez dulce, sus mejillas teñidas de un ligero rubor.

Los ojos de Arick brillaron con una posesividad tierna. -"Entonces no se diga más,"- susurró, entrelazando sus dedos con los de ella y guiándola suavemente hacia las escaleras. -"Ya es tarde. Es hora de descansar."-
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