El beso de la Luna

40. Secretos y Sombras

Una emoción dulce y nerviosa revoloteaba en mi interior como mariposas inquietas. Cada pequeño detalle de la sorpresa que estaba preparando para Arick me llenaba de una alegría silenciosa. Hace unos días, la discreción había sido mi mejor aliada cuando, acompañada por una Aurora cómplice y emocionada, visité el hospital de la manada. Los análisis confirmaron lo que mi cuerpo ya intuía, y la pequeña imagen borrosa de la ecografía se había grabado en mi mente como la promesa de un futuro hermoso. Un pequeño latido, apenas perceptible, pero tan lleno de vida... nuestro bebé.

Arick no sospechaba nada, absorto como estaba en la vorágine de su trabajo. Las mañanas comenzaban antes del amanecer para él, entre reuniones en su despacho y viajes a las empresas fuera de la manada. Regresaba al anochecer, a menudo encontrándome ya dormida, agotada por la emoción y una ligera fatiga que intentaba ocultar. Lo extrañaba terriblemente, anhelando sus brazos y sus besos, pero sabía que debía ser paciente. La sorpresa valdría la pena.

Hoy era el día. Había preparado una cena especial, con sus platos favoritos y la atmósfera íntima que tanto disfrutábamos. La mesa estaba puesta con nuestras mejores velas, y una suave melodía llenaba el aire. Solo faltaba él. Cada ruido del exterior me hacía saltar, esperando escuchar el rugido de su coche.

Mientras esperaba, acaricié suavemente mi vientre, una sonrisa tierna floreciendo en mis labios. Imaginaba su rostro al darle la noticia, la sorpresa inicial dando paso a la alegría y el amor que sé que siente por mí. Este pequeño secreto era un tesoro que anhelaba compartir.

Black:
La tenue luz de la lámpara de aceite danzaba sobre los rostros sombríos, iluminando la satisfacción cruel que compartíamos. Al otro lado de la mesa tosca, la figura envuelta en sombras asintió ante mis palabras.

"¿Todo listo, entonces?" pregunté, mi voz un susurro cargado de una anticipación oscura.

"Como lo planeamos, Black," respondió la voz, áspera y carente de emoción. "Solo esperamos tu señal para poner en marcha la fase final."

Una sonrisa lenta y siniestra se extendió por mis labios. "Excelente. Esta vez... esta vez no habrá errores. El reinado de Arick llegará a su fin. Una nueva era está a punto de comenzar." Intercambiamos una mirada cargada de una promesa tácita de caos y poder.

Idiota útil, pensé para mis adentros, observando la satisfacción en el rostro de mi aliado temporal. Este peón cree que compartiremos el poder, que tendrá su parte del pastel. Se equivoca. Una vez que Arick esté fuera del camino, una vez que mi venganza sea completa, este estorbo será eliminado. No pienso compartir mi triunfo con nadie. El poder es mío, y solo mío. No le debo favores a nadie, y no pienso empezar ahora. Su ambición ciega lo convierte en la herramienta perfecta para mis propósitos. Que siga soñando con su parte del reino. Su despertar será... instructivo. La caída de Arick será solo el primer acto. Mi ascenso apenas comenzará.




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