El Beso del Demonio

Cap. 12

― ¡Sam! ― Luciana golpea una de las criaturas, retrocede un poco asustada mientras observa de hito en hito al mencionado siendo atacado por varios demonios.

― ¡Luciana, corre! ― Tamiel voltea a verla.

― ¡Vete de aquí, haz lo que te dice! ― Sam masculla viéndola dudar.

La muchacha emprende la carrera sin mirar atrás, no deja de asombrarse al buscar personas en la ciudad y no encontrar a nadie, frunce el ceño, ¿Es esto posible? Agitada se aventura a tomar un atajo que la saque de las cercanías donde está llevándose a cabo la disputa pero en cuanto dobla en la primer esquina se encuentra cara a cara con Marcos, su hermano eleva la vista clavándola en ella para fruncir el ceño.

― ¿Dónde estabas? ― pregunta el joven demasiado serio.

― Tuve un contratiempo ― suelta acercándose rápidamente ― Vámonos, tengo prisa. ― jala su brazo apremiándolo a caminar.

― ¿Por qué? ― se detiene viéndola.

― Estoy asustada, ¿Bien? Solo… Ven conmigo y te explicaré lo que pasa o por lo menos lo intentaré ― suspira apoyando su cabeza en el pecho de su hermano.

― No tienes que explicar nada Luciana, nada de nada porque lo entiendo todo ― habla mientras coloca sus manos en los hombros de la muchacha ― Creo que estas demasiado preocupada por algo que tiene una sencilla solución, verás, si vinieras conmigo te daría hasta lo que no te imaginas ― susurra la última oración. La rubia eleva la vista confundida para encontrarse con el sonriente rostro de Lucifer. ― ¿Sorprendida?

― ¿Dónde está mi hermano? ¿Qué le has hecho? ― lo empuja.

― Interesante, cuando se trata de tu hermano no eres ninguna cobarde ni llorona ― ladea la cabeza ― No terminaré de comprender a los humanos nunca, pero tampoco me desespera la idea.

― ¿Qué hiciste con Marcos? ― pregunta nuevamente.

― No estuvo aquí en ningún momento, eres muy fácil de engañar ― ríe viéndola sorprenderse. ― Vamos a lo importante, ¿Por qué no piensas un poco mi propuesta? ¿Acaso crees que Shamshiel te va a salvar? No ha podido hacerlo en ninguna de tus vidas pasadas, ¿Qué podría cambiar?

― ¿Shamshiel? ― susurra ― ¿Es él de quien me enamoré? ¿Sigue vivo?

― ¿No conoces tu propia historia? ― sonríe con malicia y gozo ― Supongo que no te ha dicho nada, Shamshiel era mi fiel lacayo, aquel que te robó el corazón como dicen por ahí; claro que está vivo, él no puede morir y esa es su más grande desgracia y donde se origina todo su egoísmo, ¿Qué persona haría que renazca una y otra vez su amado solo para poder tenerlo un tiempo y verlo padecer una terrible muerte?

― ¿Qué? ― frunce el ceño adelantándose unos pasos hacia el sujeto ― Sam dijo que había muerto ya.

― Para nada, no puede dejarte ir y te obliga a reencarnar una y otra vez sabiendo que la historia va a repetirse no importa cuánto luche contra ello y es que no hay nadie en la Tierra que pueda vencerme linda ― su mano acaricia la mejilla de la rubia con lentitud ― Sam. Que nombre más mundano y estúpido, ¿No te parece? Pero el más cercano a parecerse a Shamshiel, ¿No?

― Sam no me mentiría, ¿Por qué hacerlo? ― espeta recordando más a detalle, siempre le ha parecido familiar su voz, la noche en que lo vió en el club nocturno tuvo la sensación de haber sostenido su mano anteriormente y ni hablar de la manera en que él parece verla cuando cree que no le presta atención… ― No… me mentiría.

― Sabes que sí, el solo hecho de que no lo recuerdes borra todo sentimiento que puedas tener hacia él y no puede soportarlo. Es más fácil mentirte, tenerte cerca intentando “cuidarte” de mí, al fin y al cabo no ha hecho más que hacerte daño, a lo largo del tiempo ha mentido, te ha dejado morir de la peor manera cuando podría dejarte a mi lado y verte ser feliz ― se encoge de hombros.

― No eres menos culpable que él ― se aleja ― Presumes de quererme pero solo soy un trofeo para ti, te gusta perseguirme y torturarme para luego matarme de la forma que quieras, ¿Eso te hace mejor? ¿Verme feliz, contigo?

― Al menos soy sincero, siempre lo he sido y te lo he dicho muchas veces antes, no siento amor por nada ni nadie, no me preocupo, no me compadezco pero si me atraen ciertas cosas y tú, no eres la excepción. No sé por qué pero te puedo asegurar que a mi lado lo tendrías todo, poder, gloria, vida eterna, respeto y miedo de todos, además de que tú y yo nos entenderíamos muy bien y disfrutaríamos… ― susurra en su oído desde atrás, la forma en que se mueve, tan rápidamente y encantadora hipnotiza a cualquiera. ― ¿No crees? Vamos, lo piensas, no lo niegues.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.