El Beso del Demonio

Cap. 16

Shamshiel golpea con su puño la pared, es tanta su molestia que la fuerza impuesta en el golpe resquebraja el material, voltea enfurecido hacia Clemente que lo ve con total calma mientras que Tamiel pasa su mano por sobre el desastre que ha quedado en la sala esperando poder recibir alguna información, recreación de lo que sucedió o esencia de quien irrumpió en la casa, es evidente que Luciana ha sido raptada pero no tienen idea de quien pudo ser puesto que Lucifer y los suyos están limitados a no entrar a Tierra Santa, entonces, ¿Quién vino por ella? ¿Quién es el responsable de tanto desastre?

Tamiel camino por el lugar, la esencia que ha quedado es casi imperceptible y deduce para sí mismo que ha de ser alguien con rango celestial, con el suficiente poder como para verse casi invisible a los sentidos de otros seres sobrenaturales, para cuando llega al final de la sala de estar nota en la pared y el suelo algunas gotas de sangre, se acuclilla, frunce el ceño y en cuanto su mano se coloca sobre ellas obtiene la imagen clara de la muchacha siendo atacada, cayendo al suelo presa del dolor.

― Mierda… ― susurra y su amigo le presta atención ― No puedo ver de quien se trata pero sea quien sea la ha atacado sin compasión, no debe verla como otra cosa que no sea un estorbo, está usándola para algo pero no tengo idea de para qué.

― ¿Está herida? ― pregunta el castaño serio.

― Sí ― asiente ― No es grave, pero lo está.

― ¿Puedes decirme que mierda estabas haciendo en lugar de cuidar de ella como te pedí? ― observa al anciano encaminándose a él amenazante. ― Era algo muy simple, anciano.

― ¿Crees que yo podría haber hecho algo contra quien irrumpió en mi hogar? ― ríe ― Suficiente hice al cuidar de ella, de evitar que huyera y de ayudarla a entender un poco lo que le está ocurriendo, te he recibido todos estos años Sham pero no por ello soy tu sirviente, no te temo muchacho, por lo que puedes amenazar a otro.

― Clemente tiene razón, no podría haber hecho nada contra el sujeto, es un ángel probablemente, cálmate ― su amigo se acerca previniendo una posible situación.

― ¿Qué le dijiste a Luciana? ― Shamshiel observa al anciano más tranquilo.

― Nada que te ponga en problemas, solo le hablé de las cosas que ciertas personas podemos hacer, pero, no lo tomó muy bien que digamos; es una joven con sus propias convicciones e incluso te puedo decir que tiene su propia fe. ― se encoge de hombros ― Estaba confundida, algo molesta.

― Tenemos que encontrarla ― Sham farfulla por lo bajo ― No sabemos quién la tiene.

― Sabes lo que debes hacer ― Tamiel apoya su cuerpo en la pared cruzándose de brazos.

― Jamás ― niega rotundamente.

― Es el único que puede hallarla, el único con los recursos necesarios y suficientes ― continúa.

― No podemos confiar en él ― rueda los ojos.

― Sabes que si es un ángel el que está detrás de todo esto no podremos seguirle el paso debido a que hemos caído de la Gracia Divina y no nos queda mucho tiempo. ― suspira.

El ángel caído lo observa en silencio, desvía la mirada sopesando la situación, teniendo en cuenta todas las oportunidades que tiene a su alcance y llegando a la conclusión de que no tiene otra opción que no sea solicitar la ayuda de Lucifer, sabe perfectamente que los problemas surgirán en cuanto estén cara a cara el uno con el otro, que la ira del rey del Infierno se desatará en cuanto él le permita verlo de cerca y ni mencionar lo que dirá cuando sepa que Luciana está desaparecida, pero, no tiene más alternativas.

Tras ayudar al anciano a acomodar algunas de las cosas que han quedado intactas se disponen a salir del cementerio, para poder encontrarse con Lucifer deben acercarse a la parte más baja de la ciudad, allí donde los peores actos se cometen y dejan terribles huellas en los ciudadanos.

Tamiel y Shamshiel extienden sus alas con fuerza, de un salto se encuentran ya volando por el cielo, la brisa alborota sus cabellos mientras sus alas se baten a más no poder esperando poder obtener más velocidad; las alas de ambos seres son completamente diferentes, mientras que Sham las lleva grises y con puntas platinadas su compañero las porta blancuzcas y crispadas, entre los ángeles –caídos o no- es distintivo el tipo de alas, nunca se repiten, son únicas para cada uno de ellos y revelan todo sobre sus portadores, desde su poder hasta sus pecados. Tamiel lo sabe, por ende de vez en cuando sus ojos se desvían a las alas de su amigo, sabe que están manchadas por algunos errores que ha cometido en el pasado, por uno en especial que podría costarle más de lo que cree…

― Creo que aquí es suficiente ― Shamshiel observa el callejón en el que se han inmiscuido, algunos tachos de basura han sido volcados y por ende la suciedad abunda, algunas ratas se pasean como dueñas de casa mientras que algunos jóvenes indigentes hablan sin que se les entienda mucho, fumando o simplemente tratando de sobrevivir a las horas.




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