El Beso del Demonio

Cap. 22

 RECUERDO 4

“Nunca sentí tantas ganas de preguntar como aquel día en que me confesó quién era en realidad, no cabía en mí de la emoción, la incertidumbre, la inseguridad y un montón de cuestiones que gracias al estudio que me habían dado comenzaba a cuestionar. Escuchar su historia de su propia boca fue realmente impactante, escuchar sus razones, sus porqués, su sentir en cuanto a lo que la vida en el Cielo significaba para él y que a pesar de ser uno de los ángeles más poderosos, amado en demasía por su padre sentía un gran vacío en su pecho, uno que no podía ser llenado con servicio a la humanidad y eterna devoción a Dios; aunque creo en todo ello, comprendí bien su punto de vista porque de una forma u otra yo estaba en la misma posición en ese momento.

Escuché un sinfín de historias, nombres, guerras y resultados, nombres de sus hermanos, sus enemigos y sus aliados y cuando creí haberlo escuchado todo relató la historia más bonita que había escuchado antes, la nuestra desde sus ojos.

― Estaba muy molesto porque no había sido capaz de darme cuenta de las intenciones de algunos ángeles guardianes que habían atrapado a mis demonios sin razón, caminaba frustrado entre toda la multitud mundana cuando tú chocaste conmigo, en cuanto te ví lograste hacer que dejara de pensar en ello, solo me concentré en tus ojos, tu voz, tus labios… Pensé, que como todos los que pasaban por nuestro lado, me verías raro o que saldrías despavorida al notar mi repugnante esencia pero no fue así, me pediste disculpas y me sonreíste amablemente ― ríe por lo bajo ― En cuanto comenzamos a hablar supe que no eras como muchas otra jovencitas; pero descubrí que tenías mucho más para decir, eras mucho más de lo que yo esperaba.

― Supongo que ambos éramos más de lo que el otro esperaba, creo que te dejé claro lo que pensaba de ti las primeras veces que te vi y lo sigo sosteniendo, aunque ahora comprendo el por qué ― suspiro.

― ¿Luciana, me tienes miedo? ― pregunta al cabo de unos segundos.

― No ― levanto la cabeza para verlo a los ojos ― Sigues siendo tú y yo conozco una parte que los demás no, no te temo, para nada.

― Es un alivio ― susurra acercándose. ― Créeme que ha sido lo más difícil que he hecho el confesarte lo que soy, pero quiero contigo todo lo que pueda ser y para ello debes quererme con todo lo que acarreo y con todo lo que eso implica.

― Lo sé ― le sonrío ― Yo te acepté desde el primer día, esto es solo un paso más para que sepa que puedo confiar en ti.

 

― Es como si me entendieras ― sonríe.

― Lo hago, tal vez no haya pasado lo mismo que tú pero sé lo que es no poder decidir por tu cuenta, tener que seguir mandatos y obligaciones que no deseo ― suspiro ― Por eso creo que tú y yo nos entendemos tan bien.

― Somos dos rebeldes ― ríe.

― No sé si soy rebelde, solo sé que me están vendiendo al mejor postor ― observo a la nada ― Estoy muriendo en esta monótona vida.

― No te preocupes, en unas décadas habrá acabado ― sonríe acariciando mi rostro. ― Estoy es solo una parte del tiempo, pronto conocerás más de lo que puedes imaginar.

Lo veo con el ceño fruncido, no tengo idea de qué es lo que trata de decirme o si solo intenta hacerme sentir mejor, pronto el sonido de alas batiéndose en el aire me hacen voltear, un joven de platinadas alas desciende con parsimonia hasta tocar el suelo y yo solo puedo atinar a retroceder unos pasos hasta saberme detrás de Lucifer; el recién llegado me observa curioso, levanta una ceja evaluándome y luego posa la vista en mi compañero.

― ¿Es ella? ― pregunta seco.

― Sí, ella es Luciana ― me observa ― Él es mi mejor amigo, mi confidente y hermano, Shamshiel, será quien te proteja ante cualquier situación en caso de que yo no este.

― ¿Por qué habría de protegerme? ― susurro.

― Porque el Diablo tiene muchos enemigos, cuando sepan de ti y lo sabrán, vendrán por ti con la única intención de hacerle daño a él ― responde el caído como si fuera lo más obvio del mundo.

Lucifer se marchó pronto de allí, necesitaba terminar algunos asuntos antes de poder llevarme lejos de mis padres por lo que me vi obligada a regresar a la mansión, para mi suerte no habían notado que me había ausentado puesto que mis padres se encontraba preparando un baile para celebrar el cumpleaños de mi hermana menor; Shamshiel me esperaba en la ventana de mi alcoba, observaba mis movimientos con tranquilidad  y yo me dediqué a preparar un bolso con algunas pertenencias, no sabía exactamente donde iríamos o que necesitaría asique decidí que no me sorprendería ello.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.