El Beso del Demonio

Cap. 23

Abre los ojos lentamente, lo primero que estos ven es el cielo estrellado, intenta moverse pero le es imposible puesto que sus manos y pies están atados fuertemente, parpadea varias veces notando el rostro humedecido; inevitablemente ha llorado, ¿Y cómo no hacerlo? Recordó todo lo que aconteció en su primer vida, la vida en la que inició todo y la laguna mental que solía agobiarla finalmente se ha aclarado dándole todas las respuestas y todas las claves del porqué de su situación.

― No llores, te he hecho un favor ― habla el arcángel mientras la observa de reojo, esas emociones humanas le molestan, las ve algo innecesarias.

Luciana se retuerce en el lugar, debe salir de su ensimismamiento emocional y ver la forma de escapar de las garras y de los planes descabellados de este ser alado, observa a su alrededor, lo más probable es que esté en un cementerio –debido a lo que puede divisar- pero no lo reconoce, luce deteriorado, abandonado en demasía, el césped ya no crece y las lápidas rotas ni siquiera llevan un mísera flor; ¿Dónde se encuentra? ¿Cómo llegó allí? ¿Hace cuánto estaba inconsciente? Los recuerdos fueron muchos, rápidos, nítidos y concisos, no vería nada que no debiera en ese preciso instante y el vacío en el pecho se ha llenado con un huracán de preguntas y emociones encontradas, tristeza por lo que vivió, por la forma en la que su primer familia acabó sus días, enojo por haber olvidado a Lucifer, añoranza de verlo y gritarle que lo sabe todo y una profunda ira y sed de venganza hacia Shamshiel por haberle quitado tantas oportunidades, por haberse aprovechado de ella de tal manera, por querer alejarla del único ser que la ama realmente.

― ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué quieres de mí? ― pregunta suspirado sonoramente.

― De ti, nada, absolutamente nada ― la observa ― No tienes nada que me pueda interesar, una humana más del montón pero raramente eres la joyita del Infierno y eso me traerá a Lucifer hasta aquí.

― No podrás con él ― sonríe de lado.

― No lo quiero a él, solo necesito su presencia aquí en este plano para que desate su poder y eso provoque la aparición de quien realmente me interesa ― ríe por lo bajo ― Parece que no lo sabes todo después de todo, siempre has tenido la costumbre de creer conocer lo que dices.

― ¿Para qué lo quieres? ― Suelta viéndolo como puede.

― Desearías saberlo, ¿Verdad? ― sonríe.

― Cínico, ¿Cómo puedes llamarte ser celestial si eres tan corrupto como cualquier demonio? ― escupe.

― Vaya, se te soltó la lengua al parecer, ¿Dónde quedó toda tu inseguridad y tu miedo? ― se mofa mientras observa a Banshee con interés ― Lo único que te puedo decir, es que si eres sensible, no veas lo que estoy a punto de hacer, Luciana.

La niña lo observó con el ceño fruncido al muchacho que se acercaba a ella a paso rápido, la tomó por el cabello con fuerza jalándola lejos de la esquina en la que se ha quedado resguardada. Incapaz de poder defenderse debido a que sus manos y pies están amarrados solo puede quejarse por el dolor que siente su cuero cabelludo, en cuanto la ha llevado hasta el centro del enorme lugar la avienta contra el suelo sonriendo al escuchar los quejidos de la pequeña demonio; con su espada corta las cadenas que mantienen cautiva a Banshee para luego verla con superioridad mientras esta se pone de pie cautelosa sin quitarle la vista de encima.

― Vamos, ponte en guardia, pelea por tu libertad ― suelta tranquilo.

― ¿Qué? Estás loco, mi amo te encontrará y pagarás esto, no tengo porque pelear si no he cometido ningún crimen. ― la niña retrocede unos pasos, no está preparada para enfrentar un arcángel.

― Tu solo existencia ya es un crimen ― escupe ― No deberías haber estado de curiosa en el mundo de los mortales, parece que no se te ha enseñado bien, haces quedar a tu amo.

― Calla, que puedes saber tu ― aprieta los puños con molestia.

― Sé más que tu eso es seguro, tengo más siglos de vida, más poder, mas rango y no soy quien se ha pasado más de dos días encarcelado por ser lo que es ― sonríe de lado.

― No voy a pelear ― responde seria.

― Entonces morirás ― se encoge de hombros para lanzarse contra ella.

― ¡No! ― grita la rubia presa de las cadenas.

Amenadiel golpea a la muchachita lanzándola al suelo, los ojos del arcángel brillan en tonalidades doradas y al expandir sus alas despliega toda la esencia que trae encima logrando que el ambiente se tense, Banshee se pone de pie mostrándole sus colmillos afilados, le gruñe al verlo moverse pero no es lo suficientemente rápida como para evadir el golpe que le propina. En cuanto él se acerca sintiéndose superior la niña salta hacia su rostro para rasgarlo de un extremo a otro y obligarlo a retroceder al soltar ácido de sus manos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.