El beso del Fantasma

SOMBRAS

—Alto.– dijo.– Kathleen sabes que debes separar las piernas un poco para poder tener equilibrio.
—Si, si ya.– separe mis piernas y flexione un poco las rodillas para así tener más movilidad con las manos  al atacar por debajo y evitar un golpe el mismo tiempo.

Mire mi reloj y ya eran las 6:30 PM  de la tarde tenia que volver a mi casa, aunque no tenia muchas ganas de hacerlo, mire a Damian quien me miraba con aquellos ojos cafés, mientras que una gota de sudor bajo por su frente junto a un mechón de su pelo negro azulado, tomó su pequeña mochila naranja y me dio la espalda dejándome sola en la cancha de la escuela.

Camine para llegar a mi mochila que estaba del otro lado, de repente sentí un pequeño dolor en mi rodilla al igual que un poco de frío en mis manos y extremidades inferiores, me di cuenta de que me había caído y estaba tirada en el medio de la cancha, me pare rápidamente y sacudí un poco mi ropa y rodillas, volví a ponerme en marcha hacia dónde me dirigía cuando vi una sombra parada  frente a mi, era casi transparente y tenia los ojos brillantes cómo dos pequeñas luces de auto.

Mi cuerpo se paralizó por completo, no tenia miedo, no estaba nerviosa, no sentía nada excepto un frío horrible que atravesaba todo mi cuerpo, aquella sombra fue adquiriendo  forma cada vez más rápido, sus ojos brillantes se fijaron en mi, mientras que dos sombras más aparecieron a su lado, mi cuerpo no respondía estaba sudando a pesar de aquel frío que sentía, aquella sombra se  empezó a mover, pero no en el suelo si no en el aire, se dirijia hacia a mi cuando algo paso.

Escuche un ruido que provenía de mi derecha, eran pasos apresurados quería escapar, quería moverme pero no podía, aquella sombra miro hacia atrás se acerco a mi a una velocidad inexistente y atravesó mi cuerpo haciéndome sentir como si miles de cuchillos estuvieran enterrados en mi cuerpo, temblé, el miedo me invadió por completo, mi vista se volvió borrosa  y mi mente estaba en blanco.

—¡QUÍTATE!.– escuche una voz varonil, era profunda y estaba un poco agitada.—¡QUE TE QUITES ESTÚPIDA!.– no me dio tiempo a reaccionar cuando sentí un cuerpo pesado encima del mio, no podía ver bien pero desprendía un olor extraño no era malo si no al contrario me hacia sentir calmada y tranquila, trate de aclarar mi vista pero no pude, lo intente o través y pude ver a un chico de cabellos rojizos encima de mi.

En su cuello tenia un tatuaje de una especie de  dragón chino, no mire su rostro pero lo que si mire fueron sus manos que sostenían un arma, aquel chico se aparto de mi dejándome tirada en el suelo, mientras que el corría detrás de aquella sombra que había visto, mi vista se volvía cada vez más oscura hasta que ya no logre ver nada.

—Kathleen, Kathleen.– escucho los gritos de mi madre, abro los ojos y veo a personas vestidas de doctor moviéndose agitadamente como si estuvieran corriendo. Todo se movía a cámara lenta. Mire hacia arriba y vi grandes luces moverse eran como esferas flotantes, ¿estaba muriendo?, No lo sabia, ni me importaba en aquel momento, vi que atravesamos una puerta y todo se volvió oscuridad para mi.

Siento algo, siento una electricidad que recorre mi cuerpo, los ojos me arden y casi no puedo respirar escucho un ruido y una voz, pero no entiendo lo que dice, siento unas manos sobre mi pecho que hace presión, cada vez más fuerte, aquellas manos se retiraron y sentí una fuerte corriente eléctrica mientras que mi cuerpo se elevo por el choque.

De repente escucho un Piiiii y una voz masculina.

— Hora de muerte 5:30 am de la madrugada.– me levanté de aquella camilla y veía aquel doctor, mire a su izquierda y pude ver como cubría el cuerpo de alguien con unas sabanas blancas, era yo, esa era yo había muerto pero, entonces como estaba parada frente aquel doctor y frente a mi misma.
— NO ESTOY MUERTA.– grite pero nadie me miro, parecían no escucharme.

Camine hacia dónde estaba mi cuerpo, pero algo no me permitía acercarme demasiado, sentí una pequeña  mano en la parte baja de mi espalda  me di la vuelta y vi un niño pequeño, me pedía ayuda, yo no hablaba y el empezó a llorar, diciendo que lo ayudara que tenia miedo, yo también lo tenía yo también quería llorar cómo aquel niño, lo mire tenia la piel pálida casi blanca, era un poco transparente no tanto pero lo era.

Sentí pena mire al doctor que estaba aun en la habitación, quería hablarle pero recordé que no me escuchaba, me agache un poco y tome aquel niño de las manos, eran suaves como un algodón y pequeñas cómo las de un muñeco de felpa, y le dije que lo ayudaría le prometí que lo haría, apretó mis manos suavemente con sus pequeñas manos, cuando de repente me faltó la respiración, sentí un pequeño jalón, vi mi cuerpo y estaba convulsionando debajo de aquellas sabanas, mire al niño y luego al doctor que corría hacia mi cuerpo dando pasos rápidos, lo descubrió y tomo el desfibrilador y empezó a darme descargas con él.

Mire mis manos y estaba desapareciendo, mire al niño sentí miedo de dejarlo solo y le dije que me buscara y yo lo ayudaría, aquel pequeño me dio su meñique y yo le di él mio lo sostuvimos los dos hasta que ya no vi ni sentí nada.




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