Jean anuncia a su equipo de trabajo, que dará nuevamente las directrices, ya que pronto viajará al medio oriente a la ciudad de Bagad. La nueva ausencia corresponde a compromisos comerciales, para incrementar la cartera de clientes a nivel mundial. Hay que mantener activada la imagen de nuestra empresa, nuestros productos son conocidos por su alta calidad. Dada las directrices. Atiende una llamada, es su amigo Jender, que le informa que se verán a primeras horas del día, en su oficina.
La reunión dio los frutos esperados, acordaron que viajará en horas de la mañana. Su novia lo despidió en su oficina, por circunstancias de trabajo no lo acompaño al aeropuerto. Salen rumbo al encuentro con lo que podrá ser, el esclarecimiento de la realidad. Se acerca ese momento donde sentirá la satisfacción, de que sus esfuerzos han dado una utilidad beneficiosa.
La esperanza de Jean, es que con la visita que le va a hacer al sabio, no sea necesaria la presencia de su novia, no quiere seguir sufriendo fracasos. Busca como busca el científico la vacuna que cura una enfermedad, es incansable la búsqueda que hace para lograr la vacuna, persiste en su búsqueda hasta lograrlo.
—Jean le manifiesta a su amigo, que van a necesitar de un intérprete.
—Lo buscaremos, después que estemos en el hotel.
—¡Estamos llegando a Bagad!
—¡Si ya veo el aeropuerto!
—El avión aterrizo.
—Vamos a retirar los equipajes.
—Amigo cogeremos un taxi, para que nos lleve al hotel.
—¿Cómo aremos para que nos entienda, el taxista?
—Yo tengo una guía, en lengua árabe.
—¡Qué listo eres amigo!
Llegan al hotel, Jender le da las gracias al taxista, en su pobre árabe, pasan a la recepción, donde son recibidos amablemente.
Ya ubicados en el hotel, se dedican a organizar el equipaje, y planificar como van a hacer la visita al ilustrado, prepararan todo lo necesario, para visitar a la casa del culto, donde se reúnen los ilustrados.
Han llegado a la casa de culto, la secretaria de los ilustrados los atiende, les notifica que el sabio Wadud pronto los atenderá, el intérprete dialoga con los visitantes, intercambian opiniones vinculadas con el tema central del asunto.
La secretaria les anuncia que pueden pasar al despacho del sabio Wadud, el intérprete a nombre de los tres lo saluda, le comenta que uno de los visitantes, quiere consultarle un problema que lo está afectando. Y la persona indicada para darle solución, al misterioso caso que lo atormenta, es por medio de su sabiduría. El afectado ha viajado de otro país, para obtener, por medio de su ilustración, la solución al problema.
El sabio le recibe el saludo en árabe, y le notifica al interprete que el también habla un poco la lengua castellana. Le hará las preguntas al consultado en el idioma del país de donde viene, le será más viable la comunicación entre los dos. Haciendo mas factible, que van a desarrollar, le dice que se siente en la silla frente a él.
—¿Cómo se enteró, de mi existencia? Pregunta el sabio.
—Por medio de un libro, con el nombre dé. “Wadud el Beso Venenoso” Me llamo la atención, porque comenta, sobre lo que a mí me está pasando, cuando beso a mi novia —dice Jean.
—¿Su caso se relaciona, con lo escrito en mi libro? —. Argumenta el viejo sabio.
—Si existe relación con mi caso —dijo Jean—. Incómodo con lo que le pregunta el sabio.
—¿Por lo que observo en ti, estás enamorado, locamente de su amada? —Dice el sabio—. Moviendo su cabeza.
—Si estoy enamorado, profundamente de ella —expresó Jean.
—¿Estás enamorado, bajo un torbellino de confusiones? Colocando su mano derecha en el hombro de Jean. Lo mira maliciosamente, caminando frente a él, como si quisiera encontrar algo. Da la vuelta —diciendo—. Todo en el mundo tiene solución, y lo tuyo es parte de esa solución.
—¿Qué quiere decir, lo que ha mencionado? Pregunta él.
—Qué su enamoramiento está encerrado, en un círculo misterioso, es un caso que amerita profundizar en él —argumenta el sabio, en un tono de voz preocupante—-. Colocándole el dedo índice de su mano, en la frente.
—¡Ahora estoy entendiendo su significado! —Exclama Jean—. Mirando al sabio.
—Me alegra que hayas entendido el significado, eso te permite mejor desenvolvimiento en lo que haces —dijo el sabio—. Parándose para darle estiramiento a su cuerpo.
—¿He notado, que, en el tiempo, que llevas haciéndome las preguntas, me ha mirado fijamente a mis ojos? Como si lees algo en ellos —Comenta Jean.
—El sabio —le responde—. Por medio de tus ojos recibo la información, de sí me estás mintiendo o me dices la verdad.
—¡Estoy sorprendido! Pero tú eres el sabio, y yo no —afirma Jean—. Moviéndose en la silla donde está sentado.
—Lo acaba de decir, soy el sabio, el que te va a ayudar para que encuentres la verdad, siempre que acates las intrusiones que te daré, para que las cumpla al pie de la letra —argumenta el sabio.
—Apreciado sabio, en tus conocimientos está puesta mi fe, he viajado desde muy lejos, porque estoy seguro de que, en su sabiduría, está la solución que tanto anhelo, —dice Jean.