El Beso Venenoso

SIETE JENMERLY ES HOSPITALIZADA

La noche empieza a cumplir con su labor nocturna, él se prepara para darse su descanso; de repente suena el teléfono, su repiquetear es constante ¡El atiende y oye una voz desesperada! Es su cuñada que le pide, que lo necesitan urgentemente en la casa de su prometida.

De inmediato coge el vehículo, se dirige a la casa de los padres de su novia, se desplaza a máxima velocidad, desconoce que ha pasado, pero por el tono apresurado de la voz, presume que algo grave ha sucedido. Está llegando, ve que hay varias personas a la entrada de la casa, ¡Qué abra sucedió!

Entra y ve que la doctora Jennyfer atiende, a su amada, pregunta, ¿Qué a sucedió? Le informan que Jenmerly sufrió una caída, hay que llevarla de emergencia al hospital, para que le hagan un diagnóstico. En la sala de espera, la familia comenta que la caída que sufrió Jenmerly la recibió en la cabeza, es preocupante, es un parte del cuerpo muy delicada, esperan que no sea a un caso donde amerité operación. La doctora Jennyfer, se acerca para informarlos del diagnóstico, realizado a Jenmerly —dice—. Que presenta un cuadro clínico de magnitud delicada.

—¡Jean sorprendido! ¿Pregunta, es de operación?

—Si es de operación, —dijo la doctora—. Le aconsejo que debido al peligro que corre Jenmerly, es necesario llevarla a Estados Unidos, el golpe que recibió en la cabeza le causo un traumatismo cerebral, aquí no tenemos la tecnología para tratar tan delicado caso.

—Debemos ganar tiempo, la trasladaremos de inmediato al norte, la recluiremos en una clínica especializada, en daños causados en el cerebro, la trataran profesionales de gran renombre —dice Jean—. Desesperado.

Acompañado por su cuñada, salen rumbo a los Estados Unidos, los profesionales expertos en neurología, los esperan en el aeropuerto. Fueron llevados a la clínica donde quedo recluida. La angustia en ellos aumenta, esperan que los galenos se apersonen, a la sala de espera y les informen cómo evoluciona. El tiempo parece que se detuviera, haciendo un calvario la espera, Caminan por el pasillo repetidas veces para distraer la preocupación.

Ven venir al especialista en traumatología, que se dirige a la recepción de información. De inmediato anuncian, familiares de la paciente Jenmerly, rápidamente acuden a la recepción. —El neurólogo— les notifica, la paciente está en observación, ha reaccionado bien a la operación.

Dando un grito de alegría por la información recibida, le dan las gracias, por ese alentador anuncio —dijeron—. Estamos alegres al saber que la paciente está estable.

—El neurólogo, —le manifiesta—. Yo también me siento alegre, de haber aportado mis conocimientos, al servicio de quien lo requería, para que obtuviera su saneamiento.

Él y su cuñada se dirigen a la casa de sus padres, son recibidos, por el ama de llaves, les comunica que los patrones, están haciendo diligencias cerca de la casa. Les obsequia unos cafés acompañados de unas ricas totas de almendra, —ellos dicen—. Que sabrosos cafés y que sabrosas tortas.

Llegan sus padres, Jean es abrazado por ellos, igualmente lo hacen con Jennery —dicen—. ¡Sentimos lo que le sucedió a tu prometida! Ella se va a recuperar, en la clínica donde está recluida, cuenta con profesionales de renombrada idoneidad.

El padre de Jean también hace referencia que la clínica, cuenta con equipos actualizados a las exigencias tecnológicas de punta. Son poseedores de un reconocimiento, de la “Organización Mundial de la Salud”. Que les da una credibilidad envidiable como especialistas en neurología.

Después de haber degustado una sabrosa cena, Jean y Jennery se retiran a descansar, el sueño y el cansancio se apoderó de ellos, los despertó el sonido de las campanas de la iglesia. Rápidamente, se organizan para irse a la clínica.

—¿Hijo los esperamos para el desayuno? Gracias, padres por su amable atención para mí y Jennery, sentándose para comer el sabroso pan con queso. ¡Exclama que sabroso queso!, tenía mis tiempos que no comía esta exquisitez. Recuerdo esos tiempos cuando cogía, el queso de la quesera, observando que no lo vieran lo que hacía. Pero la madre con ojo de centinela se reía al verme comer el queso apresuradamente, como si fuera un ratón.

—Jennery coge su chaqueta —dice— estamos sobre la hora, debemos irnos para la clínica.

—Partiremos de inmediato —dice él.

Se dirigen la clínica, los dos van comentando sobre las condiciones en que se encontrara Jenmerly, aunque está estable, su recuperación se llevara un tiempo para su sanación. Hay que tener fe en que todo tendrá un fin lleno de regocijo, donde se abrazaran dándole las gracias al creador, por oír todas las plegarias hechas por la sanación de ella.

—¡Estoy muy preocupado! Por el estado de salud de Jenmerly, aunque este estable, existe siempre la preocupación —le comenta en un tono débil—. Jean, a su cuñada.

—Todos estamos preocupados, mis padres hacen oraciones todos los días en nombre de mi hermana, estamos viviendo una situación incómoda, no he dormido, la noche me la pasé gimiendo —argumenta Jennery—. Secando sus ojos.

—Entiendo su angustia, en tus ojos veo la tristeza que manifiesta su mirada, hay que accionar la fe para que tu hermana, sea purificada de salud —comenta Jean.

—Si la fe mueve esperanzas, hay que esperar que los resultados sean los que esperamos, para salir victoriosos de esa situación que nos está afectando —dice Jennery—. Con mirada afligida.




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