Qué lugar tan especial, los rayos del sol penetran en la fina llovizna que cae del inclinado salto, haciendo una gama cargada de neblina roja, convirtiéndola en un atrayente espectáculo para quienes la visitan. Jean y Jenmerly están cautivados por la espléndida belleza que sus ojos ven, es un mágico lugar que la naturaleza creo para el sosiego del humano. Lamentan el no haber llevado una carpa, está permitido pernoctar un máximo de tres días, lo hubiesen pasado mejor en una carpa, pero les falto haberse asesorado con tiempo.
Observan que en la casa de “Atención y suministros” Donde hay todos los servicios para los visitantes, alquilan carpas. Tienen la solución en sus manos, se quedarán los tres días disfrutando del bello espectáculo que ofrece la llovizna, con su abanico de brisa relajante. Están muy emocionados de haber logrado lo que querían, conocerán otras bellezas que conforman el ámbito total del precioso salto de la llovizna roja. Arman la carpa en un vistoso lugar, resolvieron el problema que los afectaba para pernotar los tres días.
Lo que consideraron el sitio predilecto para el sosiego, fue cambiado por un inesperado suceso, donde se desvaneció el fervor de la alegría que resplandecía en ellos. Impidiéndoles realizar el sueño que nació en ese privilegiado espacio natural, donde encontrarían esa placidez, fue truncada por una infeliz jugada de la vida. Un perturbador fantasma del deseo y el placer hizo su aparición, causando malestar con sus insinuaciones repulsivas e indecentes, dirigidas a su esposa, acabando con lo hermoso que iba a hacer la estadía en ese lugar encantador.
El escenario que se produjo les causo desagrado, optando por retirarse de esa belleza de la naturaleza, donde creyeron que podrían absorber el oxigenado nutriente que proviene del ambiente natural. Se opacó la visión perdiendo la cautivadora belleza que se veía, el encantador matiz de la llovizna perdió su brillante resplandor, los sollozos no dejaron ver más ese refugio lloviznoso. Se retiran doloridos, pero con la proyección de regresar a disfrutar de ese sosiego que no lograron.
Otra anécdota que se suma a tantas que han vivido, dejando recuerdos no gratos que suceden en el ataviado caminar de la vida. La perturbación de un hecho, se tiene que analizar para entenderlo mejor, es una constante, que está presente en el vaivén de la vida. Tropezar con ellos sin querer hacerlo, es estar sujeto a esos acontecimientos, que están allí esperando para dar su zarpazo. Y saciar sus deseos que buscan en el momento indicado, sin importarle el mal que hacen, a quienes desean vivir un mundo, lleno de amor y paz.
Jean se estira en la vieja silla, hace un paseo mentalmente por los caminos andados de la vida, da una mirada al pintoresco jardín, y dice que necesita darle un cariño como se cariño que le da a su esposa. Sabe que ese maravilloso jardín es obra de su cónyuge, siente el aroma que proviene de las diversas flores, y lo relaciona con la natural fragancia que está impregnado en el cuerpo de su amada esposa. Coge las herramientas y se va darle más belleza al vergel, cuidadosamente hace el trabajo para no maltratar las hermosas plantas; les dice no se molesten les estoy dando un mejoramiento al espacio donde viven para que se vean más hermosas. Se sienta a mirarlas diciendo que lindas están.
Ella ve desde el balcón a su esposo, sentado frente al jardín, lo codicia con una fugaz mirada, como si quisiera con ella estrecharlo entre sus brazos, y colmar esos deseos amorosos que momentáneamente han llegado, cargados de ansiedad, haciendo estremecer su cuerpo. Camina hacia el jardín para colmar esas ansias, seduciendo a su esposo, con un apasionado e intenso beso, él la recibe respondiéndolo con la misma pasión que lo hiso ella.
El sol fue el confidente de ese episodio, donde saciaron, en lo más íntimo, esos placenteros deseos que sus cuerpos pedían, bajo la constante señal del amor que los conecto, llevándolos al encuentro donde la satisfacción alimento sus cuerpos. Solo el luminoso astro sabe de lo que paso, en tan especial momento, de seductora excitación de dos cuerpos que descargaron sin limitaciones sus ansias de amor.
—Repica el teléfono, ¿quién será? —dice Jenmerly.
—¿señora Jenmerly? Si, ¿Con quién tengo el gusto de hablar?
—Le habla el director de la firma comercial “La gran moda” Queremos estrechar vínculos comerciales, con la empresa que usted dirige. Necesitamos concertar una cita para hacerle una visita.
—Este es el número telefónico, me llamas y concertamos la cita.
—Señora Jenmerly ha sido un placer para mí, el haber conversado con usted, le llamaré para vernos pronto.
—El placer ha sido para mí, nos conoceremos personalmente, el día de la cita.
—Ella le comenta a su esposo, que la han llamado de una empresa comercial, para concertar una cita en la oficina de su empresa.
—¿Es muy interesante cariño, que tengas esa reunión? Supongo que están interesados en la variedad de líneas de alta moda en el vestir, que tu empresa fabrica.
—Tengo muchas posibilidades de aumentar mi cartera de clientes con la empresa “El buen Vestir” Es una empresa que comercializa a nivel internacional. Tendré la oportunidad de dar a conocer, las diferentes líneas de moda que diseño.
—Valla a tu reunión, con el mejor traje que visten los ejecutivos, impresionara con tu elegancia, y su capacidad profesional en el área del diseño.