El blanco de sus ojos

04

Ónice no dejaba de ver por la ventana, atento, cauteloso, mientras ingería rápidamente lo que Niesse le había servido en un plato para que se alimentara, el ManeKatt temía que fueran atacados y separados de nuevo por lo que prefería ser el vigía. Eleck, por su parte, caminaba de un lado a otro mientras pensaba con meticulosidad lo que tenía hacer, por el momento debía continuar con lo que había iniciado, encontrar más magos que pudieran ayudarle a llegar a las pistas del heredero de Merlín, pero también debía mantener a Donovan segura de esos locos magos piromaníacos que ahora mismo de seguro estaban buscándolos, suspiró, no quedaba más que aventurarse a la noche y escapar mientras le fuera posible, también buscar una forma de que la bibliotecaria se defendiera.

—Deja de pensar tanto, ten, come —Niesse se puso delante del chico impidiendo que siguiera caminando como animal enjaulado, le entregó el plato y lo llevó hasta la mesa más cercana empujándolo por sus hombros.

—Intento armar un plan —espetó el peliblanco.

—Comprendo, pero, ¿Qué es lo que has logrado caminando como loco por mi sala además de ponerme nerviosa? Nada, ¿verdad? — sonrió—. Come, anda.

—Pareces mi padre —rodó los ojos divertido.

—Algún día quiero ser madre, voy a entrenar contigo —Niesse se burló.

—Bueno, no sé muchos sobre cómo son los papás pero sí las mamás, pero creo que lo harás bien —sonrió.

— ¿Tú no tienes? —ella preguntó cautelosa.

—No, no tengo padre —probó bocado—. Papá era humano, dejó a mamá cuando supo que ella era bruja alquimista, en ese entonces ella vivía aquí en tu mundo pero decidió regresar a Khandrya y tenerme, terminó quedándose definitivamente.

—Supongo que no es fácil saber que tu pareja tiene magia y es una bruja, en mi mundo, las brujas son malvadas y mal vistas por lo general, depende mucho del lugar y sus creencias sobre ellas —sopesó.

—La realidad es que todos somos buenos, lo bueno es lo correcto, el mal lo eliges tú mismo —Eleck la observó unos minutos—. Mamá era una buena mujer, siempre cuidó de mí.

— ¿Dónde está? —terminó su plato y observó al ojiplateado con atención.

—Murió durante la guerra, cuando Merlín falleció muchos quisieron llegar a su cuerpo para absorber sus poderes pero fue en vano porque estos habían desaparecido y no se ha vuelto a ver un mago con su talento —explicó—. Es por eso por lo que debemos encontrar a su descendiente, porque solo él es quien posee esos dones maravillosos y porque le corresponde el legítimo lugar en el trono de Khandrya.

—Suena a que va a ser un dolor de cabeza —Niesse suspiró con preocupación.

—Sí, lo es, pero tengo que encontrar a ese ser, es mi misión —se puso de pie—. Merlín me lo encomendó momentos antes de morir, me pidió que no dejara de buscarlo, a su hijo, fue la única pista que me dio, que es un varón.

—Bueno, algo es algo, solo deberías ir descartando —asintió—. ¿Por qué estabas con él cuando falleció?

—Porque yo era su guarida real y su aprendiz, desde que tenía catorce años que me tomó bajo su ala y me enseñó más que a nadie en el mundo, fue gracias a él que pude conocer el mundo de la magia —suspiró—. Lo he amado como a un padre, por eso cuando murió me sentí devastado, pero prometí cumplir con su pedido.

—Ya veo, es comprensible —la fémina le sonrió de lado—. ¿Catorce? ¿A esa edad estudian magia? Perdona las preguntas pero soy muy curiosa.

—Se nota, de no ser así no estaría yo aquí en tu departamento —rió—. Desde el momento en que nacemos que sabemos sobre nuestra magia, el nacimiento es cuando se revela a tus padres cuál es tu centro, si serás portado de luz o de fuego, si serás sabio controlador del viento o un pacífico manipulador del agua, es solo que conmigo… Bueno, nací sin magia a pesar de que mi madre era bruja, yo era parte de los muchos ciudadanos de mi reino que no poseen magia pero que pueden verla. Algo así como tú. —chasqueó la lengua recordando—. Era el raro entre los niños, hacía mucho que no habían nacido niños sin magia asique quienes vivían en el reino sin dones eran adultos, los pequeños abundaban con dones excepcionales, menos yo.

—Oh, eso debió ser feo —susurró.

—Sí, supongo, pero eso quedó atrás —restó importancia—. Ahora vamos a lo importante, menos de mi vida y más del plan, necesito saber, ¿vendrás con nosotros?

Ónice volteó a verlos curioso, notaba a su amo demasiado encantado con la idea de que la mundana lo siguiera pero no dijo nada al respecto, Niesse desvió la mirada, aún no había pensado bien qué haría pero trataba de considerar esa opción debido a que podrían ir tras ella y requería alguna clase de protección o forma de defenderse.

—Amo —el híbrido gato se puso de pie con lentitud sin dejar de ver por la ventana—. Están aquí.

— ¿Quiénes? —apagó las luces de inmediato mientras le hacía señas a Niesse para que se mantuviera cerca, se colocó la capa que suele vestir y esperó a que el pequeño hibrido le respondiera.

—Los hombres de Sho, él viene a la cabeza —susurró volteando a ver a los mayores—. Son seis Antaa Potkut, no vamos a poder contra ellos.

—Son muchos, no puedo enfrentarlos —negó nervioso.

— ¿Acaso no conoces hechizos o trucos para combatir? —preguntó la bibliotecaria frunciendo el ceño.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.