La humeante comida frente a Niesse no hizo más que lograr que sus papilas gustativas se volvieran locas, el aroma era exquisito sin dudas y no pudo negarse semejante plato cuando fue puesto frente a ella. Con lentitud probó un primer bocado deleitándose en el proceso, suspiró cerrando los ojos, aliviada, tranquila, después de una experiencia como la que han tenido en el Bosque de Sombras es bueno al menos tener un segundo para respirar sin pensar en que van a ser destruidos; Niesse observa sus manos, aún tiemblan levemente debido a todo su esfuerzo por mantener seguros a sus amigos, las mismas incógnitas están presentes en su mente pero la charla con Agatha le ha dado más estabilidad a su pensar e incluso ha podido tener una que otra teoría sobre su verdadera descendencia.
Escucha pasos desde el corredor y no puede evitar voltear a ver esperando que sea Eleck más queda algo decepcionada al encontrar a Silvano siendo guiado por Agatha. Llevan dos días allí y recién ahora han podido abandonar sus habitaciones para verse entre ellos puesto que debieron descansar para poder recuperarse en su totalidad, hace dos días que no sabe de Eleck y los magos lugareños no le han comentado nada cuando ha preguntado por él. Apenas los ojos de Silvano dan con la chica es que se acercan apresurados para abrazarse mientras suspiran, decir que es bueno verse sanos y salvos es un milagro para ellos, si deben ser sinceros, creyeron que no sobrevivirían.
—Me alegra saber que te encuentras bien, Niesse, por Merlín, creí que no volveríamos a vernos —susurró el mago conteniendo un poco las lágrimas en sus ojos—. Debí ser quien ayudara más, soy el mayor, pero caí preso del embrujo del bosque.
—No digas eso, todos estuvimos al borde de una crisis allí —negó apartándose un poco—. Me alegra saber que estás bien, ven, comamos algo.
—Claro que sí, solo recuerdo lo mucho que deseaba poder quedarme con mi hermano… Mierda, es que… Escuchar de nuevo su voz llamándome, verlo sonreír… Creí que lo había superado o que podía seguir adelante pero no fue así, duele como el primer día —sonrió con tristeza—. Me siento débil ahora, no sé si es por mi cuerpo o mi confianza, no sé, siento que no soy el mismo.
—Nadie sale ileso del bosque —Niss susurró—. Todos hemos tenido que enfrentar cosas que nos han dejado mucho qué pensar.
—¿Qué fue lo que sucedió? ¿Los demás? No he podido saber de ellos, con el único que he hablado un poco es con Equusuu —la fémina suspiró—. Seguro deben estar igual de destruidos que yo…
—Alistair estuvo llorando por horas luego de llegar aquí, tuvo que recordar a sus compañeros durante la guerra mágica, todos murieron en sus manos —apretó los labios—. Es un dolor muy grande el que llevaba, no lo había dejado salir hasta ahora.
—Es bueno que llore —asintió—. ¿Ónice y Rayna?
—Están bien, se los llevaron a conocer la ciudad. El bosque no les hizo daño por reconocerlos como parte de la naturaleza, tan solo quedaron sumidos en un largo sueño del que despertaron luego de haber dejado ese lugar —Niesse dio otro bocado—. Eleck empeoró con su Oculi Tenebris debido al bosque, pero no sé qué más lo ha aquejado, de todas formas no he podido verlo.
—Creo que ahora más que nunca necesitamos apoyarnos entre todos, ser el pilar de cada uno y abrirnos a lo que pensamos y sentimos. No podemos hacer las cosas solos, no podemos guardarnos lo que nos duele —tomó un plato—. Equusuu me dijo que tú fuiste muy valiente, que hiciste todo lo que estaba en tus manos para salvarnos, gracias.
—No creo haber hecho suficiente —Niesse suspiró no queriendo tomar créditos de la situación—. Descubrí mucho sobre mí, pero a la vez, me siento en una gran nebulosa.
—Se entiende, Niss, hay mucho de ti que no se sabe pero el tiempo traerá las respuestas, ¿Sabes? Me alegra que al menos uno de nosotros no haya sido atormentado por el bosque —Silvano sonrió de lado—. Tuviste a tu elemento de tu lado, de cierta forma.
—¿Qué? No, no es así —ella negó, había sopesado el tema todo el tiempo que estuvo en cama—. A mí sí me atacó, me hizo casi perder la cordura… Tomé decisiones como una loca, tuve que elegir qué vida salvaba y cuál se perdía…
“Y me torturó con Eleck, porque no puedo soportar que algo le pase.”
—Entiendo, no ha sido fácil —el mago asintió.
Los pasos se hicieron escuchar sacando de su conversación a ambos que voltearon a ver, Alistair caminaba algo decaído por el corredor hasta que elevó la mirada encontrando a sus amigos quienes se pusieron de pie de inmediato; en cuanto el mago de aire terminó de acortar la distancia entre ellos fue que los tres se abrazaron con fuerza, con un Alistair lagrimeando en silencio, con Silvano hablándole suave para consolarlo y que estuviera seguro de que no iban a dejarlo, con Niesse en silencio pero dándole palmaditas en la espalda al joven; sí, estaban heridos, indecisos, desconfiados de ellos mismos, enfermos de sentimientos que han calado hondo en sus espíritus, pero estaban juntos, se entendían y se apoyaban, nada más podía importar en ese instante.
—Pude escucharlos y verlos… Mi escuadrón —susurró el hombre con un sollozo—. Quería detenerlos, gritarles que se fueran, que la guerra no vale la pena cuando la vida es tan efímera y delicada, solo quería que volvieran a casa conmigo. Eran mis amigos, mi familia…
—Tranquilo, lo que hiciste está bien —Silvano consoló, entendía ese sentimiento de querer salvar a quien te importa—. Ellos están orgullosos de ti donde sea que se encuentren, pero no puedes seguir culpándote.