Capítulo 3
Se empezaron a escuchar gritos en la casa, y eso hizo que Mike despertara esa mañana, en la ventana del ático (el cual era su cuarto), se veía que apenas comenzaba el alba. De mala gana Mike despertó y bajo para ver que sucedía, al bajar encontró a su padrastro en la cocina. Peter estaba vestido para el trabajo lo cual consistía en un traje gris, su camisa esta de color gris con rayas blancas, su pantalón era gris con unos tirantes cafés.
-Mike ¡Ven en este momento! -dijo su padrastro furioso y con tono grueso. Mike entro a la cocina y se dio cuenta que la cocina era un desastre, había pedazos de comida por toda la mesa de concreto gris y el suelo había manchas de jugo -. Mike quiero que limpies la cocina antes de que vuelva de trabajar y quiero que tomes tus pastillas, no quiero que tengamos otro accidente.
-No he tenido ningún accidente desde hace varios años – dijo Mike muy confuso ante dicho recuerdo-. Pero las tomare- dijo de mala gana y con disgusto.
Mike tomo el frasco de las pastillas de una repisa, las cuales estaban en un frasco amarillo con una descripción la cual decía “no tomar más de dos”, Mike abrió el frasco y las consumió.
- ¡ASCO!, saben a pisa – dijo quejándose del medicamento.
Mike dejo el frasco y empezó a limpiar lo que era la cocina, fregó el piso, limpio la mesa y estufa, lavo los trastos y por limpio la mancha asquerosa que había en el comedor, cuando termino con la cocina, limpio el resto de la casa y partes del patio trasero. Al terminar todo el aseo del hogar, decidió tomar una ducha, así que subió al baño para bañarse. Abrió la llave de la regadera para que se calentara el agua, mientras se iba quitando la ropa, cuando el agua estuvo lista, se metió a la ducha.
El agua tocaba la piel del muchacho como una flor tras una llovizna, el delgado cuerpo de Mike sentía cada gota al igual que sus moretones y las marcas de sus brazos cortados por un cinturón. Cuando termino de bañarse, salió de la regadera la cual cerro y subió a su cuarto para cambiarse.
Su cuarto (el ático) estaba pintado de un color café claro y el piso era de madera blanca, la cual rechinaba, las ventanas eran grandes y daban luz ya que no había focos, pero había luces de navidad que las utilizaba como lámparas. Su armario era viejo y amarillento. Sus paredes estaban repletas de posters de comics y de bandas que le gustaban a Mike, en el fondo del ático estaba una repisa llena de libros viejos, historietas y enciclopedias las cuales Mike leía cuando no quería escuchar a su padrastro, y a lado de su cama, en su mesita de dormir había un viejo estéreo el cual siempre lo utilizaba para escuchar música cada vez que su padrastro no estaba.
Cuando subió a su cuarto esencio su estéreo y sonó la canción Horns de Bryce Fox (la cual últimamente escuchaba). Se dirigió hacia su ropero y saco la ropa que se iba a poner, una camisa roja, una playera negra y un pantalón de mezclilla color marino, los cuales acompaño con unas botas negras con blanco. Al terminar, escucho unos ruidos provenientes del exterior, a si que decidió que pasaba, asomo su cabeza por la ventana y vio a una chica que se había tropezado con unos botes negros de basura. Cuando levanto la cara la chica, Mike la reconoció de inmediato su rostro, era Alison, la cual llevaba unos jeans rotos, una playera de manga corta de color verde oscuro, llevaba unas botas del mismo color de su playera y traía consigo una mochila negra, cuando la chica noto que Mike la miraba, salió deprisa de allí.
Mike sin pensarlo dos veces, salió corriendo de su cuarto para perseguir a la joven, al llegar a la puerta, noto que no había apagado el estéreo a si que subió nuevamente para apagarlo y tomar sus llaves de paso. Salió de la casa y corrió tras esa chica, no sabía el por qué la perseguía, pero era emocionante.
Cuando estuvo cerca de Alison, camino hacia ella con toda seguridad, pero al momento de dirigirle una palabra Alison cayo por un sendero pequeño. El joven corrió para ver si se encontraba bien, bajo por el sendero y encontró a Alison tirada en el suelo. Mike se acercó a ella para ayudarla, pero con lentitud para que no lo rechazara.