El Bosque

Parte 15

La tormenta empeoró durante la noche, cerca de las diez se fue la luz y el aire abrió las ventanas de par en par, el señor Richardson se apresuró a prender una vela, su libro olvidado en el suelo de la sala, mientras yo peleaba contra el viento para cerrar las ventanas. Una vez hecho eso miré alrededor, la leve luz de la vela apenas iluminaba la estancia, dejando las esquinas completamente oscuras. Tenía una fuerte sensación de que alguien o algo me observaba desde las sombras que parecían crecer a cada minuto.
Me preguntaba dónde estarían mis padres, o si estarían a salvo cuando un relampago inundó la sala de luz, seguida de una oscuridad aun mayor. Sentía un escalofrío en la espalda y la irresistible necesidad de correr.
Necesitaba hacer algo, no podía quedarme ahí sentada como carnada enmedio de una trampa...
"Corre" susurró la voz.
Obedecí, abriendo la puerta salí corriendo enmedio de la torrencial lluvia, escuchaba pasos que me seguían desde varias direcciones pero no me atrevía a voltear atrás.¿Y si veía algo tan terrible que me resultara imposible seguir huyendo? El agua volvía mi ropa y zapatos pesados, volviendo mi marcha más lenta. Temblaba por el frío y no veía el camino, aun así seguia corriendo como si el infierno mismo me persiguiera.
"No mires atrás"
Quería responder, algo imposible con el incesante castañeo de mis dientes y falta de aliento a causa del ejercicio. Tropezaba en el lodo con ramas y raices... no debía detenerme, cada vez que me encontré en el suelo me levanté lo más rápido posible. Tal vez si seguía corriendo llegaría al final de ese maldito bosque, lejos de problemas y entes extraños.
No sé cuándo me detuve, o cómo pasó el resto de la noche. Al amanecer estaba afuera de la cabaña con el cuerpo adolorido y una sensacion de frío que nada lograba desaparecer. Aun no sabía qué había provocado esa reacción tan radical, aunque la verdad la tormenta había sido bastante aterradora...
La cabaña estaba vacía, busqué a mis padres en el laboratorio pero el unico ser vivo que encontré ahí fue una palomilla nocturna que insistía en estrellarse contra la ventana. Después busqué al señor Richardson, tampoco lo encontré en ningún lado. Comenzaba a intentar relajarme cuando bajé la mirada y ví su libro aun tirado al lado del sillón. Eso era inusual, lo raro eran las manchas de sangre que marcaban la portada del tomo. Podría jurar que no estaban ahí la noche anterior.
-¿Señor Richardson? ¿Está aquí?-Pregunté acercándome a las escaleras que conducían al piso superior.-¿Se encuentra bien?
No hubo respuesta.
Bajé al baño para cambiar mi ropa sucia, decidida a después salir a buscarlos. Me quité la chamarra sin mirarla, al igual que los usados tenis y los pesados pantalones de mezclilla. Entonces miré mis manos por primera vez, en lugar del lodo que esperaba estaban cubiertas de sangre. Voltée y confirme que la ropa tambien estaba llena del líguido rojo y espeso.
Mi primer instinto fue lavarme las manos hasta deshacerme de la sangre, no sabía cómo había llegado a mis manos o a quien pertenecía. ¿Tendría algo que ver con las manchas en el libro del señor Richardson? ¿Era su sangre? ¿Estaría herido en alguna parte remota del bosque?
Termine de lavarme y me vestí con unos pants cómodos para la busqueda que me esperaba, además de blusa deportiva y chamarra abrigadora pues el sol aun no calentaba y un aire frío invadía el ambiente. Subí al comedor pero justo cuando iba a salir me encontré a Demian. 
-Hey, ¿Por qué tanta prisa?-Preguntó con una sonrisa encantadora, sus manos ocultas en la bolsas de su chamarra.
-Em... estaba buscando al señor Richardson.
-No deberías preocuparte por él, sabe como cuidarse. ¿Te gustería dar un paseo por el bosque?
Lo miré atentamente, había algo en él que no estaba bien, su mirada parecía vacía y su sonrisa falsa. Tenía un mal presentimiento.
-Otro día tal vez.-Respondí, intentando sonar casual.
-¿Es por mi abuelo? Al viejo le gusta salir a pasear despues de la lluvia, estará bien, lo prometo.
No me gustaba su tono insistente y la manera en que intentaba dirigirme hacia la puerta, como si le preocupara que descubriera algo. Antes parecía tan perfecto, ahora era como si esa perfección hubiera desaparecido de la noche a la mañana, dejando en su lugar algo que no lograba reconocer.Nunca lo había visto interactuar con el señor Richardson, sólo asumí que era un nieto encantador y cariñoso cuando ahora parecía frío e indiferente.
-Preferiría comprobarlo yo misma, gracias.-Dije, dando un par de cautelosos pasos hacia atrás.
-Bien, como gustes. 
"Deberías ir con él"
Obedecer a esa voz la noche anterior era lo que me había causado tantos problemas, juré mentalmente que nunca volvería a hacerle caso.
-Espera un segundo-Dije, una idea aparecía en mi mente, semejante a una tenue niebla. Necesitaba saber, debía saber si podía confiar en él.-¿Puedes mostrarme tus manos?
-¿Acaso eres policía?
-Solo hazlo, por favor.
-Estás loca... nunca debí acercarme a tí.-Dijo, con una mueca de disgusto marcada en su rostro- Debo irme.
Se volteó, listo para marcharse. Una parte de mi deseaba dejar que se fuera, pero el resto de mi ser necesitaba respuestas, algo que nadie parecía dispuesto a darme. ¿Me estaba volviendo loca? ¿Qué se escondía en la profundidad del bosque? Me interpuse entre él y la puerta, consciente de que él era más alto , más fuerte y que si quisiera podría apartarme  del camino con gran facilidad.
Sus ojos me miraron carentes de toda emoción.
-Quitate del paso, ahora.
-No.-Repliqué, recargándome contra la pesada puerta de madera.-Necesito respuestas. ¿Quién eres?
-Ya sabes quién soy, soy Demian, el nieto del señor Richardson.-Respondió dirigiéndose a mí como si fuera una pequeña niña asustada.
-¿Dónde está él? ¿Dónde están mis padres?
-¿Cómo se supone que sepa? ¿Acaso tengo bola de cristal? Deja que me vaya en este instante.
-Sólo una última cosa... enséñame tus manos.
Demian suspiró, su fastidio era evidente pero aun si no me mostraba sus manos voluntariamente tendría que usarlas para apartarme del paso. Su postura me recordaba la de un gran felino cuando se siente acorralado, indeciso entre si debería atacar o intentar huir.
-Creí que confiabas en mí, que te gustaría quedarte conmigo en este lugar y seríamos felices juntos en el bosque.-Murmuró.-Este es mi hogar y haré cualquier cosa para protegerlo, pero puede ser nuestro hogar, podemos estar juntos, tú y yo.
-Demian este bosque es malo, hay algo aquí que...
-¿Por qué dices eso? ¡Haz hablado con el viejo! Está loco, él no quiere que seamos felices.Intenta destruirlo todo, intenta destruirnos y no lo permitiremos.
¿Qué hiciste?-Pregunté, él apartó la mirada, retrocediendo hacia la sala, barriendo la estancia con la mirada- Demian ¿Qué demonios hiciste?
Él no respondió, sólo me miró una última vez antes de correr y salir por la ventana, desapareciendo en medio de la bruma matutina y la espesa arboleda. Me acerqué intentando verlo, estaba a unos metros de la ventana cuando lo noté...
Había una huella ensangrentada en el alfeizar de la ventana...




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