Me desperté al día siguiente en mi habitación, a mi lado estaba Marcos profundamente dormido. A mi lado en la mesa había un vaso con agua.
- ¡JUAN! – Grite y salí corriendo torpemente a su recamara pero estaba vacía. Mi esposo se despertó por el escándalo, me encontró llorando vuelta un novillo, tirada en el suelo revisando mi teléfono celular.
- ¿Qué te pasa? – Me pregunto confundido pero no respondí, el llanto no me dejaba. ¡Las fotografías no estaban! Había vuelto a ocurrir. Mi esposo me tranquilizo y me dio un vaso de agua y una pastilla.
- ¡Toma! Esto te ayudara. - Le pregunte que era y me dijo que me ayudaría adormir que solo había sido una pesadilla, que había tenido otro de esos episodios y que era mejor que visitara al día siguiente al psicólogo. Me negué alegando que no fue un sueño pero él fue directo y me confesó que esto ya le estaba afectando a él también y a la relación, lo entendí rápidamente, él podría abandonarme. Tome la pastilla y a los 10 minutos caí en un sueño profundo.
Me desperté alrededor de las 2, Marcos se había ido al trabajo y me dejo una carta donde me decía que me quería mucho y que lo perdonara por lo que me había dicho. Me levante y fui al cuarto de mi hijo. Todo estaba en perfecto estado como si él nunca hubiera estado allí, me dirigía a la salida cuando vi que la puerta del baño estaba entre abierta, lo cual me pareció extraño así que entre en él y de igual forma toda estaba limpio. Iba a salir cuando un sonido llamo mi atención, el sonio provenía de la papelera, la abrí con algo de miedo y al momento no pude ver nada. La bolsa no me dejaba ver el fondo pero podía escuchar como algo se movía y de una patada la volteé. De ella salió un escarabajo de gran tamaño y de inmediato lo recordé, era el insecto que le había quitado a Juan de su carita. Entonces todo eso no había sido un simple sueño. Tome al escarabajo y lo metí en un envase de vidrio, lo fotografié y con mi celular comencé a navegar en internet para saber de qué clase de bicho se trataba, hasta que lo encontré. Era una especie de insecto que ponía sus huevos en los cadáveres. Encontré un libro Llamado La fauna de un cadáver donde salían varias fotografías de los insectos que llegan a un cuerpo en descomposición y muchos de ellos los reconocí, los había visto antes, los había visto flotar la noche anterior. Pasaron los días, no le comente nada a mi esposo sobre lo que había encontrado, pero día y noche no dejaba de pensar en mi hijo. Cuando regreso la primera vez tenía signos de que lo habían intentado ahorcar y la segunda vez tenía un fuerte golpe en la cabeza como si le fuera dado un golpe con un objeto contundente.
Al día siguiente tome la decisión de adentrarme en el bosque, era la primera vez desde que Juan desapareció que visitaba el bosque y no había cambiado desde entonces, como si el tiempo en ese lugar se hubiera detenido. Camine por varios minutos y me adentre más y más en las profundidades del bosque hasta que sentí que era hora de regresar, no encontré nada. El lugar estaba silencioso y cuando me di la vuelta escuche a lo lejos el croar de un cuervo y de inmediato me vino a la mente la escena del baño con ese pájaro saliendo de la cabeza de mi hijo. Ese pensamiento me hizo sentir mal y asqueada así que me di la vuelta y camine pero al hacerlo el pájaro volvió a croar varias veces. Voltee y se calló, volví a caminar y de inmediato volvió a croar haciéndome detener sin dejar de ver a donde yo creía que el cuervo estaba. Silencio. Comenzó a caminar en dirección a donde había escuchado el cantar y cada cierto tiempo volteaba a otro sitio y el cuervo volvía a croar. El ave me estaba guiando, camine por varios minutos adentrándome en un lugar del bosque que nunca había visto. Los árboles en ese lugar parecían ser muy viejos. Eran arboles bastante grande, frondosos pero sus troncos parecían haberse retorcidos, contorsionados haciéndoles tener extrañas posiciones y apariencias casi de bosque encantado. Sus troncos eran nudosos y sus raíces sobresalen de una forma casi antinatural del suelo como si alguna vez fueran podido caminar. Seguí caminando hasta que poco a poco podía escuchar no solo un cuervo si no, lo que al parecer era una bandada de ellos que se hallaban en algún lugar de ese bosque. Sin percatarme llegue a un claro donde había 4 árboles gigantescos muy pegados uno del otro formando una X. Sus ramas se enredaban entre si y la bandada de cuervos descansaban en sus ramas viejas. Me acerque con cautela, rodee los arboles asegurándome de que no había peligro pero de igual forma no me acercaría más. Me disponía a dar media vuelta eh irme pero los cuervos comenzaron a croar todos al mismo tiempo haciendo que el sonio fuera ensordecedor. Alguno alzaron vuelo mientras que otros solo batían sus alas con desesperación. Entendí que no me dejarían ir, así que con miedo camine hasta llegar a los 4 árboles, sus raíces se entrelazaban como si estuvieran tomados unos de otros, así que tuve que subir por ellas con cuidado hasta llegar arriba y pase entre dos de esos grandes árboles hasta llegar al centro. Los cuervos se callaron y note como me miraban fijamente. Vi a mí alrededor y vi como en la corteza de los troncos había decenas de inscripciones en una lengua que yo desconocía. En las ramas donde algunos cuervos reposaban había lo que al parecer eran collares hechos con cráneos de animales, piedras, plumas y madera. No quise tocar nada de eso, vi al suelo y note que algo se arrastraba, era un escarabajo pero al fijarme bien vi que todo el lugar está infestado de ellos. Eran de la misma especie que yo tenía en un envase en mi casa. Note que algunos escavaban en el suelo introduciéndose en él. Con la punta del pie palpe la superficie y note que esta estaba suelta y sin pensarlo comencé a escavar con mis propias manos. ¡Una esperanza anido en mí! Una que me dijo que allí podía estar enterrado mi hijo. Pero luego de escavar y escavar hasta que mis manos quedaron lastimadas, no encontré nada. Solo más raíces y bichos.