El bosque

Capítulo 11

Comisario Clark
Alec
🌸🌸🌸

La sangre que se escurre entre mis dientes es un deleite al mezclarse con la carne de venado. Inmerso en el bosque con mi forma lobuna me alimento de lo que necesito con mucha urgencia. Carne cruda. Manteniéndome alerta de lo que pase a mi alrededor como hasta que estoy lleno y dejo el resto del animal para los lobos que están cerca por el olor a sangre. Corro de nuevo fuera del bosque y me convierto en humano para luego salir como si nada hacia mi casa.

Megan está sentada en la caseta del fondo escribiendo algo en su computadora mientras escucha música. En el ambiente no percibo rastros de su novio y me acerco a mi hermana que parece inmersa en lo que escribe. Sus dejos agiles se mueven por el teclado y su boca se mueve al son de lo que escribe, pero no pronuncia palabras. Moviendo la silla que está a su costado me siento observando a mi hermana que continua su trabajo ignorándome.

– ¿Qué haces? – pregunto por curiosidad ya que mi hermana no suele tener secretos conmigo a excepción de Conor.

– Un trabajo para literatura, nos pidió que creáramos un cuento siguiendo lo que aprendimos en clase. Mi cuento trata acerca de las Red Hood, pero en mi versión son llamadas Death Hoods y una de ellas se enamora de un lobo. Es un Romeo y Julieta sobrenatural – mi hermana se encoje de hombros y continúa escribiendo. Había escuchado de las Red Hood, pero nunca había tenido la desgracia de cruzarme con una. Las cazadoras matan a cualquier lobo independientemente de si ese lobo mata o no humanos. Desde que tengo uso de razón la manada nos cuenta historias de las cazadoras para que nos protejamos de ellas.

Levantándome de mi lugar me voy dejando a mi hermana terminar su tarea tranquila o de lo contrario ella me cortara la cabeza. Dentro de la casa no hay mucho movimiento las personas del personal están en la cocina y mis padres volverán en la tarde de su último viaje. Voy directo a mi habitación encerrándome para matar el tiempo jugando videojuegos.

Mi concertación se va al recordar a Bailey bailando conmigo la noche anterior. El avatar de mi personaje muere por mi distracción, cierro el juego sin dejar de pensar en Clark. Levantándome de mi cama tomo mi celular y una chaqueta para irme en busca de esos ojos color chocolate que no salen de mi mente. Voy en mi auto hasta la casa del comisario que no queda muy lejos de la mía. Bajo confiado viendo la fachada de la casa, no es para nada extravagante como la de mis padres, pero se ve moderna.

Parándome frente a la puerta de madera toco el timbre alejándome tres pasos para no parecer desesperado. Con las manos en mis bolsillos escucho los pasos acercarse a la puerta y enderezo mi postura. Quien abrió la puerta fue el comisario Clark con ropa de civil. Fue un poco extraño verlo con una remera verde, jean azul oscuro y zapatos deportivos.

– Hola comisario Clark – saludo extendiendo mi mano al hombre que me ve sin entender que hago en su puerta. Estrechado las manos sonrío de manera cordial para volver a hablar, pero el hombre me interrumpe.

– Hola Alec ¿necesitas algo? – estaba tentando a decirle que venía a pedir una taza de azúcar, pero es el comisario y aunque no tenga el uniforme impone respeto.

– No señor solo vengo a ver a Bailey – tragando saliva observo como el comisario aprieta los puños y cambia su sonrisa por una línea fina. – Se que ella no puede salir y quería decirle si podemos ir a ver una película. Le aseguro que su hija regresara como usted me la entrego sana y salva – intente justificar, pero el semblante del hombre permaneció serio.

– Papi las palomitas ya están… – detrás del comisario apareció la castaña con una blusa que deja a la vista su abdomen y un pantalón deportivo ajustado a su cintura por unos cordones. – ¿Alec? – ahora ella se acerca con un cuenco de palomitas y lo que creo es manteca derretida sobre estas. Su padre apenas si se mueve para dejarla verme y comprendo que no me esperaba.

– Nosotros estamos por ver una película si Bailey quiere puedes quedarte hay espacio para uno más – hablo el comisario dejando su lugar a su hija y yéndose por donde había aparecido anteriormente Bailey.

– ¿De qué está hablando? – señala la castaña por donde su padre se fue.

– Vine a invitarte a ver una película y hable primero con tu papá creo que me dijo que no puedes salir, pero si puedo quedarme si tú quieres – ella miro por un segundo sus palomitas movió un poco el cuenco y se apartó extendiendo su brazo para que entrara.

– El que hablaras con mi papá merece que te quedes y mi padre no es un gran fanático del género que elegí supongo que le agradara que alguien le dé la razón cuando termine la película – cerrando la puerta espero a que ella camine para guiarme por su casa. Por dentro se ve moderna y con toques sofisticados. Jamás imaginé que la casa del comisario se viera como una de esas casas modelos de Pinterest.

La sala estaba oscura con la única fuente de luz proveniente del televisor. Sobre la pequeña mesa de centro había varios cuencos con distintos aperitivos chatarra. En un sillón individual grande estaba el comisario con una lata de cerveza en la mano. Bailey se sentó en un sillón que estaba al frente de la mesa y yo tomando cierta distancia me senté con ella.

– ¿Quieres una cerveza Alec o prefieres un refresco? – mire al comisario que se inclinó a un costado de su sofá.

– Un refresco estaría bien – el hombre saco una lata de una conservadora y me la lanzo. Atrapándola la dejo sobre la mesa en un porta vasos, no quería ser descuidado. Mi madre fue la responsable de inculcarme que no se pueden manchar los muebles o ella armaría un escándalo.

Bailey puso la película que presentaba una trama algo confusa, pero girando al entorno de la belleza y la magia negra. No me gusto, pero tampoco la odie por no ser una película romántica yo solo quería ver a la castaña sonreír.




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