Capítulo 27

Mentiste
Bailey
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Guardo mis cosas en mi taquilla esperando ver a Alec que hoy no paso por mi porque yo vine en mi propio auto, quería que el tuviera un tiempo a solas con su hermana Megan y solucionen las cosas. Cierro mi taquilla de golpe y me asusto al ver a una pelirroja mirándome con una enorme sonrisa en su rostro. Doy un paso hacia atrás llevando una mano a mi pecho y miro a la pelirroja que me resulta familiar pero no recuerdo de donde la conocía.

– ¡Que susto! – hablo cuando recupero mi voz y veo a la chica analizándome de pies a cabeza de manera extraña – ¿Disculpa nos conocemos? – pregunto viendo a la chica de ojos verdes que me sigue sonriendo y me está resultando un tanto incómodo. La chica se cruza de brazos y me mira con aires de superioridad y se para derecha delante de mí en un claro intento de intimidación.

– Es raro que no me reconozcas, pero eso no importa ahora Bailey solo quería decirte que abras los ojos pequeña, no todos los chicos son ángeles – me habla con una sonrisa la chica y se va pechando su hombro contra el mío y se aleja con aires de superioridad contoneando sus caderas.

Quedo perpleja ante lo que acaba de pasar y veo a la extraña chica salir del instituto, no sé de dónde la conozco, pero sus palabras no me dan una buena vibra. Me giro para irme a mi salón y olvidar la extraña situación que acabo de vivir, y mi vista queda fija en Diego Haider que me observa desde su casillero. Ambos nos detestamos, pero ahora su mirada no era la normal que nos dedicamos de puro asco, sino que me ve con cierta "pena" que no se me pasa por desapercibida. En cuanto él se percata que lo estoy observando a él cierra su taquilla para irse y yo decido seguirlo para que me diga que es lo que está pasando.

Unas manos me rodean y me detienen antes de que pueda ir detrás de Diego y lo pierdo entre el mar de estudiantes que comienzan a apresurarse para no llegar tarde a la primera clase. Me giro para ver a Alec que me sonríe de manera tierna y le correspondo olvidándome de la chica pelirroja y la mirada extraña de Haider. Como ya se me ha vuelto una costumbre lo beso de manera apasionada sin que me importe que nos regañen por estar haciendo esto en el pasillo. Las manos de mi novio acarician mi espalda y me estremezco bajo sus manos alejándome un poco para no subir de tono este momento.

– Hola gatita – la voz algo ronca de Alec me hace sacar un suspiro y rodeo su cuello con mis manos hundiendo mis dedos en su cabello.

– Hola Bann – le respondo con una sonrisa y mi corazón late a mil por tan solo verlo. Nuestra relación está avanzando a un ritmo natural y ya me gustaría presentarlo a mis padres como mi novio y que sus padres también sepan que yo soy su novia. Formalizar de una vez nuestra relación de manera oficial.

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Salgo al estacionamiento caminando rápido porque quiero hablar con Diego antes de que él se vaya y no pueda evacuar mis dudas. Prácticamente corriendo llego hasta el auto de Haider y me paro detrás de este obligándolo a bajar porque no me moveré hasta hablar con él. El castaño se baja de su auto de mala gana y cuando está a punto de gritarme algo yo lo interrumpo.

– ¿Dime de donde conoces a esa chica pelirroja? – hablo mordiendo cada palabra y viendo con rabia al chico que tragar saliva. Mira hacia otro lado soltando una larga bocanada de aire y vuelve a mirarme con el mismo desprecio que yo siento por él.

– Es mi prima – quiero darme un golpe mental porque ahora es como si Diego le hubiera dado una cachetada a mi memoria y recuerdo que a sus primas las gemelas Parker. Una de ellas molestaba a Angelic porque estaba locamente "enamorada" de Demian.

– ¿Tus primas no se habían ido de la ciudad? – pregunto algo confundida y Diego rueda los ojos estando algo molesto por esta situación. Pero como me importa poco lo que el piense aguardo a que me conteste porque no se ira hasta que me diga todo lo que quiero saber.

– Se fueron por un tiempo, pero su hogar es aquí en Portland, ahora puedo irme tengo cosas que hacer en mi casa – sin esperar mi respuesta Diego se mete en su auto y cierra la puerta con fuerza. Viendo que no puedo sacarle más nada me voy hacia mi auto subiendo y pensando en las palabras de la chica Parker.

Voy en mi auto hasta mi casa, donde cosa habitual estoy sola, pero mi madre me dejo una nota diciendo que ha ido al hospital porque sus alergias empeoraron. De inmediato la llamo y ella me atiende enseguida, pero me asegura que no necesita compañía porque mi padre la está acompañando y dejándome más tranquila subo a mi cuarto. Me siento en la cama con la cabeza trabajando sin parar y me decido por irme a correr un rato al bosque para despejar mi mente. Fuera no está nevando y el frío no es tan fuerte como hace un par de días. De todos modos, salgo con una campera algo abrigada y una gorra para no resfriarme, estuve a punto de mandarle un mensaje a Alec para encontrarnos en el bosque, pero decido no molestarlo. Correré sola siguiendo el camino que venimos haciendo juntos desde hace un par de meses y acariciando a Jade le dejo su comida en su plato y me voy de la casa corriendo a un ritmo suave. Fuera no esta tan frío y con mi ritmo constante entro en calor enseguida, de todas maneras, acelero el paso al sentirme observada y las palabras de la pelirroja vuelven a mi mente haciéndome detener al llegar al bosque.

Alec
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El timbre en mi casa suena y una de las empleadas va a atender por lo que vuelvo mi mirada al televisor en la sala. Hasta que la empleada entra en la sala y me entrega un sobre que lleva mi nombre escrito con una caligrafía cursiva. Abro el sobre con algo de prisas y saco una hoja de papel rosa clara que desdoblo con cuidado. Un enorme corazón con una flecha y en el medio de este están escrito: Alec y Lara por siempre. Justo debajo de ese dibujo con una letra igual a la del sobre esta una nota que me hace hervir la sangre.