Capítulo 28

Debo crecer
Alec
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Golpeo la puerta de la casa de los Clark, pero nadie parece atenderme a pesar de que las luces dentro de la casa están encendidas. Camino unos pasos hacia atrás y comienzo a gritar el nombre de Bailey, pero en las ventanas de la casa nadie se asoma, ni siquiera sus padres parecen querer verme, pero los vecinos si miran por sus ventanas. Lagrimas no dejan de caer y no me avergüenzo porque en verdad me duele todo esto, jamás me había dolido tanto algo como me dolía el corazón ahora. La puerta de la casa de Bailey se abrió, pero por ella salió su madre con cara de pocos amigos y de inmediato me acerque.

– Es mejor que te vayas Bailey no quiere verte – comenta la mujer con un tono seco. Secando mis lagrimas miro a la mujer, enserio quería arreglar las cosas con Bailey, mi lobo la estaba extrañando y ni siquiera sabía si ella era mi mate o no.

– Necesito explicarle como pasaron las cosas, ella necesita escuchar mi verdad antes de terminar conmigo como si lo nuestro no significara nada – le digo a la mujer que sigue con su rostro serio y ahora se cruza de brazos para verme con detenimiento y luego hablar.

– No sé qué paso entre ustedes dos, ni siquiera sé qué relación tenían, pero ahora mi bebé está llorando a mares en su recamara y dice que no quiere verte. Voy a respetar su decisión porque soy su madre y si tu tanto la quieres como me lo estás diciendo deberías dejar que las cosas se calmen y venir luego. – dicho esas palabras la madre de Bailey se gira y entra en su casa cerrándome la puerta en la cara.

Me agarro la cabeza y de solo repetir en mi mente la escena de Bailey llorando por mi culpa solo hace que me sienta peor. El dolor en mi pecho crece y obedeciendo a la señora Clark me voy, pero no camino a mi casa, secando las lágrimas con violencia voy a otro lugar donde poder desahogar mis penas. Como el bar donde solíamos ir los lobos está en esperas para ser reconstruido me voy al punto donde ahora se juntan todos los lobos para pelear y beber un poco de alcohol. Un lugar descampado lleno de personas que beben, ríen de quien sabe qué y pelean. Justo lo que necesito ahora mismo, una pelea.

Pongo dinero para entrar en la pelea y los hombres me dejan entrar al círculo donde me quito la camisa y veo a otro chico un poco más grande que yo verme con ira. Parece que no soy el único que necesita un desahogo de toda esta ira que mi lobo quiere sacar hacia afuera, mi contrincante es quien da el primer golpe que me descoloca un poco al principio. Pero de inmediato yo le devuelvo el puñetazo con más fuerza y nos encarnizamos en una dura pelea donde ambos nos golpeamos con ganas. Sangre, sudor y alguna que otra lagrima cae en el suelo.

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Camino con prisa por los pasillos buscando por todos lados a Bailey, pero no la encuentro y cuando intento preguntarle algo a sus amigas estas me dan la espalda. La situación se me está haciendo insostenible porque el dolor que siento en mi corazón cada día se hace más y más grande. Intente comunicarme con ella de todas las formas, pero Bailey no me contesta y me bloqueo de todos lados. Le envié cartas, pero ella tampoco me respondía y más de una vez su padre me hecho de su casa porque su hija se ponía a llorar cada que me escuchaba gritar su nombre fuera de la casa. Mi lobo estaba cada vez más deprimido y ni siquiera estaba interesado ya en salir, lo que si no había cambiado era esa ira constante que me mantenía todas las noches a buscar pelea y beber alcohol en ese terreno baldío donde los lobos se reunían. Y para agravar aún más todo este problema mi mejor amigo Demian termino internado luego de tener un altercado con un valiu que casi se come a Angelic.

– ¿Esta todo bien bro? – la voz de mi amigo me saca de mis pensamientos sobre Bailey y todo lo que nos está pasando.

– Si bro, solo estaba pensando – comento para no hablar lo que me resta de la noche mientras le hago compañía a mi amigo. Mi mente no deja de repasar lo sucedido con Bailey y me siento el idiota más grande que piso este pueblo, jamás debí ir a ver a Lara. Ella está loca y yo caí en su trampa como un ingenuo.

Durante las dos largas semanas que estuve separado de Bailey intenté a toda costa hablar con ella, pero siempre estaban sus amigas que me alejaban de ella. Era como si yo tuviera la peste y quisiera contagiarla. La busque durante días, algo que nos lastimo a ambos porque cada que ella me ve se pone a llorar o sale corriendo. Mi lobo se pone aún más triste cuando la ve en ese estado y temo que esto vaya a peor si no hablo con ella. Bailey ya no parece ser la misma chica que conocí durmiendo alado de mi cama, ahora se la ve demacrada y su chispa guerrera se apagó como las llamas de una vela con una brisa de viento. Por lo que logre escuchar de sus amigas Bailey esta deprimida y sumarle que Angelic está algo ocupada con la recuperación de Demian suma a que mi querida gatita se sienta aún más sola.

– Diosa luna ¿Por qué le duele tanto a mi lobo querer a esa humana? – pregunto una de esas tantas noches que me las paso fuera de casa a la luna que brilla desde el cielo. Hace muchos días que deje de sentir su cálida voz de consuelo para sentir un absoluto silencio cada que le hablo. Me siento cada vez más solo y mi único consuelo es que Bailey me escuche.

Bailey
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La cabeza me duele mucho, mis ojos están hinchados, pero aun así continúan queriendo seguir derramando lágrimas. No comprendía como Alec pudo hacerme esto, yo le entregue mi corazón y el solo me defraudo con aquella chica. Me sentía completamente destrozada y con un inmerso dolor en mi pecho solo me preguntaba ¿Por qué me hizo esto? Mis padres estaban preocupados por mí, no quería salir mucho de mi habitación y apenas si les hablaba porque me la pasaba llorando. Sabía que un corazón roto duele, pero nunca pensé que este dolor fuera tan grande y de solo recordar los buenos momentos me siento cada vez peor. Alec ha venido varias veces a mi casa queriendo hablar conmigo, pero mi madre no le ha dejado acercarse a mí, en el instituto varias de mis amigas y compañeras de fútbol no le permitían que se acercará.