~Quiero salir de aquí~

Iban en fila saliendo cada una de las personas que se encontraban allí, yo seguía algo asustada, caí en cuenta que esos monstruos podían hablar, ya no sé qué más podría aterrorizarme.

Oh que ilusa era.

Ryan tomó mi mano y me saco del momento de pánico y me llevó hacia la fila, éramos casi los últimos.

Al pasar al lado de ese terrible monstruo fue lo peor, quería salir corriendo de allí, Ryan noto mi pánico y apretó mi mano aún más fuerte dándome apoyo, pasamos por un largo túnel, luego de salir del calabozo, a lo lejos podía ver la luz, enserió deseaba ver el sol, y que los rayos golpearán mi rostro, dándome a entender que al menos todo no estaba perdido.

Estaba a pocos metros de salir del túnel, la luz que antes se veía a lo lejos, ya no se veía y era remplazado por ¿Luz roja?

—¿Es mi imaginación o estoy viendo luz roja?—Dije en un susurro audible para Ryan.

—No, no es tu imaginación—Respondió el.

Si, pues ahora sentía aún más terror saber que habría después de pasar el túnel.

Vi como los que estaban de primeros y pasaban a la luz roja, seguían vivos y eso me tranquilizo un poco, cuando iba llegando mi turno apreté un poco más fuerte la mano de Ryan, el soltó un quejido, sip tal vez apreté demasiado fuerte,

—Perdón.

Susurré, el solo asintió con su cabeza.

Seguimos caminando y cuando estaba a punto de cruzar hacia la luz roja, cerré los ojos, si era algo malo, no lo quería ver.

Ryan apretó suavemente mi mano como si intentara que abriera los ojos, yo me negaba, pero, el seguía insistiendo así que abrí mis ojos.

Si, cuando abrí mis ojos estos casi salen de la sorpresa, sabía que estaba en otra realidad, este no era el mundo que conocía, pero, se sentía tan inusual y asombroso, aunque con un toque de terrorífico, lo que mis ojos contemplaban.

El cielo coloreado de un color rojo algo intenso, nubes de color negro que lo adornaban y una gran luna de borde algo blanco con una mitad de rojo y la otra de negro, se veía iluminada y bonita,había árboles de color esmeralda y su tronco de color gris, algunas estrellas que se veían de un gris opaco, si hubiera visto un cuadro de este paisaje lo habría amado, pero, vivirlo y verlo con mis propios ojos provocaba que quisiera huir lo más lejos posible.

Seguimos caminando Ryan en ningún momento había soltado mi mano y eso lo agradecía, ya que sin su apoyo creo que ya habría escapado y muerto en el intento.

Mire a mi alrededor y note a diferente criaturas y monstruos, algunas nos miraban y otras solo conversaban y se reían, todavía no me creía que esas cosas hablaran y fueran reales.

También pude notar grandes jaulas en las que había personas, unas vivas otras no tanto, Ryan jaloneo un poco mi brazo, entendí que tal vez no quería que viera aquello, perturbador debió ser.

Se que estoy confiando mucho en Ryan y eso que apenas lo conozco de hace creo 4 horas o días, la verdad no se aquí el tiempo era demasiado raro, pero, sentía en lo profundo de mi ser que el era alguien confiable, si creo que ya me estaba volviendo loca, de todas maneras, el lugar en el que estaba no era que fuera muy cuerdo y "normal", que digamos.

Pasamos varios segundos caminando y seguía con la mirada en el suelo, no quería mirar mas alrededor, sentí cómo nos detenemos y miré al frente, había un gran árbol el cual extrañamente se me hacia muy familiar, ah sí, era el árbol en el que me había recostado y donde había comenzado todo, era la entrada a este lugar, sentí un gran escalofrío recorrerme, tenía un mal presentimiento.

Observe que en la entrada del gran árbol había dos guardias, parecían humanos falsos, lo digo porque físicamente eran casi iguales a un humano normal, exceptuando la piel algo gris, las orejas puntiagudas y los filosos dientes que se asomaban en su boca.

El Golgiok que nos traía y custodiaba fue y habló con los humanos fake y estos decían algo, por la lejanía no entendía que, aunque suponía que era algo malo.

Se movieron y gritaron algo y de un momento a otro la gran puerta del árbol se abrió de a poco, algo terrible se aproximaba.

Volvimos a caminar y en menos de dos minutos ya estábamos entrando al gran árbol, cuando la última persona entró, la puerta se cerró de golpe, era el fin, no habría escapatoria los nervios y el pánico me invadía de nuevo, mi cuerpo empezaba a temblar, Ryan sintió mi ataque y cuando uno de los guardias se distrajo se volteo y me regaló una sonrisa.

—"Tranquila saldremos de esto."—Pude leer sus labios, y así como se volteó de una volvió a su posición y seguimos caminando.

Ya un poco relajada observe detenidamente el lugar, por dentro era como un castillo. Las paredes de color gris, el piso de un color negro, había dos grandes candelabros, el cual tenia algunas calaveras, debía suponer de personas reales, ignoré eso y seguí mi inspección, una alfombra de color rojo se instalaba en el centro y terminaba en un trono.

Allí lo vi a él, por primera vez.

Mi corazón se detuvo por segundos.

Mi mano soltó la de Ryan.

Sentí como mis sentidos se desconectaban de aquel lugar.

Como mi cuerpo quería caer.

Mi cabeza se sentía de otro lugar.

Mis ojos fijamente observándolo a él.

Conectamos miradas lo supe, no había vuelta atrás.

Me arrepentí de todo, de mis decisiones, de haber querido entrar a aquel extraño bosque el cual muchos murmuraban y comentaban historias de que aquellos que entraban a el JAMAS salían, debí hacer caso, nunca debí dejar que mis pies me llevaran a entrar, esa curiosidad que sentí la debí ignorar y seguir mi camino a casa de Kony.

Ese extraño presentimiento que sentí en mi interior al entrar, debí correr y hacerle caso.

Si pudiera devolver el tiempo, jamás habría entrado al bosque, habría seguido mi vida de lo mas normal solo viviendo y disfrutando con mi familia y amigos.

Soy Cailin Bronwen tengo 17 años, entre al Bosque prohibido de Clayoquot, mi curiosidad me llevó a lo desconocido y mis pies caminaron hacia el olvido, ¿Correr sería la salida o aceptar mi destino seria mi final?