En aquel trono estaba el sentado, sabía que era el rey de este oscuro lugar.
Un trono como de madera rojiza, muchas ramas sobresalían de él y perlas de un color negro, las cuales brillaban como si fueran diamantes.
El, sentado allí, bebiendo aquel liquido rojo, que sabía era sangre, me tenía petrificada, era espantoso, las demás personas estaban igual o peor que yo, en shock.
Era una criatura demasiado espantosa, tenía muchos ojos de color rojo y blanco en su rostro, si se le podía describir, su piel escamosa y de color negra con subtipos de rojo, dientes afilados que adornaban una sonrisa terrorífica, en su cabeza además de los ojos, había muchas manos, en sus pies había como serpientes de color esmeralda, vestía con túnicas de color negro y blanco, era terrible.
Todos estábamos ahí de pie, podía escuchar algunos susurros de personas rezando, alrededor de aquel rey se encontraba lo que creía su guardia, un espectro de alas oscuras, parecía un ave y a su vez una persona, no tenía idea de que seria.
Una voz tétrica y oscura resonó en aquel lugar.
—Deberían quitar esas caras de asustados, ustedes los humanos son algo aguafiestas, ¿No lo creen?— Hubo silencio, ni una sola respiración se escuchaba.
—Que mal educados son, cuando alguien pregunta ustedes deben responder, humanos ignorantes.
Una chica que estaba adelante en la fila dejo escapar un sollozo.
El, se puso de pie y a paso lento comenzó a caminar en dirección a la chica, ya nos llevó san cuco.
Cuando estuvo en frente de la chica, con una de sus manos acaricio su mejilla.
La chica temblaba y yo agradecía estar casi de ultima, la presencia que emanaba él era espeluznante.
—Eres muy bonita, lástima que serás devorada por mis súbditos. Llevensela— Ordenó y en un parpadeo llegaron dos humanos fake y se la llevaron.
El susurro algo, que por la lejanía no alcancé a escuchar y siguió su camino a su trono, se sentó.
—No es divertido ver sus caras de terror y sus cuerpos temblorosos como gelatina, no soy tan feo saben.
Silencio.
—WAHR— Grito y un rayo oscuro impacto en el.
El lugar tembló, caí al suelo por el movimiento, fue un golpe algo suave, pero que, sí me dolió, observe a Ryan que estaba de pie y me ofrecía su mano en forma de ayuda, la tome y de un jalón estaba de pie otra vez.
Se acercó un poco a mi oído y dijo.
—Cambio— Se volteo y miro hacia el frente.
Estaba confundida, no entendía qué fue eso, sobé mi trasero, esa caída inesperada me dolió.
Escuche susurros, mire hacia adelante, el impacto del rayo había dejado un gran humo, los Golgioks y aquel guardaespaldas, seguían igual, no mostraban preocupación, ósea a su rey le había caído un rayo y ellos de lo más tranquilos, que extraños.
El humo se iba disipando lentamente y una risa se extendió por todo el lugar.
—Ja, ja, ja, ja, pensaran aquel monstruo a muerto, tenemos esperanzas de vivir, no no, no, lamento bajarlos de su ilusión, sigo vivo y coleando.
Cuando el humo se esparció totalmente lo vi, había cambiado, en ese momento entendí las palabras de Ryan, pero, ¿Cómo él lo sabía?
—Que tal humanos. ¿Les gusta mi nueva apariencia?
Estaba sorprendida hace un momento era el ser más horripilante que jamás hubiera imaginado y ahora era ¿Hermoso?
Creo que tengo terribles gustos.
El nuevo rey estaba sentado en su trono, se notaba que era alto, tal vez 1,82, su piel era blanca como la nieve, sus ojos con heterocromina el derecho rojo y el izquierdo negro, su cabello negro algo largo, estaba sujeto en una coleta, en su espalda se veían dos grandes alas de color negro y algunas plumas blancas, su ropa seguía siendo aquella túnica de color blanco y negro, y esa sonrisa adornaba su rostro, seguía siendo terrorífica.
Mi cara solo demostraba odio, ojalá el rayo si lo hubiera matado.
—Esta es mi forma original, por sus caras veo que, si les agrada, no me veo tan terrorífico, aunque eso no significa que sea un alma piadosa, así que no se equivoquen.— Continuo—Creo que ha sido mucha charla y es hora de ir a la parte más divertida.
—Bienvenidos a Untergang, como habrán visto es un bosque prohibido al cual su curiosidad les hizo entrar y fue la que los llevó a su perdición, han visto muchos de mis monstruos y pues otros no han vivido para conocerme.
—Soy Khaos rey de esta realidad. Ahora ¿Quieren que les cuente una historia?
Silencio.
—Ja, para que pregunto si en absoluto no me importa su opinión, humanos débiles.
—Les aconsejo que tomen asiento, puede colocarse algo salvaje.
La mayoría hicimos caso y nos sentamos y otros pocos no y seguían dudando de confiar o no, mala idea, el rey chasqueo los dedos y en un segundo su guardaespaldas había sacado una espada en forma de rosa y había atravesado el cuerpo de aquellos que no obedecieron.
Los cuerpos cayeron al suelo y pasados varios minutos de silencio, miedo y angustia aparecieron los Golins, aquellos duendes que al verlos me trajeron miles de malos recuerdos, mi cuerpo comenzó a temblar y mis lagrimas a salir en forma de cascada, ahogue un sollozo, lo que menos necesitaba era llorar y en esta situación es peor.
Tome aire y busque la mano de Ryan la tome y sentí algo de tranquilidad, conocerlo había sido algo bueno y más en esta situación.
Un gruñido se escuchó, algo cerca de donde estaba mire a todos lados y no vi a nadie tan cerca de donde yo me encontraba, solo Ryan y sabia que el no pudo ser, mire hacia delante y mis ojos se encontraron con los del rey, sentí como mi piel se erizaba y desvíe la mirada, era tan impotente y aterrador aun con su apariencia humana, creo que de monstruo sin forma era mejor.
Pasaron muchos minutos estábamos a la espera de la "Gran historia", no sabia si seria de importancia aquello que el rey contaría, después de todo íbamos a morir ¿no?
Tal vez diría algo raro que no entenderíamos y eso y al final ni sabríamos sobre nada.