Mi cabeza estaba hecha un caos, sentía una gran desconfianza hacia Ryan; seguíamos allí sentados, los golins ya se habían llevado los cuerpos de aquellas personas que murieron a manos del espectro.
Tenía ganas de vomitar y mis nervios estaban a flor de piel.
—Es hora de comenzar. —Esa voz tétrica, rasposa y que odiaba tanto volvió a hablar; no quería escucharlo, pero tampoco quería morir atravesada por una espada, no tenía opción.
Sentí una mirada en mi espalda, me erizó, miré hacia atrás y no había nadie; decidí ignorar el suceso.
—Espero que no se aburran —dijo el rey y comenzó su historia.
Hace más de 300.000 millones de años, en otra realidad totalmente diferente, vivían dos hermanos, nacidos de dos estrellas grises.
Como un milagro del destino, los dos eran muy parecidos.
Uno de ellos amaba crear la vida y cada una de sus creaciones las hacía con tanto amor y pasión; su nombre era Thelyo.
Su otro hermano era algo más silencioso y callado; le gustaba observar las creaciones de su hermano y lo admiraba.
Su poder era algo desconocido aún para el mismo.
Thelyo se enamoró de una de sus creaciones, la amaba y adoraba, era su mundo y razón de existir.
El problema era que ella no duraría para siempre y esa fue su perdición; su corazón se tiñó de oscuridad y su mente se nubló. Sus creaciones ya no eran hermosas y bellas, ahora eran terroríficas y espantosas. Su hermano, asustado y preocupado por aquel gran cambio de su hermano, intentó ayudarlo, pero fue un error.
Thelyo, cegado por el odio y la tristeza, lo encerró en lo más profundo de aquella realidad; allí estaría y no podría escapar para detenerlo.
Tenía un plan en mente: destruir cada realidad que existiera.
Terminó y solo había silencio.
A mi parecer, el tal Thelyo es un estúpido; la historia fue muy cliché: se enamoró y, al darse cuenta de que no podría seguir con su amada, se puso como un odioso y ahora es el malo.
Rodé los ojos; era absurdo.
—Si humanos, pensara el tal Thelyo, es un estúpido e inmaduro, pero solo les conté lo que debían saber; después de todo, no lo entenderían.
—Mi plan es acabar con una de las realidades que más detesto. La Tierra.
—¿Por qué? Se preguntarán, pero ustedes llegaron y fueron creados para ser especiales, para vivir en paz y amor, pero su codicia los llevó a querer aún más de lo que podían tener y ese fue su mayor error. Saben ustedes, los humanos son una bomba de destrucción, todo lo que tocan lo destruyen por su codicia, son vanidosos y malos.
—Hace años que este árbol está en la tierra, la entrada a mi realidad, aquí donde yo soy el que manda y los castiga; los atraigo con mis creaciones disfrazadas de manera linda y su curiosidad y avaricia los hace caer.
—Tengo grandes planes con ustedes; por ahora irán a celdas diferentes, pero solo los que logren pasar por mí, los valientes vivirán, los cobardes al fuego se irán. ¿Están listos? Jajaja, sé que no. Comencemos.
Cuando terminó de hablar, los humanos fakes aparecieron; agarraban a cada persona y la llevaban delante de su rey. Él solo los miraba con una sonrisa mientras bebía aquel líquido rojo.
Algunas personas gritaban de terror al estar al frente de él; con un chasquido se iban a lo que pensaba que era el fuego.
Otras pocas solo evaden su mirada y eran llevadas a un rincón de aquel lugar; creo que sobrevivían.
Fue el turno de Ryan. Observé cómo lo tomaban a la fuerza y era llevado hacia el rey; no temblaba, ni su cara demostraba el miedo.
Eso me hizo dudar, aunque cuando estuvo frente al rey, solo desvió su mirada y fue llevado al rincón con los demás.
Vi que aquellas cosas se acercaban hacia mí; estaba asustada, demasiado.
Una cosa era verle de lejos y otra muy distinta tenerlo al frente mientras te observa como si fueras su comida.Sentí como aquellos brazos escamosos me tomaban con fuerza y me ponían de pie, para luego caminar en dirección a su rey. Los vellos de mi piel se erizaron, mi cuerpo quería temblar; tenía que ser fuerte o moriría quemada.
A pocos centímetros de llegar frente a él, alcé mi mirada y lo vi.
Él estaba tomando de su copa con su vista algo perdida. Sin darme cuenta, ya estaba frente a él, lo podía observar con más detalle.
Curiosa, empecé a mirar su cara; tenía un lunar en forma de estrella en su mejilla derecha. Aunque era pequeño, pude notarlo. Su piel de cerca era muy blanca, sus labios eran rojos y carnosos. Espera, eso no es lo que debía mirar; él podía matarme si quisiera y yo mirando sus labios, qué loca estoy.
Seguía observando cuando noté que nuestros ojos se encontraron; me olvidé del miedo y del aura tenebrosa e impotente que emanaba de él y noté cada detalle de sus ojos: su ojo derecho rojo, un rojo como la sangre, y su ojo izquierdo negro. Eran hipnotizantes, aunque por un momento fugaz pude ver un brillo en ellos; tal vez solo era mi imaginación.
—¿Te enamoraste de mí, humana? —Habló él y su voz de cerca se escuchaba aún más rasposa y algo ronca.
Me sorprendió ese pequeño descubrimiento; se me olvidó que estaba ante un ser de otra realidad.
—No, solo que de cerca te ves aún más, como decirlo, claro. —Respondí; al momento caí en cuenta a quién tenía de frente y puse mis manos en mi boca y bajé la mirada. <<Carajo, yo y mi bocotá, llegó la hora, voy a morir>>.
—Vaya, vaya, así que a ti no te comió la lengua el ratón, jajaja, qué interesante.Alce de nuevo la mirada; él tenía una sonrisa de ¿diversión?, nah, ya hasta imaginaba cosas sola, creo que era la hipotenusa que me estaba fallando.
—Sabes, te pareces a alguien. —Escuché como el susurro; tal vez eso también era producto de mis delirios.
—Eres valiente, humana débil, adiós —dijo y fui arrastrada de nuevo, pero esta vez con dirección al rincón donde estaban los demás.
Eso significa que había sobrevivido, ahhh, qué alegría, por ahora seguimos en vida.