Frente a frente, en mi rostro se podía ver el enojo.
El rey Khaos, sentado, mirándonos con desprecio.
Ugh, qué terrible.
—Ya que la plaga está aquí, empecemos.
¿Acaso escuché bien? Nos trató de plagas, y este loco, qué se cree? Tranquila, Cailin, recuerda: ese loco maniático, estúpido, era un ser anormal y poderoso que en un chasquido acababa con mi vida.
Respiré hondo, tenía que estar tranquila, no sabía qué era lo que planeaba y debía concientizarme de que TODO podía pasar.
Volvió a hablar.
—Bueno, patéticos seres, haremos las cosas algo divertidas para mí, tal vez terribles para ustedes, pero ¿saben qué?
Silencio.
—No me importan, ja, ja, ja, ja.
Qué cínico, sea lo que fuera, debe ser algo muy perturbador, que solo a él y sus monstruos les gustara.
—Llévenlos. - Ordenó; en segundos estábamos siendo llevados a otro lugar de aquel tenebroso castillo.
Cruzamos largos pasillos; ya casi al fondo se podía ver una gran puerta, la cual fue abierta y se escuchaban gritos de emoción.
Cuando crucé la puerta, pude observar mi alrededor y donde nos encontrábamos.
Estábamos en una arena de combate, en el cielo se podía ver el rojo oscuro, las estrellas grises y aquella luna mitad mitad. Era un lugar grande; en las gradas había miles de monstruos y criaturas que nos abucheaban. Sí, algo malo iba a suceder, lo presentía.
Cuando todos entramos a la arena, la puerta de atrás se cerró y los humanos fake que nos custodiaban ya no estaban. Miré a mi alrededor algo nerviosa; los demás también estaban asustados. Alcé la vista y estaba él en un trono mirando hacia abajo con esa sonrisa burlona.
Lo odio.
—Mis queridos discípulos, démosle la bienvenida a estos despreciables humanos. —Dijo, en pocos segundos muchos abucheos se hicieron presentes; sí, me sentía como una rata enjaulada y siendo burlada.
Terrible.
—Silencio —ordenó y aquel lugar quedó totalmente sumido en silencio.
-Es hora de comenzar, estúpidos humanos la regla es sencilla, sobrevivan o mueran, tomen un arma y luchen por vivir, si logran derrotar a la bestia, vivirán.
¿Acaso estaba escuchando bien, Bestia? ¿Cuál?
En un momento se abrió una puerta que estaba en medio de la arena; dos Golgioks jalaban una jaula, la cual dentro de ella tenía una bestia terrorífica.
Tenía seis patas, cuatro ojos, piel arrugada y café; era muy grande, como de 2 metros, creo.
¿Qué?
Era más alto que yo; como mataría eso siquiera, mis poderosos 1.70 quedaban en el suelo.
Aquella bestia se veía enojada y con hambre de humanos chiquitos.
—Contaré hasta 5, tomen sus armas y, listos o no, sobrevivan. —dijo sonriente el estúpido rey.
Todos corrimos lo más cerca de las armas; tomé un arco y una daga algo grande; no pesaban tanto y me podrían servir a la hora de correr.
-5.
Quiero sobrevivir.
-4.
Tengo que sobrevivir.
-3.
Ya que me voy a morir.
-2.
Tengo miedo.
-1.
Sobrevive o muere, Cailin, elige.
- ¡Ya!
Elijo vivir.
Aquella bestia salió de su jaula enojada y en dirección al grupo.
Era espantosa; iba a morir siendo comida de bestia.
Esa cosa estaba aún más cerca y me encontraba paralizada; mi cuerpo no reaccionaba, preso del miedo. Elegí vivir y ya iba a morir, qué estúpida.
Sentí un jalón de mi brazo y, como empezaba a correr, era Ryan. Corrimos lo más rápido, alejándonos de aquella bestia, la cual tuvo su primera presa, que la hizo volar por los aires, y extendió su gran hocico y de un bocado se la tragó.
—Reacciona, hay que sobrevivir. —Me dijo Ryan con una voz seria.
—Lo sé, gracias —le dije, solo ignoro sus ojos fijos en la bestia que estaba entretenida devorando a los demás, bueno, a algunos.
—¿Sabes usar el arco? —me preguntó Ryan.
—Sé algo, ¿por qué?
-Dispárale a la bestia e intenta dejarla ciega.
Me tense ante lo que él dijo; sabía usar el arco, pero sentía la presión: si fallaba, la atraería hacia nosotros.
—Sí, fallas, tengo un plan, así que inténtalo.
Suspiré; debía hacerlo.
Tomé el arco de mi espalda y saqué una de las flechas, tensé y dirigí la flecha hacia uno de los ojos de la bestia; estaba algo lejos, solo esperaba o darle en el ojo o herirlo.
Relajé mi cuerpo, exhalé el aire y miré con determinación el objetivo. Pocos segundos cerré mis ojos y, cuando los abrí, lancé la flecha, la cual voló alto y se estrelló en uno de los ojos de la bestia.
Salí emocionada, lo había logrado; observé cómo este se retorcía un poco de dolor, para luego seguir en su festín.
—Inténtalo otra vez, Cailin. —Escuché la voz de Ryan; yo asentí.
Tomé otra flecha y la coloqué en el arco, direccioné la flecha, me relajé y disparé. La flecha voló y se estrelló en el otro ojo; eran dos de seis, vamos.
Di saltitos emocionada, pero la felicidad no me duró mucho cuando vi que la bestia corría hacia nuestra dirección.
—¡CORRE! — Escuché el grito de Ryan, enganché el arco en mi espalda y corrí lo más veloz que mis piernas pudieran; esta escena me recordaba mucho a mi encuentro y captura con los golins.
Era correr o morir.
Sobrevivir o perecer.
Vivir o ser comida.
Soy Cailin Bronwen y hoy descubrí que soy buena en el arco, solo que tal vez las cosas se complicarían un poco más.