El bosque de la perdición.

~Traición~

Ryan corría lo más rápido posible.

Yo le seguía detrás, a pocos metros; nos perseguía la horrible bestia.

Di un vistazo hacia atrás: las dos flechas en dos de sus ojos, la sangre que se escurría de su boca y el resoplido que daba. Estaba enojado.

—Maldición —dije. Miré hacia el frente; teníamos que encontrar un lugar o moriríamos, ya que correr solo nos cansaría.

Observe rápidamente mi alrededor y pude ver un hueco algo estrecho; estaba en una de las paredes del coliseo. Tenía que pensar algo rápido; esa podría ser la ruta de escape para poder escapar por un momento de la bestia.

—Ryan, ahora que démosle la vuelta, verá un hueco algo estrecho en una de las paredes del coliseo; es nuestra ruta para escapar. — grité, esperando que Ryan haya escuchado.

Unos minutos más de correr.

Por fin, nos acercábamos a aquel hueco; era la única salida por el momento.

Me acerqué con todas mis fuerzas hacia Ryan; este colocó uno de sus brazos en mi cintura. Faltaba poco.

Ryan con todas sus fuerzas me sostuvo y corrimos juntos en dirección hacia aquel hueco; la bestia ya estaba en nuestros talones. Con el impulso de él, pude deslizarme y entrar a aquel hueco. Después Ryan también se deslizó, al tiempo justo, ya que esa cosa casi le propina una gran mordida.

Los dos suspiramos a salvo; el peligro había cesado por el momento. Miré a mi alrededor; por fuera, aquel hueco se veía algo estrecho, pero por dentro era grande y espacioso, aunque estaba muy oscuro.

—¿Estás bien? — pregunté a Ryan.

—Sí —fue lo único que él respondió. Suspiré; era algo frustrante su comportamiento.

Minutos pasaron en un largo silencio, algo incómodo, hasta que él rompió el silencio.

—¿De dónde aprendiste a usar el arco?

Toqué el arco que estaba en mi espalda; me traía algunos recuerdos de mi niñez.

—Mi papá me enseñó. Cuando era niña, solíamos visitar a mis abuelos; ellos viven cerca de un gran bosque a las afueras de California. Mi papá salía a cazar y decidió enseñarme a usar el arco por si un día me encontraba en peligro en el bosque cerca de la casa de los abuelos. Aprendí a usarlo y creo que fue de gran ayuda aprender.

Él solo asintió.

—¿Tú qué arma escogiste? — pregunté.

-No escogí un arma.

Eso me sorprendió.

—¿Por qué?

—No lo vi necesario —solo respondió eso.

No entendía sus razones, o sea, estábamos en un coliseo con una bestia horrorosa que, en menos de un segundo, nos traga por completo y él no vio necesario tomar un arma, y la estúpida soy yo, qué irónico.

—Tenemos que salir y acabar con esa cosa —dijo. Eso sonaba muy estúpido; salir significaba morir.

—Es muy estúpido salir, moriremos —repliqué.

¿Acaso te piensas quedar aquí? Tenemos dos opciones: salir y acabar con esa cosa o morir aquí de hambre y fatiga. —¿Tú decides? termino por decir; las dos razones nos llevaban a una muerte segura, solo que la segunda era más lenta y dolorosa.

—Tú ganas, solo que necesitamos un plan; no voy a salir y morir de manera estúpida.

—Hay que dejar ciega a la bestia, así será más fácil acabar con ella —propuso—Si es un plan razonable, el problema es que si fallamos, volvemos a atraerla y podemos morir.

—Suena bien, esperemos matarla.

Ryan soltó un sonido de afirmación.

—Iré a ver dónde se encuentra

Dijo él, y se asomó a la abertura del hueco.

Mientras que yo estaba replanteando si era buena idea o era una suicida idea; total, íbamos a morir.

Unos segundos y Ryan habló.

—Está del otro lado, es seguro salir. - Dijo, yo tenía una duda: ¿todavía quedarán sobrevivientes? Espero que sí.

—-EsEs hora —Sí lo sabía, Ryan, deja de presionarme.

Volvíamos al rodeo; espero que todo salga bien.

Salimos silenciosamente del agujero, caminamos dando pasos silenciosos; la multitud gritaba emocionada, aquella bestia había encontrado nuevo alimento, asqueroso.

Nos detuvimos y entendí la mirada de Ryan.

Era el momento.

Tomé el arco que colgaba en mi espalda, saqué una flecha, tensé y direccioné. Esperaba acertar, tomé un suspiro y me relajé, y lancé.

Clash se estrelló en otro ojo de aquella bestia, la cual soltó un alarido de dolor, pero siguió en su momento de saciar hambre.

Mejor, aun cuando no me gustaba la idea de saber que estaba comiendo a personas.

Tomé otra flecha tensa y la lancé; este impacto fue en otro de sus ojos. Solo le quedaban dos y a mí me quedaban pocas flechas; tenía que aprovechar su distracción.

Tense otra flecha y lancé; este impacto en su penúltimo ojo, solo quedaba uno, pero no contamos con la misma suerte. Esta vez, se enojó aún más y volteó su rostro en dirección hacia nosotros; era hora de correr.

—Vamos, Ryan, corre.

Los dos volvimos a escapar de la bestia; esta se notaba aún más enojada y furiosa, aunque estaba un poco aliviada la ventaja la teníamos, ya que solo le quedaba un ojo.

Pude ver un grupo de personas que todavía quedaban vivas; en ese grupo estaba Julie. Corrí rápidamente a ayudarla y a correr juntos; los demás también empezaron a correr.

Era ahora o nunca correr por nuestras vidas.

—Julie, ¿te encuentras bien?

Le pregunté, ya que la notaba algo asustada.

Ella me dedicó una gran sonrisa.

—¡Sí!, estoy bien —respondió ella. Yo solo asentí y seguimos corriendo.

Varios segundos pasaron; seguíamos corriendo, sabíamos que un movimiento en falso era una muerte asegurada.

Ryan iba como líder, luego le seguían cinco chicos, una chica de cabello rosa, otros dos chicos más atrás y, por último, Julie y yo.

Éramos los últimos sobrevivientes de aquel grupo de casi 100 personas.

De pronto vimos como la bestia hizo movimientos algo bruscos y de ella empezó a salir un aura rojiza con verde y comenzó a correr más rápido.

Se veía espantosa con esa aura y esas flechas en sus ojos no ayudaban a darle una buena imagen.



#1151 en Fantasía
#507 en Thriller
#241 en Misterio

En el texto hay: romance, aventura accion, enemiestolovers

Editado: 30.12.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.