El bosque de la perdición.

~El caos~

Sus palabras crearon una tormenta en mi mente, un caos inevitable; dudas llegaban, preguntas sin respuestas venían.

Necesitaba ser fuerte para lo que vendría; malo o peor, quería salir de allí, seguir con mi vida y olvidar todo con respecto a esta nueva realidad.

Tan sumergida estaba en mis pensamientos, que cuando caí en cuenta ya habíamos llegado a nuestro destino, una puerta grande con algunas ramas entre ella; no la reconocí, así que este sería un nuevo lugar.

Oriel, el espectro, abría la puerta y me indicó entrar. Empecé a caminar y cuando estaba en el umbral de la puerta, un susurro llegó a mi oído.

"Sobrevive Darcelle".

Volteé para ver quién me susurraba y la puerta ya se había cerrado, además de que era una voz diferente; no la reconocí.

Muchas más preguntas y dudas atormentaron mi mente: ¿acaso habría alguien que las resolviera? Lo dudaba mucho; en este mundo había más preguntas que respuestas.

El lugar en el que estaba era grande, como un jardín grande y con muchos árboles. El pasto que se supone es verde, en este lugar era como café; las nubes de color negro y el cielo de un rojo carmesí; la luna, mitad de negro y rojo, se escondía en el horizonte. Parecía que iba a ser de noche.

Era extraño; hace poco había llegado al lugar, pero ninguna de las personas que estaban vivas, ni Ryan, estaban allí; era como si estuviera yo sola en aquel lugar.

La luna estaba a punto de esconderse; le faltaba poco. Noté cómo el lugar se volvía aún más oscuro y tenebroso de lo que ya era. A lo lejos escuché llantos; creo que eran mi imaginación.

Caminé un poco por aquel lugar, toqué un árbol; se sentía rasposo y extraño al tacto.

Todo se sumió en oscuridad; aquellos llantos se escuchaban aún más. Sentí un escalofrío; los nervios querían invadirme. Intenté relajarme y respirar; estaría bien.

A lo lejos, una figura alta se asomaba; intenté visualizarla y observé. Por dentro sentí un déjà vu; esas criaturas eran los horribles cuerpos flacuchos y altos, que sus costillas quedaban a la vista de lo flacos que eran, sus ojos chiquitos y de color negro, una boca grande con un rostro que mostraba tristeza, llantos. Ellos lloraban; sus lágrimas ocupaban la vista casi total de sus ojos.

Un ruido se escuchó del otro lado, un poco lejos de donde me encontraba; parecía un animal corriendo. Una de esas cosas giró terriblemente y salió corriendo de manera veloz en dirección al animal. En pocos segundos atrapó al animal; sus lágrimas caían sobre él y lo derretían, para solo quedar sus huesos y el monstruo tragárselos.

Sentí mucho miedo; eran muchos de ellos, sería difícil salir con vida de aquí.

Mi cabeza hizo clic.

Por eso el lugar estaba solitario; tal vez los demás no lo lograron y murieron de una manera inhumana.

A mi mente llegó la imagen de Ryan; no lo creía, él no podía estar muerto, mi amigo.

Me escondí en aquel árbol, esperando que fuera de día, salir de allí con vida, poder vengarme, ver a mi familia y a Kony.

Sin querer pisé una rama; esta crujió e hizo un sonido llamativo. Una de esas cosas giró en mi dirección, se acercaba, podía sentirlo, era mi fin.

Quise cerrar los ojos, pero una cuerda cayó del árbol, no sé de dónde venía o qué, pero la tomé y empecé a subir el árbol, qué bueno, porque esa cosa ya estaba ahí.

Subí a lo alto y una mano se extendió; miré de quién era y grande fue mi sorpresa al ver a Ryan, que la extendía y con la otra me hacía una seña de silencio.

Yo asentí, me senté en una de las ramas con sumo cuidado y lo miré; él también me miró.

Nos miramos tratando de decir por todo lo que habíamos pasado; una tranquilidad me invadió, sentía que Ryan era mi lugar seguro en esta realidad.

Me ponía contenta saber que estaba vivo.

Aunque si él estaba vivo, eso significaba que los demás también.

Le hice seña, tratando de explicar que si los demás estaban vivos.

Él pareció entender y asintió.

Eso me alegró, hasta que a mi mente pasó Julie; esa traidora estaba viva, aunque no por mucho de eso me encargaría: hacerla pagar y sufrir.

Decidí relajarme en el árbol; sería una noche extremadamente larga y tendría que estar atenta por lo mínimo.

Horas y horas pasaron.

Parecía eterno.

Estaba empezando a bostezar; el sueño quería ganarme, pero no lo dejaría, tenía que estar en guardia.

Mis ojos pesaban y estaban a poco de cerrarse, cuando un grito desgarrado me hizo saltar un poco en mi lugar.

Observé a mi alrededor de donde provenía y pude ver que las criaturas flacuchas se reunían todas en un punto; eran demasiadas y, como la luna comenzaba a salir, podían verse un poco mejor; eran horrendas.

Todas caminaban en una misma dirección hacia el lago; suponía que era un lago, aunque muy diferente al común; en vez de azul, era color gris. Todas comenzaban a sumergirse.

Parecían esconderse.

La luna ya estaba completamente en el cielo y había más luz; una de esas cosas no logró entrar al lago, su cuerpo empezó a retorcerse por la luz de la luna, lloraba desgarradoramente, hasta que de pronto explotó.

Así que cuando la luna está, no puede salir y cuando esta se esconde, salen a cazar.

Qué aterrador.

Ryan me hizo una señal de bajar del árbol.

Yo asentí y acaté su orden.

Al momento que pisé tierra firme, corrí a abrazarlo, en serio que me alegraba que estuviera vivo.

Él correspondió al abrazo.

Lo abrazaba fuertemente; un nuevo susurro pude escuchar.

"Prepárate"

Me separé del abrazo y comencé a mirar a todos lados; no había alguien y Ryan no había sido.

Sea lo que fuera, sabía que esto se pondría peor.

Luchar por vivir sería la salida.

Lo que vendría sería la gota que rebosaría el vaso.

¿Perdería mi cordura?



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En el texto hay: romance, aventura accion, enemiestolovers

Editado: 30.12.2025

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