Voces.
Se escuchaban voces.
A lo lejos, las voces.
Una tras otra.
Seguidas tras seguidas.
Un mismo nombre.
Uno solo.
"Cailin"
"Cailin"
"Cailin"
No entendía.
No comprendía.
A la tal Cailin no la conocía.
La duda me abrazo.
Las preguntas a flote florecieron.
¿Quién es ella?
¿Por qué escucho su nombre?
¿Qué tiene que ver conmigo?
¿Dónde está?
Muchas preguntas y ninguna respuesta.
Las voces seguían.
Como si fueran un coro, cantaban.
"Cailin
"Cailin
"Cailin
De pronto todo fue silencio.
Y una sola voz se escuchó.
Él decía.
"Darcelle despierta"
Otra pregunta surgió.
¿Quién era Darcelle?
Las voces a coro se volvieron a escuchar.
Todas decían al unisono.
"Despierta"
"Despierta"
"Despierta"
"Despierta"
"DeSpIeRtA"
"DESPIERTA"
Y un grito al final resonó.
Uno tras otro, tras otro y tras otro.
Todos gritaban lo mismo.
Mi cabeza dolía.
Quería silencio.
A ninguna de las dos conocía.
Las voces seguían más fuertes, más fuertes y aun más fuertes.
El dolor no lo soportaba.
Cállense
Cállense
Seguían.
Cállense
Cállense
—YA CALLENSE.
Y desperté.
Estaba en aquel lugar la viscosidad que había sentido antes no estaba.
Me encontraba en una celda.
Solo había una lámpara chiquita que iluminaba el lugar.
Observe a mi alrededor no había nadie.
Estaba sola.
Aunque pensé que había muerto.
Tal vez esto solo era un sueño y me estaba muriendo.
Note que la puerta de la celda estaba abierta y salí del lugar.
Afuera había más celdas.
Pero no veía a otras personas.
Caminé por varios minutos tratando de encontrar algo y nada.
Escuché algo.
Eran sollozos.
Se escuchaban a lo lejos.
Caminé casi corriendo hacia el lugar donde se escuchaban.
Había una celda, parecía la última del lugar, era grande y estaba oscura.
Los sollozos provenían de ese lugar.
La puerta estaba abierta y entré.
Estaba oscuro y no se veía nada.
Los sollozos seguían y seguían.
El lugar era grande y yo solo seguía caminando.
Una pequeña luz se encendió al final.
Allí estaba la persona que sollozaba.
Me acerqué lentamente hacia ella.
Y cuando estuve a punto de tocarla.
La luz se apagó y quedé a oscuras, aunque ya los sollozos no se escuchaban.
Pero, sí una voz.