El bosque de la perdición.

~Silencio~

~CAILIN~

Silencio y soledad.

Estaba recuperando la consciencia; no sé qué había pasado conmigo después de caer en la boca de aquel monstruo panzón. Mi cuerpo no pesaba y se sentía ligero como una pluma.

Abrí los ojos; el lugar estaba algo oscuro, aunque unos pequeños rayos de luz iluminaban un poco el lugar. Observé detenidamente lo poco que se podía ver y se me hizo reconocido el lugar.

Creo que esta era la habitación en la que había despertado la vez que luché con aquel monstruo en el gran estadio.

Quise sentarme en la cama, pero sentí un peso a mi lado.

¿Acaso alguien me había cuidado?

No lo creía posible; este lugar era todo menos amable y considerado.

De todas maneras, fijé mi vista en aquel peso; se encontraba una persona dormida, no podía ver quién era, tal vez si lo tocaba podría descubrir quién era.

Un pensamiento cruzó mi mente; a lo mejor era Ryan, es el único que se preocuparía por mí.

Cautelosamente me fui acercando al rostro de aquella persona; la yema de mis dedos sintió algo suave, parecía ser su cabello. Lo seguí tocando un poco más; era como tocar un peluche super suavecito. ¿Quién diría que Ryan tendría tan suave su cabello? Me gustaba mucho.

Seguí en mi búsqueda de reconocimiento por medio del tacto, pasé a algo suave; era su piel, eso creía. Toqué algo más; era esponjoso, no sabía qué era, pero duró poco mi descubrimiento.

Aquella persona tomó mi mano; había despertado. Un susto me sacó de mis casillas, cerré fuertemente mis ojos, fingiría estar dormida.

—Así que luego de tocar mi rostro mientras dormía, finges estar dormida. —Se escuchó su risa.

—Vaya, qué chica tan atrevida eres, ojitos verdes.

Esa voz, esa maldita voz, era él; rayos, ahora sí que estaba en un gran problema.

Seguiría con mi plan de fingir estar dormida; no quería tener que enfrentarlo cara a cara, sería un verdadero dolor de cabeza.

—Bueno, ya que Ojitos Verdes se encuentra dormida, creo que lo más justo sería que yo también tocara su rostro; me parece lo más justo. —Dijo él y podría apostar que tenía esa maldita sonrisa de satisfacción en su rostro.

Tranquila, solo tengo que aguantar su toque.

No es tan malo.

No es tan malo, me atreví a decir.

El muy estúpido lleva más de cinco minutos tocando mi rostro; esto es el verdadero infierno.

Cada que toca mi rostro dice algo como: "Qué lindas pestañas", "Me gustan mucho tus pecas", "Tu piel es muy bonita".

Estoy verdaderamente harta; ya, por favor, sáquenme de aquí.

—Sabes, tienes 28 pecas en todo tu rostro; es tan lindo.

¡HASTA ME HABÍA CONTADO LAS PECAS!

Estoy acabada, es un lunático.

Debo despertar o sabrá más cosas de mi rostro de lo que yo podría saber.

Abrí lentamente mis ojos y lo primero que veo es su rostro muy cerca del mío, esa sonrisa dibujada de oreja a oreja, qué escalofriante.

—Así que por fin la bella durmiente decide despertar; pensé que tendría que darte un beso para que abrieras los ojos. —Dijo él.

La sola idea de que me hubiera besado me daba unas fuertes ganas de vomitar, tan raro, ya que en mi estómago no había ni pizca de alimento; a estas alturas no sé ni cómo sigo viva.

—¿Por qué está aquí? —Fue lo primero que se me ocurrió decirle.

—Eres una prisionera de mi reino, no es nada extraño que esté aquí, además que estabas gravemente herida y decidí ayudarte. Él respondió.

—¿Por qué?

Qué extraño que un rey tan malvado como él se preocupe por una prisionera como yo; eso no es nada común. De todas maneras, este lugar era de todo menos común.

—Muchas preguntas, pocas respuestas; ten en mente que todas las preguntas que te hagas tal vez jamás tengan respuesta. —Respondió él y de nuevo esa terrible sonrisa.

Qué confuso es él.

—¿Puedo tomar una ducha? —le pregunté.

Él asintió.

Me puse de pie y caminé hacia el baño, siendo seguida por su mirada.

Antes de llegar al baño, me di la vuelta; quería preguntarle algo antes de entrar.

Al darme la media vuelta, él se encontraba frente a mí.

¿En qué momento ni siquiera había escuchado sus pasos?

Retrocedí un poco; no me gustaba la cercanía que estaba teniendo conmigo. Él pareció notarlo y se acercó de nuevo.

Seguía retrocediendo y él seguía acercándose a mí, hasta que mi espalda choca contra la pared y me había acorralado, pero yo sería más inteligente.

Me dispuse a salir por el lado derecho, pero una de sus manos bloqueó mi camino; rápidamente fui por el lado izquierdo y su otra mano me bloqueó la salida.

Y ni para intentarlo por abajo, no moriría de vergüenza.

Su rostro empezó a acercarse peligrosamente hacia el mío; cerré mis ojos, odiaba sentirme tan débil e indefensa.

Sentí un suspiro en mi oído y de pronto.

—Has quedado atrapada, ojitos verdes. —Él susurró con una voz ronca en mi oído; sentí cómo los bellos de mi piel se erizaban.

Tenía que ingeniármelas; saldría sí o sí de allí.

Abrí mis ojos y lo enfrenté.

—¿Por qué usted, honorable rey, parece interesado en una simple prisionera como yo? —Era una pregunta arriesgada, pero más arriesgada era esta situación; nuestros ojos se conectaron entre sí y sentí como un recuerdo y una voz resonaron en mi mente.

"Darcelle, no me olvides".

En el recuerdo estaba un chico algo golpeado; su rostro se veía borroso y esas palabras sonaban como una despedida.

Reaccioné y observé al rey; él también parecía consternado por algo. Aproveché ese momento y salí de su agarre, corriendo rápidamente y encerrándome en el baño.

Con el corazón algo agitado y la mente ocupada.

Un destino, tres personas, dos corazones, muchos caminos y un solo final.



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En el texto hay: romance, aventura accion, enemiestolovers

Editado: 30.12.2025

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